Tratado sobre canciones japonesas obscenas
Sinopsis de la película
Cuatro estudiantes de provincias están en Tokyo para hacer los exámenes de selectividad. Desilusionados con la generación de sus padres, ven el futuro sin esperanza. Su respuesta consiste en ir por la calle cantando canciones obscenas. Una prostituta japonesa les explica que esas canciones no siempres son divertidas, a veces pueden ser muy tristes. Las fantasías de los cuatro protagonistas se centran en una chica rica que conocen de vista y a la que planean violar.
Detalles de la película
- Titulo Original: Nihon shunka-kô (Sing A Song of Sex)
- Año: 1967
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
6.3
46 valoraciones en total
Para el cine de Oshima haría falta una calificación especial: incalificable.
Si nos movemos en el territorio de la técnica, de la habilidad artística, Oshima se presenta como un director solvente. No creo que esté a la altura de Ozu, Kurosawa o Mizoguchi, pero no se le puede discutir el oficio.
El problema radica en que este talentoso cine encuentra su contrapartida en una salida fácil hacia la escabrosidad sexual. Nada impide darle un siete a una película que, con un estilo medio alegórico, medio realista, refleja las contradicciones de una generación dividida entre la xenofobia y la atracción hacia América.
Más difícil de tragar es el hecho de que este contenido se sirve de una exhibición de la violación sexual como emblema. Hay una evidente objetivización y casi cosificación de la mujer que lastima al espectador.
El argumento ya lo conocen. Cuatro adolescentes aprenden de uno de sus profesores una canción erótica. Esta canción sirve de telón de fondo a las fantasías de los estudiantes sobre la posibilidad de violar a distintas compañeras. Entre ellas, la estudiante 469 resulta la más atractiva, ya que es rica y además de ascendencia coreana (véase el conflicto social y político, implícito).
La película transcurre sin muchos sobresaltos por más de hora y media, y no hay nada de la escabrosidad que podría suponerse. Durante esta hora y media, la penetración psicológica de los caracteres se hace con morosidad y tacto y el tema de la violación sexual apenas encuentra correspondencia con la imagen.
Cuando un incidente ocurra, los acontecimientos empezarán a tomar lugar. Como muchos críticos comentan la película alcanza su clímax en el último cuarto de hora, cuando los chicos encuentren, por fin, la posibilidad de perpetrar la violación sexual de 469 tan anhelada, aunque en un contexto no esperado.
No desvelaré nada del final. Únicamente comentaré que, si bien a nivel alegórico puede sustentarse, considero que el uso de la violación sexual no se termina de justificar y menos aún la cosificación de la mujer. Es la terrible falta de tacto para este tipo de situaciones lo que para mí constituye el mayor lastre de un film, por otra parte, realizado como digo con el oficio que caracteriza a Oshima.