Trash, ladrones de esperanza
Sinopsis de la película
Dos niños de las favelas de Río de Janeiro encuentran una cartera en el vertedero donde buscan a diario, pero no se imaginan que este descubrimiento podría cambiar sus vidas. Cuando la policía local aparece para ofrecerles una generosa recompensa por la cartera, los dos chicos, Rafael y Gardo, comprenden que han encontrado algo importante. Deciden recurrir a su amigo Rata y los tres se lanzan a una extraordinaria aventura para intentar quedarse con la cartera y descubrir el secreto que esconde.
Detalles de la película
- Titulo Original: Trash
- Año: 2014
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
6.4
47 valoraciones en total
Con una filmografía bastante interesante , uno de sus sellos personajes es sin duda la cierta crítica social que nos muestra en sus películas, en algunas es su tema principal y en otras es el segundo de abordo al cuál se recurre para abrirnos la mente. En este caso es su tema principal y sobre ello girara toda la película.
Con una mezcla de Ciudad de dios Stephen Daldry recurre a los subfondos de Río, en donde la trama tendrá su mayor desarrollo. La trama puede resultar algo conocida, pero si eres capaz de superar esa barrera el disfrute estará garantizado. Su argumento poco a poco nos va metiendo en situación gracias en buena parte a su elenco protagonista y a una banda sonora que se puede calificar de excelente,
La trama tiene algunos vaivenes, que en algunas secuencias y situaciones resultan demasiado evidentes, y el tópico hacía ello se hace bastante evidente, nos puede chocar un poco que para la complicado que puede resultar la trama sea resuelta de esa manera por tres chiquillos esto y el querer hacer una película tan limpia son sus puntos más flojos, ya que tendemos a compararla con ciudad de dios, y es evidente que se nos queda algo corta.
Por otro lado, la trama resulta muy entretenida, con un guión y diálogos que merecen la pena, su puesta en escena y recreación son muy buenas y nuestros pies se mueven al son de una música que no debería irse con un buen premio, con todo esto a su favor sumado al gran carisma y espontaneidad de sus tres protagonistas, hacen Trash, ladrones de esperanza un producto aunque no sobresaliente si que se merece un buen notable, por hacernos reír, por entretener de una manera eficaz, por esa crítica social y por ser en su conjunto global una de esas películas que SÍ veremos dos veces.
Para Rooney Mara y Martin Sheen lo cierto es que sus personajes no están demasiado explotados, y únicamente nos sirven como enlace para comprender ciertas actuaciones de los chicos y como la persona adulta está igualmente sometida hacia un gobierno corrompido.
Como conclusión podemos decir que, la cinta merece la pena, pero quienes busquen en ella, una ciudad de dios, moderna, la sensación de derrota será su bandera.
Lo mejor: Ese trío de chavales jugando a cosas de mayores y su banda sonora.
Lo peor: No haberse alejado más de las comparativas.
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Trash empieza muy bien con dos acciones en paralelo: la de un hombre al que persigue y mata la policía por una cartera, y la de un chico que la encuentra. Pero en cuanto la trama echa a andar, la película es terrible porque tiene un guión pésimo (también tiene detalles de dirección francamente malos). Trash es una película yincana, y para pasar de una pista a otra, la trama da demasiados pasos, pero curiosamente, para resolver conflictos importantes, cogen atajos y los resuelven de la forma más simple e inverosímil posible.
http://www.elrincondecarlosdelrio.com
Esta simpática muestra de cine entre étnico y de denuncia tiene dos laureados antecedentes: Ciudad de Dios (2002) de Fernando Meirelles y Slumdog Millionaire (2008) de Danny Boyle. Pero carece de la contundencia impactante de la primera y de la sorpresa seductora de la segunda, contentándose con ser una amable cinta llena de tópicos y buenas intenciones, pero demasiado blanda, trivial y acomodaticia. Sin la existencia de esos briosos antecedentes podríamos estar ante una propuesta original, colorista y novedosa, pero en realidad no hace sino recorrer terrenos ya conocidos, muy en la honda del cine ‘comprometido’ de masas de fácil consumo, recogiendo dos o tres ideas de moda (la corrupción política, la bondad de la pobreza, la infancia como refugio de la esperanza) pero sorteando cualquier hondura, evitando penetrar en las complejidades inherentes de lo que narra, limitándose a entretener, sin más.
