Transformers: El lado oscuro de la Luna
Sinopsis de la película
Tercera entrega de Transformers. En la Tierra, los Autobots y los Decepticons se ven envueltos en una peligrosa carrera espacial, entre los EE.UU. y la Unión Soviética, que podría desencadenar una guerra de tal magnitud que destruiría el planeta sin que ni siquiera los transformers pudieran impedirlo. Una vez más, Sam Witwicky se encuentra involuntariamente en medio del conflicto.
Detalles de la película
- Titulo Original: Transformers: Dark of the Moon aka
- Año: 2011
- Duración: 157
Opciones de descarga disponibles
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Opinión de la crítica
Película
5.3
92 valoraciones en total
Yo procuro prestar atención a lo primero, y disfruto bastante yendo al cine. Y para alguien que busca un espectáculo visual, un enorme y ostentoso desfile de efectos especiales (físicos y digitales en mezcla continua) llenos de disparos, explosiones, carreras, mamporros y sonidos extraños, esta película ofrece un banquete sólo un 15% por debajo de la dosis letal.
¿Es Transformers 3 la mejor de la trilogía? Quizá. Es la más espectacular de las tres y sin duda la mejor realizada, y eso sin ser la más cara. Además es mucho más divertida y directa que la nefasta segunda entrega de estos robots. Para decirlo claro: si disfrutaron con aquellas, acudan sin prejuicios a ver esta.
Se al puede acusar de todo: de plana, de tonta, de comercial, de infantil e incluso de esperpéntica y desvergonzada, pero desde luego no es pusilánime ni deshonesta. La película cumple todas sus promesas y se lanza a por todas en su punto fuerte.
Y es que todo lo que los detractores le reprochan a Michael Bay, y todo lo que sus admiradores agradecen, éste lo repite y lo triplica en cada película que hace, particularmente en esta trilogía, a pesar de los desvelos de la segunda entrega.
Transformers: Dark of the Moon no es el gran clímax que estos personajes (los de la serie animada, no tanto los del cine) merecen. Tiene carencias que sólo interesan a los fans y que están en spoilers, aunque sin spoilers mayores. Además, es también un final bastante abrupto para esta franquicia cinematográfica: Michael Bay no se ha conformado con marcharse por la puerta grande, no quiere que nadie continúe su trilogía y la ha mutilado. Él mismo lo ha dicho en las entrevistas: tras ésta, habrá un reboot.
Como bien se ha dicho, la hora final que tiene lugar en una conquistada ciudad de Chicago es un espectáculo que sólo puede corresponderse con un sombrerazo.
Esta batalla final es la única de la trilogía donde me lo he pasado bien siguiendo las aventuras de los soldaditos yanquis , pero es mucho más espectacular cuando seguimos a los autobots desde su heroica entrada.
Tenemos una maravillosa escena de un pulpo-former estrangulando un edificio con sus tentáculos, pero toda la escena, antes y después de su aparición, es un gustazo. Parecía imposible que Michael Bay nos hiciera disfrutar tanto siguiendo a unos simples humanos en esta película. En las dos anteriores no se había logrado.
Tenemos también una escena espectacular de los soldados descendiendo y planeando entre los edificios con trajes planeadores, saltando entre esos aviones en llamas.
Tenemos también una sobrecogedora escena de Optimus Primer transformado en Optimuzz Lightyear, sin duda mi escena favorita de la película.
Chavales, esta es la mayor victoria de Michael Bay y también la de Optimus Prime y los autobots: con un montón de tropiezos y pérdidas por el camino, pero una victoria agradecida.
Gracias, Michael. Gracias, Spielberg. Gracias, LaBeouf. Y gracias, Optimus Prime.
Que Transformers 3 zanja de una vez por todas la antigua discusión sobre si Michael Bay es o no un autor, queda ruidosamente claro. No obstante, si fuera tan sólo eso, no merecería entrar en esta Historia del cine. Hay demasiados autores y demasiados pocos directores que no son autores y que sepan hacer una gran película sin sentirse obligados a demostrar al mundo lo individuales y especiales que son. Pero no es esto lo que distingue especialmente a Transformers 3 . Pongámonos en antecedentes.
