The Time Being
Sinopsis de la película
Daniel es un pintor cuya ambición ha desestabilizado su matrimonio. La situación empeora cuando Werner, un millonario solitario y enfermo, compra una de sus obras y le propone un nuevo proyecto que consiste en grabar unas imágenes. Aunque Daniel sabe muy bien que lo suyo no es el vídeo, acepta la gran suma de dinero que le ofrece el anciano. A medida que le hace nuevos encargos, a cual más extravagante, el pintor empieza a plantearse si el verdadero propósito de Werner es impulsar su carrera o arruinar su vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Time Being
- Año: 2012
- Duración: 85
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Parte de mi está de acuerdo en hacer lo que sea necesario, eso que te despierta en medio de la noche, aquello con lo que no puedes dejar de vivir, sin lo que no puedes sobrevivir .
Elegir entre pintar para vivir o vivir para pintar, mantener a tu familia a través de la obligada creación o soltar ese lastre y dejar que el egoísmo de la inspiración, la locura desenfrenada de la creatividad, la imparable inventiva espontánea se apodere de tu persona, sea el oxígeno de tu respirar, el motivo de tu vivir.
Tortura de dilema que tras una áspera y ruda presentación inicial de andante confusión, opacidad y perfil sombrío se aclara con nitidez perceptiva, un devenir lento y arduo de comunicación visual sin apenas necesidad de palabras que puede resultar fascinante e hipnótico o todo lo contrario, ausente y nulo, glorioso su arte de construcción de la definida personalidad de un artista que vive en exclusiva para el genio que habita en su interior o pesada y vacía la desesperada agonía de un padre-marido que se desmarca de lo común y de la vulgaridad de la rutina de todo día a día.
No hay término medio ni ruta alterna, al igual que le ocurre al inquietante y perturbado joven artista, un sereno y agudo -también ácido y escalofriante- Wes Bentley que simboliza con decoro corporal y sobriedad física ese no dormir molesto, angustioso y agotador de saberse único, intuición de imposible negación al poder autoritario y dominio espiritual de ese monstruo sofocante que sólo piensa en él y en sus irrefrenables deseos, corrosiva sensación placentera que perturba y quema al tiempo que complace y sacia como nada igual que se conozca.
Su digestión no es cómoda, su visión es dificultosa, su recorrido perenne locura cuyo atractivo puedes nunca hallar, todo un sacrificio de viaje que puede alentar tu motivación curiosa o profundizar en tu desgana y tentativo abandono, cada acto escénico es un cuadro pulcro, estéril y estático acoplado con precisión y presentado con quietud y calma desesperante lo cual lleva a un colapso estético y emocional sugestivo y soberbio o a una reprobable nulidad total, atrape o desapego de unas piezas que se ofrecen con sequedad y antipatía pero conforman un peculiar puzzle no exhibido con demasiada habilidad, es cierto, pero lo cual es parte de su particular encanto, el surrealismo indefinible de la inspiración y creación artística en todo su esplendor.
Molestia o pasión, incertidumbre seductora o podredumbre triste, debate abierto para quien se atreva a navegar por esta pintoresca aventura de sentimiento incierto, superar su mortecina y apagada estructura de perfil denso y marco rígido pero fondo sutil y reseñable si tu lectura capta el tormentoso sin vivir de un alma en pena que conoce sus ardiente deseoso silencioso pero duda de su activa práctica por las consecuencias desastrosas de ello.
Un sin saber emocionante de adrenalina cauta, expectativa confusa y resultado incierto ante tu resolutoria sentencia, complacencia curiosa de guiño anecdótico e interpretación costosa en la meritoria plasmación de un lienzo en blanco sin vida ni forma que adquiere consistencia, carisma y personalidad para finalizar su transformación en sublime objeto de sensaciones diversas según los ojos exquisitos de quien mira y observa.
Afina tus sentidos, alimenta tu apetito, focaliza tu sabiduría y encuentra el punto de disfrute de esta extraña andanza, ciénaga ocasional por momentos, chocante deslumbre sensitivo de percepción esquiva en otros que no lo pone fácil para apreciar su inicio, recorrido y mensaje pero, tampoco lo pretende.
Apta para sagaces pacientes gustosos de la aridez, letanía e incomprensión de lo diferente.