Quizás lo peor sea que tras la proyección nos quedemos pensando en la película que podría haber llegado a ser y no es, o en la película que debería haber sido y nro alcanza a ser, olvidándonos de lo que realmente hemos visionado: un entretenimiento comercial sin otra pretensión que llegar al gran público, suavemente acusatorio, amablemente comprometido y embaucadoramente intenso. Hay demasiado brillo impostado, ternura esforzada y encanto tercermundista como para que se la pueda tomar en serio. Sobre todo el final resulta demasiado conciliador, afable y optimista, trivializando y devaluando toda la crudeza, penalidades y desolación a la que hemos asistido. Y esto hace casi olvidar que en realidad estamos ante una cinta muy entretenida, intensa, intrépida y vibrante, que si bien no trasciende sus limitaciones, consigue ofrecer un espectáculo digno y esforzado.
Tras la proyección queda el agridulce sabor de la decepción. Hay mucho talento en la dirección y cierto riesgo innegable en la temática elegida, pero perdura la sensación de estamos ante un planificado engaño pacientemente fabricado en algún despacho de un productor sagaz que cree saber lo que el público quiere ver y hasta dónde se puede y debe llegar abordando temas de actualidad, pero tratando de no traspasar la corrección edulcorada y de no irritar a los biempensantes espectadores del primer mundo, que son los que se van a gastar los cuartos al ir a ver esta cinta. La suavidad como esencia para recuperar el dinero de la inversión.
En conclusión: buen espectáculo de entretenimiento que se queda corto. La denuncia queda diluida y abortada por la cobardía.
La historia del cine, se repite una y otra vez y este film es un ejemplo del mismo, de como se pueden obtener premios con un trabajo mediocre, demasiadas recompensas y elogios, y todo ello dentro de un aire de falsedad argumental dramática. Igual son por los niños, o por la pobreza, o la corrupción o igual porque se trata del Brasil oculto, pero ni los niños del basurero, ni la policía y menos aún las favelas, tiene esos aires de fabulas y cuentos infantiles, y en la vida real los tres niños hubieran acabado con veinte tiros en el culo a los doce minutos de empezar el film, vendidos eso sí, por el cura y su amante, la ayudante cooperante, así de simple, todo lo demás es romanticismo filmográfico, una visión surrealista de un director que ha adaptado pésimamente, para hacerla grata a nuestros ojos, pero la vida es dura, la realidad es cruel y a este film le han faltado entre muchas otras cosas, eso, crueldad y dureza.
Se nota la falta de preparación en muchos aspectos, y el principal es el realismo de un guion, pero las actuaciones son casi igual de pésimas, los chavales sobre todo, se nota que no han pisado mucho la calle, si no recomiendo ver decenas de documentales sobre Brasil y verán el aire que se respira, muy diferente al que vemos en el film, donde los jóvenes protagonistas parecen caminar sobre la miseria como sabiendo que al final de la jornada volverán a sus caravanas a descansar. Carecen de intensidad y menos aún transmiten.
Pero no es solo eso, la fotografía me parece de chiste, esos falsos decorados iluminados de hermosos colores y luces, con un orden dentro del desorden que quieren mostrar, son geniales para films románticos con algo de acción, pero en este caso, los grises, los blancos y negros e incluso los oscuros casi no se perciben, consiguiendo que la historia pareciera que fuera la gemela, brasileña, del Mago de Oz.
¿Bueno? Eso me pregunto, que hay de bueno para no haberla castigado más, y aunque lo pienso mucho, lo único que me viene a la cabeza, es que eso mismo que pasa en la película, pasa en todos los países del mundo, la corrupción de las clases políticas ayudadas por la ley en todas sus vertientes y apoyados por avariciosas compañías que quieren más y más, sin importar un pimiento si el mundo sufre, si el mundo se pudre o si el mundo muere, lo importante son los ingresos, y todos, y cuando digo todos, los seres humanos esperamos a nuestros tres basureros que sean capaces de limpiar de mierda este hermoso mundo envenenado.
¿Recomendarla o no? Pues no, las hay mejores, tanto por la vertiente de la miseria brasileña, como la corrupción política.
Comparada por algún crítico con Slumdog Millonaire. Yo no soy de la misma opinión. Aquí existe un gusto oculto implícito
en los personajes que arrastran al espectador por su trama bien urdida.
Debo añadir que si pasamos por alto las licencias de su director y caemos en las trampas que nos tiende, nos encontraremos ante un trabajo que seduce por la fuerza de sus tres intérpretes que otorgan al film esa cierta ternura desarraigada que termina convirtiendo la acción en un canto a la esperanza de quienes nos encontramos cómodamente sentados en nuestra butaca, visionando un mundo que sabemos existe, pero se encuentra muy alejado del nuestro.