Un asesino inocente
Sinopsis de la película
Creyendo con firmeza en su inocencia, un defensor público toma el caso de un hombre que ha estado en la clandestinidad durante 12 años, hasta su reciente captura. Pero cuando intenta hablar con los principales testigos del crimen, uno por uno comienzan a desaparecer.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hunt the Man Down aka
- Año: 1950
- Duración: 69
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Opinión de la crítica
Película
5.7
67 valoraciones en total
La sinopsis de la película no se ajusta exactamente a lo que ocurre en el desarrollo de la misma. Si algo me llamó la atención fue pensar que los testigos fueran a desaparecer como si los fueran matando, pero lo cierto es que simplemente los testigos no son muy útiles para la defensa. De esta forma, la película y la historia es bastante más sencilla de lo que parece, ofreciendo la clásica trama de investigación de los hechos ocurridos y de la resolución del caso en un juicio de esos que se resuelven en el último momento.
No es una película grande, pero no decepciona y mantiene el interés suscitado inicialmente.
Hunt the Man Down es una película misteriosa. No sale en el Halliwell, como si no existiera. No consta en el mítico El cine negro americano, de François Guérif, obra clave para entender el noir del siglo XX. Noël Simsolo pasa de largo en su El cine negro. Y sin embargo, es una obra apreciable. Dirige, imprevistamente, George Archainbaud, hombre para todo, especializado en westerns de escasa duración e ínfima calidad. Emparedada entre dos de esas producciones de relleno, todo lleva a pensar que fue un encargo de última hora al fallar quien iba a encargarse de la realización. Pero es una teoría mía, nada más. Un asesino inocente, título español para su estreno en DVD, es breve, concisa y no demasiado negra, pese al inmaculado B&N del gran Nicholas Musuraca. Es más un whodunnit que un noir. Un abogado de oficio ha de encontrar a una serie de testigos de un juicio llevado a cabo siete años atrás, todo con el fin de demostrar la inocencia de su cliente, a quien todas las pruebas circunstanciales ponen al borde de la silla eléctrica. Protagoniza el apuesto Gig Young, cuyo final no pudo ser más trágico: alcohólico irredento, asesinó a tiros a su quinta esposa (llevaban 22 días casados), para luego suicidarse. Maneja el papel con sobriedad y sentido del humor, rodeado de secundarios impecables y señoras tan atractivas como Mary Anderson y Carla Balenda. El guión acelera en el tercio final para no superar los 70 minutos, lo cual deja algunos cabos sueltos de menor importancia. Es buena la escena de la persecución en coche, cuando dos mafiosos liquidan a uno de los testigos, y restallantes los diálogos. Se trata de la típica serie B bien realizada y planificada, ideal para programas dobles. No sé dónde estaba escondida, pero vale la pena asomarse a ella sin prejuicios.
Concisa, sencilla y algo atractiva muestra de cine negro de serie B americana en su vertiente de pura investigación y de drama judicial.
Con un director muy desconocido y unos actores poco renombrados, la intriga, a priori, es muy interesante, y podría haber dado pie a una película trascendente.
El problema es la parquedad de su metraje –67m– que hace que la trama se sustente en un guion lleno de elipsis (voluntarias o no) o en un montaje del que se han suprimido bastante material para ajustarlo a la mencionada duración del film. Cualquiera de las dos posibilidades (o de las dos simultáneamente) convierten el argumento en una secesión de secuencias cargadas de confusión, mal hilvanadas y con un ritmo en exceso plano.
Los personajes, como era de esperar, se nos manifiestan sin desarrollo psicológico y de enorme simpleza en sus conductas. Y todo –trama, desarrollo narrativo y acción cinematográfica– se nos expone, desde el mismo comienzo, absolutamente predecible.
Queda la impronta de la estética del thriller clásico americano y la sensación de que con un realizador quizás más creativo, con unos personajes (los actores de la cinta cumplen su papel) mejor definidos y, especialmente, con una producción más cuidada e idónea, la obra hubiese cumplido su misión con toda dignidad y hubiera llegado a buen puerto.
Con todo, un ligero interés no le falta.