Quizás no habéis oído hablar de ellos. Surgen de un antiguo, muy antiguo proyecto cinematográfico, una corriente llamada los antifusionistas . Sus teorías defienden la posibilidad del género puro , aquel que permanece incontaminado de cualquier tipo de fusión con otros géneros. Por ejemplo, una comedia antifusionista conseguiría básicamente en una sucesión continua y desquiciante de gags cómicos sin ningún tipo de conflicto dramático que contaminase el primordial objetivo de la risa. La dificultad que entraña esta corriente experimental es muy notoria, como puede verse.
Se rumoreaba desde hacía tiempo que Michael Bay podía pertenecer a este grupo, cuyas actividades hasta ahora se habían mantenido en el más estricto secreto. Sea como sea y aunque Transformers 3 no consigue alcanzar del todo los ideales propuestos por los antifusionistas, lo cierto es que su extraordinaria aparición significa un hito, la primera aportación comercial del antifusionismo en las salas mainstream. Bay ha escogido la acción como el vehículo del experimento y así, cumpliendo casi estrictamente las condiciones del movimiento, ha prescindido de guión, personajes humanos, golpes de humor y otro tipo de contaminatorias muestras de género y ha creado una peli que consta, prácticamente, de un montón de robots gigantes dándose de hostias en un escenario cuya única función es la de ser destruido, explotado, pisado, reventado y vuelto a destruir.
El ideal, como señalan los expertos antifusionistas, todavía no está maduro. Asimismo hay serias discusiones entre los miembros del movimiento sobre si el personaje de la Tía Buena se podría considerar parte imprescindible del género de acción o bien se debería investigar como un elemento de contaminación procedente del género romántico. Pero como pionera, Transformers 3 es una muestra de valor incalculable, los primeros pasos del género puro, en el que por fin se da al público sólo lo que quiere, sin sobrevalorar sus aspiraciones, en efecto, nadie va a ver una película de Bergman, ni de Godard, ni de Haneke, ni de Arofnosky, ni siquiera de James Cameron: va a ver una gran cosa llena de ruidos y cosas metálicas chocándose. El género puro ha llegado, señores y sólo falta una última cosa para que llegue a su más completa perfección: eliminar la trama.
No me voy a poner gafapastico ni pedantístico. Porque, que queréis que os diga, yo iba al cine a ver robots dandose hostias.
No voy a ponerme a hablar de las multitudinarias, masivas, cagadas del guión. ¿Para qué? Un mono ciego y sordo sería capaz de señalaroslas, y mejor que yo, más que nada porque sería un mono y eso lo hace más divertido que un servidor. Paso. Hay muchas. Muchas. ¡Están por todas partes! Por doquier.
No, paso de esto. Yo voy a hablar de hostias digitales. Es lo que el espectador medio de transformers, como saga, aspira a ver. En la primera se consiguió, pese a los tembleques de la cámara y pese a que no supiera uno quien era cada coche, ni le importase. En la segunda, se logró pese a la ausencia de guión, pese a los chistes de perrillos fornicando y toda la demente idea que era en sí (Petra es un lugar turístico con autopista y todo, Bay, no es lo que era en la época en que se ambientaba La Última Cruzada). Si, era mala. Mucho. Peeeeero… Había hostias con robots más que decentes, y un protagonista que pintaba algo, algo con sentido.
Aquí, pues bueno… Tenemos un prólogo muy chulo, seguido de un arranque cada vez más descentrado, más desganado, hasta llegar a aburrir a las piedras. Luego se vuelve chusca, como la segunda, y ya ves que la diferencia entre tener guión o no tener guión en manos de Bay significa tener papel de liar o no tener papel de liar . Mierda por doquier, y entonces, ¡katapum! llega el esperado final en Chicago. ¿Y que pasa? ¿Es divertido? ¡Nop! Todo ese tramo que tenía que molar tanto se acaba convirtiéndo en un coñazo (para mí, al menos) directamente proporcional a los bichos que lo pueblan y al largo rato que dura. ¿Razones? No lo sé. Pongo varias posibilidades
Posibilidad Uno: Es eterno. Son setenta minutos de hostias.
