Un lugar donde refugiarse
Sinopsis de la película
Katie (Julianne Hough), una bella joven con un oscuro pasado, llega al pequeño pueblo costero de Southport, en Carolina del Norte. Allí conoce al apuesto Alex (Josh Duhamel), un joven viudo de buen corazón, y a una viuda que le enseñará a enfrentarse a las pesadillas que la acechan. Adaptación de una nueva novela de Nicholas Sparks.
Detalles de la película
- Titulo Original: Safe Haven
- Año: 2013
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
5.3
65 valoraciones en total
Partiendo de la base de que el que la vea, ya sabe a lo que se atiene, podemos decir que la película entera es una gran broma absurda. El guión en sí no es malo, tampoco la fotografía ni la banda sonora. Lo que de verdad sorprende de malas maneras es ese flirteo de géneros, esas vueltas de tuerca sin dirección ni sentido alguno. Como estar viendo una película hasta un punto y después ver cómo otra completamente diferente se entrelaza, mejor dicho, intercala con la anterior. A la pareja le falta química, y con mucho dolor a mi pesar por Smulders, he de decir, que su papel no tiene sentido alguno, que se pasea de acá para allá de la pantalla para que Hallström pudiese contar con su nombre en los créditos.
Pero no seamos tan duros, que es una adaptación, no es culpa suya, pobrecito. Aunque me sigo preguntando quién pensó que sería una buena idea llevar este sinsentido a la gran pantalla.
Sin embargo, también tengo que añadir, que el cine estaba lleno (por alguna extraña razón) y que me he reído a carcajadas el resto de la película desde que he descubierto el gran chiste que se refugia en el film. Rectifico, la gran broma que es ésta en sí misma.
[Más veneno y risas en el spoiler ]
Nueva adaptación de Sparks con el siempre encanto característico de sus novelas. Igual de amable que sus otras adaptaciones pero con un toque de suspense, que al cobrar tanto protagonismo en algunas ocasiones, la hace distinta. Dentro de lo previsible que puede parecer cualquier historia de este género, los minutos finales de Un lugar donde refugiarse conmueven gracias a una sorpresa encantadora y a una maravillosa carta que le da un toque final de humanidad y amor perfecto a toda la cinta.
La música de la mano de Deborah Lurie siempre es un acompañante placentero para este tipo de películas.
Un lugar donde refugiarse se resume en cinco palabras: un pastelón de serie B. Una mujer monina que está huyendo por algo malo que parece haber hecho se refugia en un pequeño pueblecito donde conoce a un tío buenorro padre de dos hijos pequeños. Es un papi maravilloso todo delicadeza, y ella también es guai, así que se enamoran perdidamente, pero hay un policía que está obsesionado con encontrarla y fastidiarle el buen rollo. ¿Cómo terminará todo? Guau, menudo suspense. La película transita de tópico en tópico hasta el final. Sinceramente, se me ocurren muchos lugares donde refugiarme antes que en esta película: la teletienda, por ejemplo: el guión está más currado.
Lo reconozco, me gusta el cine romántico. Me encantan las historias de amor, y desamor, aquellas que hablan y reflexionan sobre el sufrimiento y el júbilo que el amor, paradójicamente, nos aporta durante nuestra vida (El gran Gatsby o Anna Karenina, por ejemplo). Pero luego están las películas románticas al estilo de Un lugar donde refugiarse (Safe Haven), donde el amor es visto desde una simpleza apabullante.
La trama nos introduce a una joven que escapa en autobús de un policía que la persigue y acaba en un pueblo alejado de las grandes ciudades donde decide empezar otra vida. Vale, hasta aquí todo parece correcto: se nos presenta una historia con algo intriga que produce un cierto interés (en un principio no sabemos quién es la protagonista ni qué ha hecho). Pero pronto la protagonista conoce a su hombre , ese que siempre había buscado y con el que, por supuesto, tiene sus reservas al principio para que el espectador, a medida que avance la película, vaya deseando que acaben juntos.
Nicholas Sparks (cuya única adaptación filmográfica decente de su producción literaria es, en mi humilde opinión, El diario de Noa) me aburre, y mucho. Sus historias de amor me parecen muy de cuento (en el peor sentido de la palabra) y sus personajes muy simplones a pesar de que intentan pintarlos como complejos y algo extravagantes. A mí no me la cuelas, Sparks.
Su reparto es en ocasiones correcto, en ocasiones pedante. La protagonista es aceptable pero no llega a emocionar ni una sola vez, el antagonista de la historia (no lo revelo quién es ya que es una de las pocas sorpresas de la película) cae en el tópico de malo malísimo muy desaprovechado en mi opinión y el príncipe azul con dos hijos del que se enamora nuestra protagonista me es francamente indiferente por su actuación plana.
