Un lugar en el cine
Sinopsis de la película
Un cineasta griego, Theo Angelopoulos, emprende un viaje desde Atenas hasta Ostia, la playa romana donde Pier Paolo Pasolini fue asesinado. Lejos de allí, en una estación de tren en España, el cineasta español Víctor Erice se acerca en la distancia a través de una entrevista, aquella que tiene como epicentro discursivo la resistencia cinematográfica. Ya en Italia nos aproximamos a Tonino Guerra, Ninetto Davoli y Nico Naldini. Ellos cerrarán, a modo de voz desaparecida de Pasolini, el triángulo histórico y cinematográfico que componen estos tres cineastas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Un lugar en el cine
- Año: 2007
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
6.2
53 valoraciones en total
No comprendo como no puede haber aprendido nada el director de esta cinta despues de estar en contacto / entrevistar a personalidades del cine como Erice, Angelopoulos o el guionista Tonino Guerra… No tiene emoción….
Creo realmente que no esta bien planteada. Que tiene que ver el citado Erice con Ninetto Davoli?…NADA.
La propuesta estética de Passolini nada tiene que ver con la de Angelopoulos o Erice.
Parece que el documental esta planteado en plan: tengo estas entrevistas…no consigo otras… a montarlas como se pueda
Una verdadera lástima.
Un lugar en el cine se articula como un ensayo-documental sobre el nacimiento del llamado neorealismo cinematográfico de la mano de la película Roma, Città Aperta de Rossellini y de Uccellacci e uccellini de Pier Paolo Pasolini.
Destacan los preciosos paisajes y escenarios en los que se envuelven un conjunto de entrevistas un director español, uno griego y de algunos allegados de Pasolini.
En síntesis, un interesante film para todo aquél estudioso del cine u aficionado dispuesto a aprender un poquito más de esta remarcable etapa del séptimo arte.
Tirando de la inteligencia de cineastas como Angelopoulos o Erice, que demuestran tacto y mucho conocimiento en cada una de sus palabras sobre el medio, la construcción del cine sobre determinados ejes y éste mismo arte como algo cultural, y acompañados por los geniales y curiosísimos testimonios de Tonino Guerra o Ninetto Davoli, que aportan detalles fundamentales y que nos muestran la forma de ver el cine que tenían verdaderos estandartes del neorrealismo como Rossellini o Pier Paolo Pasolini, Alberto Morais presenta un documental que se debate entre la sabiduría que desprenden cada una de sus confesiones y el entendimiento que destilan cada una de sus imágenes, haciéndonos partícipes de una época anterior, donde ese mecanismo de captación de las emociones que sorprende y cautiva cuanto más se explora, se usaba primordialmente para indagar en las sensaciones de un pueblo más preso de su propia alma y su corazón, que de la palabra y la reivindicación, haciendo así que naciera un cine distinto, que buscaba antes un reflejo palpable, vivaz y cruento, que cualquier otra cosa, logrando que aquel reguero de cintas e imágenes poseyesen un discurso potente e intransferible del espíritu de aquella sociedad demolida por las terribles consecuencias de lo que había sufrido.
Introduciendo también singulares secuencias donde esa sociedad sigue estando presente, y recordando con anhelo los momentos que ofrecieron todos aquellos retazos de vidas pasadas, el realizador español da forma a este documento que, ante todo, nos adentra en la mente y los pensamientos de unos cineastas próximos y totalmente entregados con aquello que intentaban transmitir en cada uno de sus films, y con todo lo que impregnaba unos momentos repletos de verdadero cine que, podrían ser más o menos acertados, pero siempre permanecerían imborrables e imperturbables en el recuerdo. Y eso, sin lugar a dudas, es lo que dota al cine de la grandeza que hoy por hoy observamos en él. Gracias a Rossellini, gracias a Pasolini, gracias a todos aquellos que, con su testimonio, lo engrandecieron como pocos han hecho.