Posibilidad Dos: Llega uno tan quemado de tanta bazofia que ya le da todo igual así que se aburre.
Posibilidad Tres: Por algún azar del destino, el cortex cerebral recibe alguna descarga estática que flota en el ambiente, las neuronas vuelven a ponerse en marcha y entonces todo tu ser inteligente grita: ¡¡HUYE O MORIREMOS TODOS!! .
Posibilidad Cuatro: Me he hecho mayor en el plazo de dos semanas. Lo digo porque hace dos semanas ví X-men First Class y me lo pasé pipa.
Posibilidad Cinco: Es una mierda así (imaginad algo muy grande) de grande.
Posibilidad Seis: Es monótono y está mal montado. Salvo lo del edificio y los absurdos planeadores humanos, no hay nada más que altere la escena. Y hay saltos tontísimos, y escenas ridículas.
Posibilidad Siete: Pfff. Seguro que hay alguna que no se me ocurre. La dejo a vuestra imaginación.
Posibilidad Ocho: Combinación lineal de las posibilidades anteriores.
Posibilidad Nueve (teórica, yo no la he experimentado seguro): No ocurre nada de lo anterior y te diviertes pese a todo. Como yo en la primera y la segunda.
Dramáticas conclusiones en el spoiler.
1.— Sale Mr. Chow aka el Señor Chang y se baja los pantalones.
2.— Rosie Huntington-Whiteley es un florero veraniego muy mono.
3.— Jesse Heiman, el extra más famoso de la historia, hace su esperado cameo.
4.— Leonard Nimoy pone la voz en VO a Sentinel Prime.
5.— Es una trilogía y esperemos sea la última película…
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… Y 500 Razones para volarse la cabeza gracias a Michael Bay.
[Mi robot de cocina me ha pedido que no las ponga todas porque si no se declara en huelga indefinida]
Las bragas de Megan Fox fueron exiliadas por comparar a su director con Hitler pero la realidad es que estas películas hubieran sido proyectadas en campos de concentración para torturar a las víctimas del holocausto.
Pornografía barata sentimental y bélica (no faltan niños corriendo y modelos de ropa interior aterrorizadas con beso final para un anuncio de coches). Ante la ausencia de Bin Laden llega un nuevo enemigo terrorista con armas de destrucción masiva y discursos con panfletos moralistas y belicosos. ¡Todos a la guerra! Pero no se olvide de comprar su entrada.
Cada disparo, cada explosión, cada intento de entretenimiento una nueva razón para meterse en la boca 500 clavos, arandelas y tornillos junto a tu iPod, iPad e iPhone y empezar a masticarlos para internar digerir el bodrio. ¡Cuánta estupidez reunida junto en una ciudad!
Transformers: El lado oscuro de la Luna es un entramado tan sumamente espectacular y complejo como intentar explotarse un grano en el culo con unos alicates. Aquí tiene usted la pistola que nunca fue Megatron y cierre esta trilogía con un buen tiro en su sien pero con las gafas en 3D puestas, eh… que si no, no verá los trocitos de su cerebro humillado, idiotizado y neuronalmente descargado en relieve.
No hablaré del penoso guión, ni de la trama absurda, ni de los actores defenestrados que aparecen en la película, ni de las 2000 gracias horribles, ni de lo soporífera y eterna que se me hizo. Solo diré que ver esta película en 3D supone la mayor jaqueca que te puedes imaginar. Deberían de darte con la entrada un Ibuprofeno y Nolotil. Es verdaderamente vomitiva. La sinapsis entre tus neuronas se cortocircuita ante tanta desfachatez y efectos visuales no conexos.
Para mi transformers 1 fué un 6, la 2º un 4 y esto es un -100000000.
Como ejemplo de pélicula de acción y superheroes reciente: X Men origenes (un 9 o 10)
¿Como puede tener esta película un 6 en filmaffinity?