Trampa de acero
Sinopsis de la película
Un empleado de un banco descubre un defecto en el tratado de extradición entre USA y Brasil. Decide aprovecharse, robando 1 millón de dólares del banco y marchándose a Brasil con su mujer, quien no sabe nada del plan de su marido.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Steel Trap
- Año: 1952
- Duración: 80
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Opinión de la crítica
Película
6.7
39 valoraciones en total
El artesano Andrew Stone se especializó en un tipo de cine negro realista con personajes de vida cotidiana, típico por otro lado de los años cincuenta, a los que el azar o un error rompe su vida normal. Relatada por la voz en off del protagonista, Jim Osborne es un empleado de banca de vida ordenada y aburrida que decide cometer un robo en su propio banco, hecho a partir del cual entrará en una alocada espiral de acontecimientos. Lamentablemente, las peripecias y tribulaciones de este ladrón aficionado, llevadas con muy buen ritmo, aplastan por completo las interpretaciones de los actores pese a la siempre encomiable labor de Joseph Cotten –un actor por el que siento debilidad- en uno de sus habituales papeles de apocado common man un poco nervioso junto a una siempre eficaz Teresa Wright –otra de mis debilidades- como fiel y rubia esposa. Previsible y desperdiciadamente monótona, alarga en exceso muchas situaciones y los momentos de tensión, en ocasiones, no tienen una clara finalidad narrativa. Buena partitura de Dimitri Tiomkin –que merecía una mejor película- y una gran fotografía de Ernest Laszlo –los exteriores de Nueva Orleans está muy bien rodados-para una película bastante prosaica y ligeramente enfática.
Andrew L. Stone dirige con muy buen pulso narrativo este film con guion propio y protagonizado en sus papeles principales por el gran Joseph Cotten y Teresa Wright. Cotten interpreta con gran solidez un personaje de un registro poco usual en él, ya que se pasa casi toda la película muy nervioso y agitado, contrariamente a sus interpretaciones habituales de personajes mas bien flemáticos.
La pareja protagonista ya había coincidido anteriormente en la genial La sombra de una duda de Hitchcock.
El ritmo de la película es frenético y está muy bien realizada, manteniendo la tensión en todo momento. La fotografía en blanco y negro de Ernest Laszlo es excelente y tiene muy buena música de Dimitri Tiomkin.
Quizás el punto débil sea el guion, con algunas situaciones traídas por los pelos y un final un poco previsible.
Recomendable.
Tan sencillo como diseccionar una idea que se vuelve permanente, que se apodera del pensamiento y que cobra visos de obsesión.
Tan sencillo como seguir paso a paso la trayectoria, analizar sus pormenores psicológicos, describir cada una de sus pulsiones y sintetizar un patrón de conducta.
Tan sencillo como utilizar todos los recursos narrativos del gran cine de Hollywood y filmar una película inolvidable que subyuga por su intensidad y sobrecoge por su dramatismo.
Tan sencillo como ajustar los conceptos, matizar los perfiles y administrar los tiempos.
Tan sencillo como reconocer que me gustan las películas de atracos a bancos.
Sobre todo si el éxito culmina la empresa.
El atractivo de este film consiste en que desde el primer minuto al último hace imposible desconectarse de la historia, sea por aburrimiento, sea por algún paso torpe del guión. La espectación es continua, pues a cada instante la circunstancia le pone una zancadilla a un ladrón (Joseph) Cotten) que sólo dispone de 48 horas para huir del país. Mientras su esposa (Teresa Wright), que ignora el robo, se sorprende continuamente de la impaciencia y la irritación que muestra su marido, él va sorteando todos los obstáculos que le impiden huir a Brasil a base de dar fabulosas propinas para encontrar el atajo liberador.
Nadie sabe lo que le pasa, sólo el espectador, quien sufre la tensión de contemplar la desesperación de este personaje por hacerse rico en un fin de semana. El ingenio de sus mentiras es como los puños de un boxeador que se cubre una y otra vez la cara de los golpes del contrario. El guión es tan consistente, tan atractivo, que uno se impacienta también y acaba convirtiéndose en cómplice del robo al desear que al ladrón le salga todo bien.
Andrew L. Stone nos propone una de atracos, con el estupendo Joseph Cotten en la piel de un empleado de banca que decide cometer un desfalco en la sucursal en la que trabaja y largarse a otro país.
¿ En qué se diferencia esta peli de otras de su género?.
Pues que en ésta, la idea del robo surge de un modo casi impulsivo. Nuestro hombre, germinará, desarrollará y acometerá el robo de una manera prácticamente improvisada y emprenderá la huida con el dinero en compañía de su mujer que ignora por completo que son fugitivos de la ley.
Joseph Cotten, en un papel alejado del que nos tiene habituados, hace un gran trabajo trasladando su visible nerviosismo al espectador, mientras al mismo tiempo, intenta mantener una aparente calma ante las diversas situaciones que se le presentan.
Este argumento presta un suspense tremendo a la película ya que, el protagonista y, con él, el espectador poseedor del secreto, van a ir encontrando numerosas trabas que tendrán que ir resolviendo a contrarreloj, ya que tendrán un tiempo límite para su huida, antes de que los responsables del banco se den cuenta del robo alertando a la policía e impidiendo su salida del país. Al mismo tiempo, habrá que tenerle engañada a su mujer,( magnífica Teresa Wright) que no comprenderá esas extrañas prisas ni el nerviosismo de su marido.
Una estupenda carrera de obstáculos contrarreloj, en el que el espectador sudará bastante la camiseta. Hoy toca hacer deporte. ! Vaya siroco le entra a este hombre!.