Transsiberian
Sinopsis de la película
Tras una temporada en Pekín, Roy y Jessie deciden viajar a Moscú en el Transiberiano, el ferrocarril que une la Rusia europea con las provincias rusas del Lejano Oriente. Aunque la gente que viaja en el gigantesco y sombrío tren es bastante extraña, la pareja no tarda en entablar relación con sus compañeros de compartimiento, Carlos y Abby, y con el inspector Grinko, que investiga el asesinato de un narcotraficante.
Detalles de la película
- Titulo Original: Transsiberian
- Año: 2008
- Duración: 111
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Opinión de la crítica
Película
5.8
93 valoraciones en total
No es maravillosa pero al menos es entretenida. Tampoco es novedosa pero al menos se nota el esfuerzo. Brad Anderson ha realizado un frío thriller en el que acompañamos en el Transiberiano a dos parejas muy diferentes. Roy (Woody Harrelson) y Jessie (Emily Mortimer) conocen a Carlos (Eduardo Noriega) y Abby (Kate Mara) en el tren. Por su parte, Ben Kingsley interpreta a un policía ruso que le hará la vida imposible a más de uno. Sin esperarlo Roy y Jessie obtienen emociones mucho más fuertes de lo que esperaban.
Transsiberian es un film de intriga en el que destaca la actuación de Emily Mortimer y en el que Eduardo Noriega está especialmente bien. Para apreciar mejor su actuación es recomendable ver la película en versión original ya que introduce muchas frases en español. El film tiene la dosis de acción e intriga suficientes como para contentar al espectador, aunque quizás la historia tarda mucho en arrancar.
En definitiva, no es el film de intriga definitivo, pero se deja ver. Yo siempre he tenido la infantil ilusión de viajar en el Transiberiano, pero después de ver esta película mis ansias han disminuido un poco.
Este nuevo trabajo de Brad Anderson me deja a medias, entre la sensación de que tiene un buen punto de partida en el recorrido del Transiberiano, en su planteamiento, un buen reparto y la sensación de que falta un ingrediente principal, y ése es el de la construcción de una buena historia conjunta y no este popurri de situaciones más o menos interesantes dentro del género de acción. La creación de suspense no es del todo acertada y así la mayor parte del tiempo el film transcurre en una neutralidad creativa, falta de riesgo y una carencia de definición argumental en torno a un esquema del tipo americanos en el extranjero metidos en líos porque fuera de USA todo es peligroso . Es una lástima porque lo cierto es que en Anderson se perciben cualidades que le apartan cuando menos de la masa boba de pseudoautores modernos. En cuanto asuma una mayor complejidad y originalidad en sus propuestas tal vez sea otro cantar.
Brad Anderson, director de la magnética El maquinista y responsable de varios capítulos en series como The Shield o The Wire, se adentra en su sexto film en las gélidas tierras rusas para narrar el accidentado viaje de un joven matrimonio estadounidense a bordo del mítico Transiberiano.
Anderson se disfraza de Hitchcock volviendo a demostrar su innata capacidad para crear atmósferas malsanas y trasmitir con intensidad sensaciones como la angustia y el pánico. Consigue dotar de fuerza y agilidad a una historia de suspense que, a pesar de ser un tanto simple y previsible, tiene explosiones sorprendentes de buen cine de género y una facilidad pasmosa para atrapar al espectador. Sin embargo la dirección flojea un poco en momentos puntuales al subrayar en exceso ciertas situaciones.
En el apartado interpretativo destacan sobre el resto una notable Emily Mortimer (vista en Match Point) y el actor con uno de los caretos con más personalidad, expresividad y versatilidad que haya dado el séptimo arte: sir Ben Kingsley. Ya sea como detective ruso, militar iraní o líder pacifista el actor inglés siempre resulta creíble, siempre cumple con nota.
La frase de Tennessee Williams que menciona la protagonista ( Mata a mis demonios y puede que mis ángeles también mueran ) resume perfectamente un film al que hay que perdonarle ciertos defectos ya que consigue algo poco habitual en los tiempos que corren: crear una buena película de suspense con cierto aire clásico. Una especie en peligro de extinción.
Según avanza vas cambiando de opinión general sobre la peli, ya que si bien a la realización o terminación técnica no se le pueden poner excesivos peros, o al menos no yo por que no soy una experta, haya ciertas cositas que desequilibran la balanza. Entre los peros que yo encuentro: Los personajes: son demasiado de cliché, lo que inmediatamente pone a trabajar tu mente mientras les vas conociendo e, irremediablemente te lleva a descubrir más del argumento y del posible final y, antes de lo que te gustaría… No deja mucho lugar a la sorpresa. El problema no está en su verosimilitud es sí, es decir que todas ellas pueden realmente ocurrir y, todos conocemos parejas en crisis y, parejas compuestas por uno de pasa más y, se tome la fidelidad y los principios a coña marinera, mientras la otra parte parece ser algo más débil y sufrir esas consecuencias. También el tema de la corrupción policial-drogas-mafias y, más ahora mismo en esa parte del planeta, es algo que no suena a bola exagerada, por desgracia. Pero… la manera de resolver los distintos conflictos que se producen, deja muchas lagunas y resta coherencia al bloque. Vamos que huelen raras y chocan demasiado con la supuesta apariencia de le puede pasar a cualquiera que se pretende insinuar…
Notable thriller ejecutado de manera asombrosa por Brad Anderson. Los no engaños al espectador comprimen un suspense macabro, realista hasta la médula y que sobrecoge en alguno de sus pasajes. Un film acertado tanto en el reparto (los roles están bien definidos) como en su resolución, sin grandes ni petulantes giros que compliquen una trama tan sencilla como arrebatadora. La puesta en escena, sórdida a más no poder, es una de las bazas con las que el director juega a su favor, pues da la impresión de certeza, de realidad, a veces imposible de conseguir en pos de una belleza visual que representaría aquí más un estorbo que una ayuda. La Unión Soviética ya acojonaba antaño, pero la Rusia de hoy no le anda a la zaga y Anderson la describe con corrección pero sin miramientos, convirtiéndose en ciertos instantes en un turbio retrato sociopolítico de aquel país. Y eso también acojona.
Transsiberian se ve en un pestañeo y se digiere fácilmente ante la falta de alardes innecesarios con los que suelen rellenar sus tramas directores menos dotados y más sobrevalorados. La tensión, el miedo y lo inesperado se combinan admirablemente por lo genuino de su esencia ya que los momentos previos a las escenas violentas, es decir, toda la película, consiguen que retemos a nuestra mente para que encuentre una salida más sencilla, lo que a mi modo de ver es el acierto principal que atesora. No hace falta ser Hitchkock para rodar una buena película de suspense, y amigos, ésta lo es. Recomendable.