Un castillo en Italia
Sinopsis de la película
Ésta es la historia de la decadencia y desintegración de una gran familia de la burguesía industrial italiana. Es la familia de Louise. Pero, cuando ella conoce a Nathan, sus sueños de felicidad resurgen.
Detalles de la película
- Titulo Original: Un château en Italie
- Año: 2013
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
5.2
28 valoraciones en total
Louise (Valeria Bruni Tedeschi) es una actriz retirada de cuarenta y pico, perteneciente a una adinerada familia de la alta burguesía industrial italiana que vive en París. Sin embargo, por ciertos movimientos poco claros de sus fondos, deben encarar qué hacer con el castello familiar (un gran caserón) que poseen en el norte de Italia y los tesoros que encierra. El grupo familiar se completa con su madre (Marisa Bruni Tedeschi, madre de la actriz en la vida real), su hermano Ludovic (Filippo Timi), aquejado por una enfermedad y la novia de éste. Casi al mismo tiempo, Louise encara una relación con Nathan, un actor más joven (Louise Garrel, su ex en la vida real).
Lo autobiográfico (ya sea en la ficción o en el documental) siempre plantea un difícil equilibrio entre lo testimonial y lo narcisista. ¿En qué medida la historia de una persona resulta relevante para su lector/espectador y no sólo para esa persona y eventualmente su círculo íntimo? ¿Cómo se logra tomar distancia de la historia personal para realizar una ficcionalización convincente?
Este es uno de los problemas de esta película, con muchos elementos autobiográficos de la propia protagonista y también directora (esta es la tercera película de VBT dirigida por ella): no logra del todo generar el interés del espectador, a pesar de los innegables elementos novelescos que contiene.
Los apuntes de clase están presentes (ella y su hermano son en definitiva dos malcriados que no asumen su responsabilidad sobre el patrimonio familiar y sus eventuales dificultades, hay alguna que otra lograda escena donde se manifiestan las diferencias de clase) y sobrevuela una cierta oposición entre lo italiano y lo francés, en la conducta de los personajes según donde se encuentren, en qué idioma hablen y en el estilo de la película.
Pero el problema principal para engancharse con la protagonista y su historia reside en los cambios de registro y de temas: de un comienzo con ecos viscontianos, se pasa a la comedia (italiana o francesa, según el caso), a la comedia o el drama románticos, pasando por las inquietudes religiosas, la enfermedad, la crisis de la mediana edad… Pero todo aparece suelto, demasiado episódico, ya que los componentes diversos de la película se debilitan mutuamente en lugar de complementarse.
Los momentos más logrados, en cambio, tienen que ver con las perturbadoras apariciones de un ex amigo de la familia.
Un castillo en Italia, entonces, no carece de otros momentos rescatables pero no logra consolidarse como un todo coherente y lo suficientemente interesante.
Se puede argüir que efectivamente la vida misma es una mezcla de comedia, drama y tragedia. Pero en este caso, la combinación no resulta del todo convincente. Toda una ironía tratándose de una película autobiográfica,
Apunte al margen: siempre me llama la atención la soltura con la que varios actores europeos manejan con soltura varios idiomas.
En el camarote de los hermanos Marx hay más lógica y menos caos que en esta surrealista película, alegato exclusivo para sí misma, de una niña rica venida a menos que intenta hacerse un hueco en la vida real.
Crecer, dejar de lado las tonterías estúpidas, las caricaturas bobaliconas y afrontar la situación, reeducar ese menosprecio altivo y superior de quien está por encima por su posición económica y ha caído en picado cual ave dolorosamente herida en su orgullo por acercarse en demasía a un rey sol que le derritió las alas -la eterna y castigada soberbia de Ícaro-, encontrar un acomodo, esa deseada nueva posición en la que poder respirar, descansar y evitar el tráfico intenso y aturdido de una autopista colapsada por el ruido y el desorden.
Todo ello contado desde una comicidad, desde una burla quijotesca que no funcionan ni amenizan el relato pues sólo sientes el mareo y la confusión de un Charlot poco intenso nada divertido que te cansa y hastía, el desfile poco alegre y muy cargante de un payaso afligido con banda sonora incorporada que ya no tiene circo donde exhibir sus maltrechos y pésimos malabarismos.
Estrambótica presentación del paso del tiempo y de sus efectos nocivos, la esquiva fugacidad de un anhelo perdido ya no hallado, amargo recuerdo de un pasado fantasma reconvertido en agónico presente imposible de obviar e insoportable de llevar, triste superficialidad desmadrada, la maduración forzosa de una familia francesa arquetipo de una época, posición social cuyos restos de su educación y vida costumbrista son de marcado anclaje y difícil superación.
La directora, protagonista Valeria Bruni Tedeschi ha evitado el camino del dramatismo y la pena y ha optado, para narrar su historia, por una gracia ocurrente que no es graciosa, por una diversión escénica que no divierte, por un formato de comedia tan elitista como el propio personaje que no provoca los efectos deseados ni las reacciones deseadas.
No encuentro la ironía inteligente, la broma sarcástica, la sabia lectura sensible e intimista, únicamente hallo un atormentado, desesperado, perturbado andar sin rumbo ni destino conocido que te transmite sensaciones vacías e inertes, inapetencia emotiva y soledad por no entender ni captar a esta damisela en apuros en un castillo que se cae a trozos, derrumbe de una vida estética ya, por nunca jamás, conocida o saboreada.
Oscar a la desconexión, desapego y falta de empatía para una noche de cine fallida y decepcionante por un resultado tan desconcertante y nulo.
¡Me encanta que los planes salgan bien!
http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
La película se centra en Louise Rossi Levi (Valeria Bruni Tedeschi), una mujer que ronda los cuarenta años miembro de una familia de la burguesía en crisis, la trama gira entorno a la venta de un castillo de su familia en Italia, a una relación amorosa con un joven actor y su deseo de quedar embarazada.
Un château en Italie transcurre con poco de interesante en su propuesta, nunca se decide si ser un drama familiar o personal, o un film de romance o una desaforada comedia, con varios gags que funcionan y la hacen divertida pero que en ningún momento se compenetra todo con la trama que se intenta desarrollar.
Digo intenta porque de verdad el guion nunca se logra conjugar sólidamente, realizado por Noémi Lvovsky, Agnès de Sacy y la propia directora parece que cada una desea contar algo de forma independiente a la otra, aturde.
Si algo le podemos rescatar al film es el trabajo del elenco, muy bien Valeria como de costumbre, su madre Marisa Borini y Filippo Timi. Además en términos técnicos es una obra bien realizada y la dirección es efectiva. Una historia muy personal de la directora muy mal retratada.