Algunos verán en esta película una bonita y diferente historia de amor, donde una joven decide huir de su anterior vida para encontrarse a sí misma en otro lugar en el que conoce el verdadero amor y empieza a ser feliz. Lo que yo veo es una película que intenta gustar a toda costa, que busca la empatía del espectador mostrando el sufrimiento y las dudas de la protagonista y que diferente tiene poco, muy poco. Tanto las situaciones como las reacciones de los personajes son tan de película que es imposible disfrutar y adentrarse en este intento de mundo onírico. Aunque debo reconocer que su dirección está conseguida y que el director cumple con su función correctamente la película no consigue salvarse.
Mención aparte merece su final, un epílogo que busca la lágrima fácil y que, en mi caso, consiguió sacármela, pero de la risa. No podía creer lo que estaba viendo, ni escuchando. El señor Sparks me cansa con sus historias pseudocomplejas sobre el amor donde no hay lugar para la reflexión y que solo sirve para atontar a todo aquel que lo ve. Igual que ocurre con Federico Moccia. Yo me quedo con 500 días juntos. Si te gustan este tipo de historias adelante, esta es tu película. Si no, mejor aléjate de ella.
Podéis leer algunas reflexiones personales sobre el argumento en SPOILER (con spoilers, claro):
Mirad, ni me apetece mirar los nombres de los actores ni del director ni nada. Ésta será una crítica vaga pero, ante todo, honesta.
La prota huye de su pasado frenéticamente al comienzo de la película, la vemos correr por una estación de autobús mientras le persigue la policía. Me siento afortunado: me he equivocado de película y he entrado a ver un intenso thriller hollywoodiense.
Pero no, porque pasada esta persecución la protagonista llega a un pueblacho de mala muerte. Donde un viudo ridículamente guapo lleva una tienda. Tiene dos niños: por supuesto que son monísimos (una niña pequeña encantadora y un niño algo más mayor en una etapa difícil) y por supuesto que uno de ellos acepta los nuevos ligoteos de su viejo y el otro no.
No me adelanto, primero queremos ver a gente bochornosamente guapa ligando como si fueran doceañeros y no depredadores sexuales. La protagonista, que huye de su pasado (cuánto daño ha hecho Kate de Perdidos) debe tomar la dura decisión de si se enamorará perdidamente del único hombre brutalmente atractivo de la aldea que además posee una tienda a su nombre. Él ya ha decidido si se enamorará perdidamente o no. Él es bueno, torpe y bobalicón. Ella va de misteriosa.
Comienza una cadena de sucesos complejos, como que se van a la playa o como cuando cogen las canoas y llueve y ríen desafían al mundo desde su brutal belleza.
Ella, que llega con lo puesto, ha podido meter en su mochila el mayor repertorio de pantalones cortos de la historia del séptimo arte. Me sorprende que no pueda disfrutar ni de unas piernas bonitas ni de nada, una losa de asexualidad pesa sobre toda la película. Recuerdo que no me quieren entretener a mí, un pobre cinéfilo de a pie. Me pregunto qué complicados mecanismos han empleado para que no podamos ni disfrutar de eso. Ella es bonita y luce piernas, pero es lo mismo que sucede con las revistas femeninas: salen chicas guapas, preciosas, pero hay un bloqueo que impide que los varones heterosexuales nos excitemos lo más mínimo, cierta aura de manufacturación, de mujeres recién salidas de la factoría. Es interesante. Sabéis que no soy nada amigo de la nostalgia, pero echo de menos más que nunca a Edwige Fenech, a Florinda Bolkan, a Carroll Baker, a Suzy Kendall, … ¿Qué fue de la sensualidad? Vale, no soy público objetivo.
Como no soy público objetivo, tengo un truco para saber si estas películas os pueden gustar a vosotras. Si me siento empachado y con ganas de no comer dulce en mi vida, si bajo la vista hacia mis zapatillas ante frases profundas sobre el amor que me sonrojan, es que os va a gustar. Buenos días, princesas, no siento nada de eso: la película es inocua, neutra. No despierta ningún sentimiento.
Técnicamente no tiene nada demasiado reprochable y el maligno pasado de la protagonista nos proporciona una actuación decente. Es todo lo bueno que puedo decir.
Llama particularmente la atención que tarden una hora de película en besarse y una hora diez en irse a la cama (como veis, llevaba con precisión el minutaje de la película) en una secuencia nada excitante, en la que el sexo se nos muestra como algo etéreo, bello y manufacturado. Lamento el spoiler. Si eso os ha parecido un spoiler, largo.
Os adelanto que hay final sorpresa y hubo risas contenidas entre los críticos. La mía no, yo me reí directamente y continué con mi vida y me fui a casa y os escribí esto desde la honestidad: no hay nada que ver en esta película.