THX 1138
Sinopsis de la película
Una visita al futuro donde el amor es el máximo crimen. THX 1138, LUH 3417, y SEN 5241 intentan escapar de una sociedad futurista localizada debajo de la superficie de la tierra, y donde se ha prohibido el sexo, usando drogas que controlan a la gente.
Detalles de la película
- Titulo Original: THX 1138
- Año: 1971
- Duración: 88
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Opinión de la crítica
Película
6
24 valoraciones en total
Se puede hablar de la ambientación (interesante y muy lograda para la época) o de la narración (incoherente y en ocasiones caprichosamente absurda). Se puede hablar de lu valor histórico como primera película de George Lucas, se puede filosofar sobre ese mundo opresivo y terrible que se nos presenta, pero en realidad da exactamente igual, porque por encima de todas esas matizaciones impera una losa insalvable: la película es terriblemente soporífera.
Es necesario estar tan drogado como los protagonistas para soportarla del tirón, y te puedes saltar tantos minutos de metraje como desees, o incluso mezclarlos, y el resultado que obtendrás es exactamente el mismo.
Demasiado aburrida, lo demás es anécdota.
Han pasado varios días desde que vi la película y aun me sigue dando vueltas en la cabeza, no si se os pasa a todos, pero cada vez que la comparo con la situación actual en la que vivimos, más me parece que Lucas no se equivoca.
Quitando el hecho de que aún no se ha producido ningún cataclismo, hay puntos similares entre nuestra sociedad y la de Lucas:
-Puedo decir que hoy en día muchas parejas están por interés, no por amor, un interés racionalista, una computadora podría hacer lo mismo.
-El control que existe en esta sociedad en cierto modo es estresante, estamos vigilados en nuestros trabajos, estamos vigilados en nuestras casas, e incluso por la calle, vivimos controlados y aún así lo permitimos como robots sin cerebros.
-La policía, ha dejado de ser un cuerpo público de ayuda al ciudadano, y se ha convertido en muchas veces, en sujetos destinados al control y al sometimiento, siempre en beneficio del que ostenta el poder, son autómatas sin cerebro.
-Drogas, hoy en día, nuestra peor droga es nuestra propia comodidad y bienestar, sin ellos, no podríamos soportar esta vida, y si en algún momento perdemos ésta, nos volvemos locos incluso optando por el suicidio, gracias a Dios, aun no nos eliminan.
-Imprescindibles, hoy en día en nuestros trabajos, somos seres imprescindibles, no hay nadie fijo, todo se rige por valores bursátiles por valores de beneficios, no existe el derecho de individuo como valor de futuro.
-Relevarse contra el sistema, es ser un paría, un incomprendido, ser perseguido en algunos casos y silenciado en otros, siempre utilizando el poder y el bienestar como excusa.
Por estas razones y por alguna que me dejo ahora en el tintero, no dejo de pensar, y pensar, y puede ser porque en el fondo de mí, intuyo que si esto sigue por el mismo camino, al final nos quitarán lo único que realmente que vale la pena, y es el derecho a vivir, de ser libres, el de decidir sobre nuestros propios actos.
Véanla, piensen y opinen, porque no hay mayor perdida, que el de corromperse como individuo.
Blanco, se ve todo blanco, uniforme, numerado, clasificado, vacío, drogado, enlatado, con un presupuesto ajustado, con una milimétrica desesperación.
Porque la desesperación, la culpabilidad, el deseo, la traición, la falta de sentido común también se pueden medir, se pueden manejar datos sobre todo ello.
Y un día se decide cambiar, probar, enfermar, amar, oler, odiar, luchar y ya no se está dentro de la estadística.
Y el flujo de datos se mueve, y la gente corre y el metal habla, de buenas maneras, de forma tranquilizadora.
Porque el individuo es escuchado, observado, bien tratado, optimizado, la servidumbre por y para quien sirve.
Y dar un paso de más, aunque sea de un modo obligado, marcará la diferencia. En ese momento se mirará hacia delante, también hacia atrás y los números, estadísticas, créditos, nombres, tendrán por fin un significado: huir.
No es tan original como algún amigo mío incondicional de George Lucas intentó hacerme creer, ¡como si este tipo de historias las hubiera inventado él! Ahí están las obras en las que se basan todas las películas a medio camino entre la ciencia ficción primitiva y la actual: Rossum’s Universal Robots , de Karel Capek (a él le debemos el término robot), Un mundo feliz , de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 , de Ray Bradbury, etc.
La historia pretende ser profunda, pero hoy día parece ingenua, no por el argumento, sino por la estética, que ha quedado anticuada, y por lo frío de algunas escenas (aunque es lo que se perseguía, el verdadero talento está en que no se note tanto): ¿un holograma que se convierte en algo tangible?, ¿qué tipo de cárcel tan absurda es esa?, ¿y los robots policía? (parecen sacados de El dormilón , de Woody Allen, que es una parodia de todo esto). La película prácticamente no sería nada sin el talento de Robert Duvall y de Maggie McOmie, se salva por eso y por la acertada crítica social.
George Lucas ofrece en su debut parte importante de lo que nos ha mostrado a lo largo de su carrera. Lucas es un monstruo imaginativo capaz de crear mundos o universos diferentes al nuestro, mundos sorprendentes como el de THX 1138 . Pero nuestro a nuestro amigo George no le queda más que eso, porque como director es muy limitado.
El film trata sobre un mundo subterráneo en el que la voluntad de la gente está controlada por una cuidada dosis de drogas. Una especie de fábrica gigante de aburridos trabajadores que apenas se relacionan y en el que tienen prohibido el sexo.
Al tomar una dosis errónea, THX 1138 (Robert Duvall) parece despertar de su estado de esclavo trabajador y hace el amor con su compañera -ella le cambió la dosis de drogas a él- y los dos son detenidos. THX 1138 intentará escapar de este mundo subterráneo y extremadamente pulcro.
A pesar de la buena idea del film, y sus buenos decorados y efectos, Lucas no imprime a la película el ritmo necesario, y este experimento subterráneo se convierte en algo cansino y repetitivo, aunque también hay que reconocerlo, curioso. Lucas podría haberle sacado mucho más partido a esta peli de nombre impronunciable.