Tusk
Sinopsis de la película
¡No quiero morir en Canadá!, suplica Wallace Bryton, un popular podcaster al que una serie de circunstancias ha llevado hasta la frontera de Canadá, donde vive Howard Howe, que una vez fue salvado por una morsa. Misántropo recalcitrante, Howe tendrá una forma muy poco ortodoxa de sacar a Wallace su lado más animal.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tusk
- Año: 2014
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
5
49 valoraciones en total
La Última pataleta pseudointelectual de Kevin Smith se titula Tusk (Tusk, 2014), un filme demencial que no hace más que atestiguar la caída artística de un director que si bien en los años noventa se pensaba de él que regeneraría el cine alternativo o Indie de los Estados Unidos con películas como Clerks (Clerks 1994), se encuentra en una caída en picado imparable.
Al igual que Red State (Red State, 2011), película por cierto mucho más inteligente, Tusk supone un giro tremendo (por lo menos aparentemente) en la carrera del cineasta. Habituado nos tenía a la comedia juvenil, con dejes de humor ácido pero sobre todo lleno de referencias Freaks a otros filmes míticos como la saga Star Wars O la de El Señor de los Anillos…¿En qué género se inscribe Tusk? comedia cínica? ¿Terror? Lo que parece es que Kevin Smith se ha retado con algún amiguete suyo con una frase parecida a la de A que no hay huevos a… y el director, que para chulo él, ha aceptado hacer el filme, aunque sea algo tan absurdo como lo es reconstruir una morsa a partir de un ser humano mediante un experimento digno del doctor Mengele. Sí, más o menos lo que ya anunciaba la bizarra The Human Centipede (The Human Centipede, 2009) del holandés Tom Six.
El argumento es el siguiente: Justin Long interpreta a un auténtico gilipollas que trabaja como Podcaster (un locutor de radio virtual). Decide realizar un viaje a Canadá para explotar un fenómeno Freak que está triunfando en la red, aunque cuando llega se entera de que ha fallecido. Para no gastar el viaje en vano, el personaje entrevista a un anciano con el que se encuentra por casualidad, que interpreta Michael Parks. Sin embargo, hay algo realmente oscuro en este personaje…
La Pregunta principal es ¿Qué pretendías Kevin Smith, con esta película? Aparte de asco, poco más nos ofrece Tusk. Como comedia fracasa estrepitosamente y los puntos cómicos son mínimos. Como filme de terror resulta nauseabunda pero poco terrorífica. Lo peor de todo es el discurso subyacente que encontramos en Tusk. A pesar de lo inmoral que resulta todo en el filme, el cineasta no se molesta lo más mínimo en justificar las acciones de su protagonista. Simplemente se divierte con una bizarra transformación, como sí el hecho inhumano que exhibe el filme (y Smith se recrea bastante en las imágenes grotescas de nuestro personaje siendo torturado) fuera gracioso por sí mismo. Pero no, no lo es, y la sensación que da la película es que trata de causar polémica aunque no haya ningún sustento detrás. Es cierto que las películas de Kevin Smith siempre se habían caracterizado por su inane trasfondo, por su oda a la banalidad y a la frugalidad de la vida, pero Tusk realiza un paso más allá, un paso extremo, convirtiéndose en una película totalmente nihilista.
No sé puede salvar nada de Tusk. Quizá la interpretación de Michael Parks, el único motivo por el que filme no se encuentra en el ranking de peores películas del año. Sin embargo, su interpretación queda contrastada con la de Justin Long, actor que sobreactúa de tal manera que estropea en parte el filme.
Además no hace falta ser muy listo para ver que hay multitud de secuencias que simplemente están incluidas en la película para alargar el metraje (si no fuera por estas secuencias seguramente no se llegaría ni a la hora de duración). Desde algún que otro flashback, pero sobre todo las sangrantes escenas en las que aparece el personaje interpretado por Johny Deep. No sólo es que su importancia en el filme sea totalmente nula, sino que su personaje provoca cualquier sentimiento contrario al que Smith busca con él (puede que sea un efecto cómico).
Sí que es cierto que hay algunas señas del cineasta reconocibles en el filme (lo que nos demuestra que las diferencias del filme con otras del cineasta no están en su esencia sino en la calidad de esta), como el diálogo que encontramos en el aeropuerto, cien por cien Kevin Smith, aunque sea una secuencia que demuestra un humor totalmente deslucido e insulso. Algunas gotas de humor negro perdidas en un mar que no pueden disipar la tremenda tortura que es ver Tusk.
Por cierto, una pequeña pregunta, ¿Por qué si estás encerrado con un psicópata que te ha amputado a una pierna y tienes poco tiempo para llamar malgastas tu tiempo en avisar a tu novia y a tu compañero, pero no a la policía?
http://neokunst.wordpress.com/2014/12/25/tusk-2014/
Vaya por delante decir que la última película de Kevin Smith báscula peligrosamente entre lo genial y lo absurdo. Una bizarrada del tamaño de una catedral que se sostiene gracias a los constantes giros, a la mala leche, a la impresionante (una vez mas) interpretación de Michael Parks y a algunas partes del diálogo realmente bien escritas. Pero no nos engañemos, Tusk es una película menor e incluso ridícula, una rareza que parece hecha por colegiales traviesos pero que como terrorífico cuento para adultos funciona razonablemente bien y tiene momentos espectaculares. Es una película malsana, pero Red State (la anterior película de Smith) ya apuntaba ese giro del director hacia la gravedad de lo malsano. La historia de este perturbado canadiense que quiere transformar a sus victimas en morsas está llena de chistes sobre los podcast, sobre los canadienses y sobre el sexo. Pero también está repleta de mala leche, de infinita crueldad y de parodia. No es una película fácil, es excesivamente cruel y mordazmente infantil, el personaje de Johhny Deep es pura (prescindible) pantomima y el desenlace (además de previsible) no es creíble. ¿Entonces porque parece que Tusk sea una buena película? Es una película irregular pero remueve los estómagos de todos los espectadores y eso es suficiente para que confundamos dolor con fascinación. Tusk no gustará a casi nadie porque es dura, es infantil y es una rareza a la que nadie está acostumbrado. A mi me ha encantado, simplemente.
