Trans-Gen, los genes de la muerte
Sinopsis de la película
En su lecho de muerte, Amanda ruega a su hijo John que destruya todas las anotaciones de su último experimento y, además, le confiesa que tuvo un hermano. En el funeral, John conoce a Melissa, una chica que le ayudará a cumplir la voluntad de su madre. Pero en casa de Amanda se encontrarán algo completamente inesperado.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Kindred
- Año: 1987
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
5
89 valoraciones en total
Trans-Gen, Los genes de la muerte, es un desconocido y olvidado hoy día, agradable film de terror de los ochenta. En su momento tuvo una relativamente fuerte propaganda para su de estreno, y además si mal no recuerdo en nuestro país gozó de cierto éxito para tratarse de un producto de serie B. Recuerdo perfectamente su trailer que te enganchaba para ver el film, al oír la enigmática frase, Ven y verás lo que ha creado Amanda…..Amanda que en definitiva era el personaje del film, mad-doctor, en versión femenina, y que era la que dejaba un legado científico a su muerte, realmente terrorífico…e inesperado.
Película que mantiene correctamente el ritmo, que asusta en algún momento, y que gracias a unos más que aceptables efectos especiales, hace que se gane su hueco en el cine de terror de los ochenta, con dignidad.
Dirige el más guionista que director, Stephen Carpenter, (La mansión ensangrentada, 1982) a medias con otro desconocido director, Jeffrey Obrow, (Los sirvientes del crepúsculo, 1991) con un bajo bagaje de películas de corto presupuesto, que entre ambos no llegan a la docena. Encabeza el reparto la guapa y con breve carrera en el cine Amanda Pays , (Leviathán , el demonio del abismo, 1989), David Allen, visto en Náufrago (Zemeckis, 2000) y poco más, ya que se dedica a la televisión y la aparición estelar del gran Rod Steiger, (El prestamista, 1964).
Se deja ver, sin duda, y a los nostálgicos del cine ochentero les traerá recuerdos.
Carece del encanto que, algunas veces, las menos, contienen estas producciones de serie Z a falta de cualquier otra virtud. Es ruidosa, es tediosa, denotando en exceso el amarillento tufo de los malos productos de los años 80.
Intentando además meter el humor – que es una de las mejores bazas en esta clase de pelis -, lo único que logra, lejos de producir gracia, es acentuar su necedad.
Lo mejor: que dura 116, 118 minutos, y aún así se hace larga y pesada.
Interesante muestra del cine de serie B de los ochenta, género que en esa década se alimentó a base de remakes y homenajes de películas de los cincuenta y que ofreció pocas novedades destacadas, como esta Trans-Gen.
El filme de Carpenter y Obrow retoma la figura del mad-doctor para presentar a una mujer, Amanda (Kim Hunter), que advierte a su hijo John (David Allen Brooks) que destruya un extraño trabajo que ella ha estado realizando en el laboratorio de su casa. John ignora lo que es e investigará la casa para encontrarse con algo horripilante que pondrá en peligro su vida y la de los que lo acompañan, entre ellos el guapo rostro ochentero de Amanda Pays.
De desarrollo lineal y con un ritmo acertado, Trans-Gen consigue atrapar al espectador gracias a sus buenos efectos especiales, con ese encanto artesano de antes que requería más trabajo y conseguía asustar mucho más que muchos monstruos digitales de ahora. El empeño puesto en este aspecto es loable, ya que el filme ofrece unas secuencias verdaderamente inquietantes para gran satisfacción de los fans del género.
Si bien empieza como una película de suspense cualquiera, la cinta va alcanzando interés conforme se van sucediendo los acontecimientos dentro de la casa, como si de una casa encantada se tratase, alcanzando un clímax de verdadero espectáculo.
En el reparto, nada destacable salvo la agradable presencia de Amanda Pays, y un pequeño-malvado papel para Rod Steiger, actorazo inolvidable que muchos recordarán de El calor de la noche (1967) o de su gran papel en Jesús de Nazareth (1977) como Poncio Pilato.
Recomendable.
Joya de los 80 injustamente olvidada, excelente exponente de la esencia lovecraftiana y que no le vendría nada mal un nuevo remake con más presupuesto y pretensiones.
La historia es interesante, oscura y desagradable: una bióloga en el lecho de muerte, le confiesa a su hijo, también científico, que en su antigua casa se esconde un antiguo experimento Anthony , del cual debe deshacerse sin mayor demora.
Detrás de ellos está el mad doctor de turno, que no sólo no quiere destruir la obra de su otrora colaboradora, sino que en los subterráneos de su hospital, tiene su pequeña galería de los horrores.
Es un filme propio de su época: bajo presupuesto, fotografía muy oscura, (para esconder un poco los modestos medios de la producción) y gore por doquier: la escena de la sandía y los tentáculos me impactó sobremanera de pequeño. La ambientación es soberbia: una mansión inmensa, con sótanos que mejor sería no investigar. Noches con truenos y gritos guturales de la criatura .
Por no mencionar lo desagradable que es el bicho, su progenie y las babas. El final es todo un festín de porquería, fosos repletos de excrecencias y criaturas abominables.
En resumen: para amantes del cine de terror ochentero y en especial de Lovecraft. No se escapa que los creadores del videojuego de culto Splatterhouse se inspiraron en parte de ésta peli para ambientar su adictivo y violento juego.