Un ladrón es siempre un ladrón
Sinopsis de la película
Tres ladrones se disponen a realizar un golpe por encargo: robar un cuadro del maestro Modigliani a las afueras de París. Pero algo sale mal y uno de ellos es dado por muerto. Al pasar un tiempo éste retorna y ayuda a sus compañeros a cumplir otro trabajo con el único fin de vengarse del culpable de la trampa tendida con anterioridad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Zong heng si hai (Once a Thief) aka
- Año: 1991
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
Película
5.7
89 valoraciones en total
Situada entre dos obras mayores como fueron Una Bala en la Cabeza y Hard Boiled , que se cuentan entre los inmortales logros de John Woo, esta película que nos ocupa como que queda un poco en tierra de nadie, pero no así también ha sido interesante descubrirla, como pasa con los llamados a ser clásicos de la filmografía del chino (es decir, los trabajos que hizo antes de partir a tierras yanquis).
Rindiendo tributo a los films de atracadores, Woo nos trae Once a Thief , cinta de acción frenética, donde vuelve a demostrar lo bien que se le da manejar el género, combinándolo todo con una comedia bastante idiota y absurda, pero a veces exagerándolo demasiado, contando otra vez (¡cómo no!) con su actor fetiche Chow Yun-Fat, aparte de unos correctos Leslie Cheung, Cherie Chung y sus otros habituales Kenneth Tsang y Paul Chu.
Yun-Fat, también como siempre, deja claro que él es el jodido rey de la función, que es un fiestas el tío, que no para un momento. Y aunque se haga un tanto insoportable en ciertas ocasiones siempre es agradable verle interpretar estos personajes paseando no sólo su característica chulería sino igualmente su tonto sentido del humor, en este caso por una historia que simplemente nos habla de dos hermanos la mar de unidos, Joe y Jim, que se dedican a robar cuadros en París, y con gran habilidad además, acompañados de la dulce Cheri, una amiga de la infancia. Pero uno de esos robos la cosa se complica y Joe decide preparar un plan de venganza muy cuidadoso…
Una premisa simple para una película simple.
Durante la hora y cuarenta, aproximadamente, que dura su metraje, es cierto que el film se hace entretenido, disfrutable, siempre sorprendiendo con sus escenas de acción tan bestias, tan llenas de balas y movimientos de cámara tan atractivos, y es que Woo tiene arte para eso, ¿por qué no admitirlo? Es el único cineasta que consigue hacer elegante un tiroteo. En eso Once a Thief no falla, como peli de acción es muy buena, lo que pasa es que en otros puntos no está a la altura, la verdad. Como es habitual en todas estas películas de origen hongkonés, salen a la luz temas como la amistad inquebrantable, la traición, la dignidad, el honor, etc., pero esta vez estos toques dramáticos no están tratados con la seriedad que requiere, no resultan convincentes en ciertas partes, que acaban rellenadas con esa ilógica y humor que le gustan al director…precisamente por eso la película acaba haciéndose tan irregular.
Que lo es, desde luego, pero uno se lo pasa muy bien con el trío de protagonistas y el despliegue de medios tan brutal que se marca Woo. Aunque una cosa hay que decir…si ya de por sí se notaba cierta ida de olla en la trama, en el último cuarto de hora se le va la puñetera cabeza y monta un espectáculo cuasisurrealista entre balas, descargas eléctricas, explosivos, cartas que cortan, kung fu y llamaradas, que nos viene a decir que él va a hacer lo que le salga de los mismísimos cojones y que, además, le encanta sobremanera.
Escenas a destacar: la persecución por la ciudad (homenaje que el director hace a French Connection ) antes de que el coche de se estampe con la barca, el robo nocturno que perpetran los dos hermanos, estando ya Joe en la silla de ruedas, del cuadro del padre, y el momento en el que Yun-Fat se levanta de la silla y empieza a hacer piruetas dando patadas a lo Bruce Lee. Eso…eso es impagable.
El propio John Woo haría un remake para la televisión a mediados de los 90 (que yo me pregunto…¿pá qué?), pero sin la frescura ni la chispa de la original, por supuesto.
Rodada durante la etapa de mayor esplendor John Woo, periodo hongkonés que va de A better tomorrow hasta Hard Boiled, y considerada una obra menor dentro de dicho periodo, Un ladrón es siempre un ladrón es una comedia de acción que resume los vicios y las virtudes del quehacer cinematográfico del famoso director chino. La acción, atractivamente visual y muy violenta, se combina chirriantemente con formas melodramáticas de exagerada impostura. De nuevo Chow Yun Fat consta como protagonista, y temas como la traición, la amistad y la lealtad hacen acto de presencia. Una vez más, Woo se revela como un magnífico realizador de escenas de acción, pero también como un limitado narrador dramático. A pesar de ello, la película compensa estas limitaciones con su fresco y sutil sentido de humor y con unas bien resueltas escenas de tiroteos y hurtos de orfebrería fina.
Ejemplo perfecto que nos demuestra la calidad de John Woo, rey de la acción que no se conforma con solo eso, sinó que es capaz de crear las escenas más delicadas con sabor a plomo.
Aquí combina la comedia y la acción aprovechándose del talento de un inspirado Chow Yun-Fat y de un portentoso Leslie Cheung sus habituales actores.
Buena película lejos quizá de su obra maestra Hard Boiled, pero nos deja una muestra del mejor cine Woo.