Original premisa sin duda, aunque mezclar terror y comedia suele ser jugar con fuego y aquí Smith se quema más de una vez. Demasiada descompensación de tonos en ocasiones, unas veces por exceso y otras incluso por falta.
Dirección flojita. Gracietas empujadas a la fuerza sin lubricar. Aunque de la misma manera que nos encontramos tantos chistes metidos con calzador hace que éstos hasta se puedan separar de la narración principal sin perjudicar a la historia. Un ejemplo es que de las escenas del personaje de un no-acreditado Johnny Depp podrías recortar la mitad y ni las echarías en falta, es más, la película mejoría a mi gusto. Y así con más tramos (las gemelas de la tienda las llegamos a ver pasar dos veces por la misma línea del guión!). No es un buen montaje, no, por eso tiene mérito que aún así el argumento principal siga siendo interesante. Con una decente puesta en escena y buena ambientación que acompaña un Michael Parks espléndido como Howard Howe, actuación y personaje.
La media de todo hace un conjunto aceptable. Curiosete y bizarro. Tiene momentos bastante buenos a los que no sería justo tirar por tierra, aunque al final te quedas con la sensación de que ésto hubiera dado para mucha más película.
A Kevin Smith le vino muy grande el traje de promesa indie con el que fue investido en la década de los 90, gracias sobre todo a su debut tras la cámara con Clerks (1994), excelente muestra de cine inteligente, imbuido del mejor espíritu social y cultural del momento.
Pasados los años, la filmografía de Smith se ha ido difuminando del todo a la nada, marcándose un par de bodrios infumables de la talla de Una Chica de Jersey (2004), o Vaya par de Polis (2010). Precisamente, esta última supone un punto de inflexión en su carrera, que básicamente le lleva a plantearse una reinvención, necesaria para poder volver a tomar el rumbo de su apagada estrella profesional.
Lo que nos lleva a 2011, y a ese rayo de esperanza que supuso Red State , un trabajo satírico y contundente, que recuperaba la seguridad del realizador con un discurso renovado, que no necesitaba abandonar por completo su estilo original, lo cual resultaba doblemente celebrado.
En la búsqueda de mantener esa línea, Smith se refugia nuevamente en una historia de impacto, que como es habitual, lleva su rúbrica, y donde la mezcolanza de géneros, que transitan desde la comedia, pasando por el thriller, hasta el horror más explícito, dan forma a un extraño híbrido que en un principio provoca interés, pero que a medida que avanza desmadejando su hilo argumental, adquiere tintes absurdos, abrazando un ridículo espantoso y absolutamente irrecuperable.
De su reparto, conformado por un variopinto grupo de actores, que van desde Haley Joel Osment, el niño del sexto sentido o de Inteligencia artificial, ya adulto y con bastantes kilos de más, a la insoportable presencia de Justin Long, o a un Johnny Depp irreconocible, dando vida a un personaje absurdo, llamado a destruir las pocas esperanzas que le quedaban al film para resultar mínimamente recordable.
Sin abandonar el apartado actoral, mención aparte si merece la presencia de Michael Parks, que al igual que hiciera para Red State , regala una composición plenamente convincente en la piel de Howard Howe, un ser desquiciado del que solo hay que lamentar, no tenga un protagonismo absoluto llamado a borrar de su metraje, el resto de decisiones erróneas que configuran el particular descenso a la negatividad que experimenta la cinta.
Resumiendo, Tusk supone una triste vuelta a las andadas de Kevin Smith, que escenifica la enésima gamberrada, ya casi imperdonable, de un realizador que un día tuvo en su mano ser uno de los referentes de toda una generación, y que tristemente, quedo en una promesa incumplida.
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A Truly Transformative Tale (una historia realmente transformadora), este es el lema que reza el póster de Tusk en su versión original. Si te dijeran que Kevin Smith dirige una película sobre un psicópata que trata de transformar a un hombre en una morsa, ¿por que irías a verla?.
Tusk, en una duración de apenas cien minutos, encierra dentro de si varias formas de diferentes de entenderse a si misma. Por un lado hay una notable película de terror que dura hasta la aparición de la morsa humana. Pero esta película es a su vez una comedia que, debido al poder perturbador de las escenas mas extremas, resulta el punto mas débil (según el gusto y el sentido del humor de cada espectador, claro). Sin embargo la película nunca se presenta a si misma como terror o comedia, siempre guarda un as en la manga, o mejor dicho un gag, que puede disolverse en un instante del mas intenso espanto al ver escenas que, cuanto menos, son bastante grotescas.
Pero si es una comedia de terror, ¿por que no reservó al engendro para el tramo final y mantener así el suspense?, ¿por que tiñó de drama las historias de los personajes?, ¿por que eligió un final tan patético?. En un acto de rebeldía, o quizás de inocencia, Kevin Smith decidió hacer una película que no tratara solo del morbo de ver a un hombre desfigurara a otro hasta que parezca una morsa, sino que tejió una historia sobre un el punto en el que el ser humano deja de ser humano para convertirse en un animal. ¿Era el personaje de Michael Parks un hombre o una bestia forjada a través de los abusos que sufrió en su infancia?