The Sinkholes
Sinopsis de la película
The Sinkholes también pertence al club de Primer y Pi . La estrella del indie francés, Mathieu Amalric, lidera un grupo de expertos que inician la exploración de cinco enormes cuevas recientemente descubiertas en difrentes partes del mundo. ¿Qué se esconde en ellas?
Detalles de la película
- Titulo Original: Les gouffres (The Sinkholes)
- Año: 2012
- Duración: 62
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Opinión de la crítica
Película
4.7
89 valoraciones en total
Bueno, no creo que debamos detenernos en exceso en el análisis de un film, donde se cuenta algo poco comprensible y que carece de un significado, más allá del que el director le pueda encontrar, rebuscando quizás en alguna pesadilla nocturna de tipo surrealista que haya podido tener.
En el film hay una expedición, una mujer que se queda esperando sóla a su marido en una especie de hotel abandonado, hay un pelín de terror y angustias nocturnas con viaje misterioso por medio, y luego hay una representación de Turandot. Tengo al certeza de que quizás todas estas piezas puedan ensamblarse y crear un universo artístico de primera dimención, pero debo ser muy corto, y yo por mi parte no entendí nada.
En general no me ha gustado, a veces puedes no entender y sentirte fascinado, pero este no es el caso, en cualquier caso se puede salvar algún momento estético de acierto, y cierto clima de incomodidad, y sobre todo la presencia-descubrimiento de su protagonista, Nathalie Boutefeu, que me ha gustado bastante.
La película está mal diseñada desde el principio, ya que la idea de adentrarse en una zona natural, los llamados sumideros, podía habernos propuesto una visión de la zona en lugar de los problemas psicológicos de la protagonista. La fotografía no es nada buena, ya que abusa en exceso del desenfoque y llega a ser bastante cargante, las imágenes de exteriores están desaprovechadas y cuando la protagonista se adentra en uno de los sumideros ese desenfoque provocado por el director no nos permite ver la belleza del lugar. Podía haber aprendido algo el director de Werner Herzog en la forma de rodar en el interior de una cueva, como hizo con su magnífico documental La cueva de los sueños olvidados. Nathalie Boutefeu, que está presenta durante la totalidad de la proyección es lo único destacable de esta película para olvidar.
Tinker Tailor Soldier Spy (Tomas Alfredson, 2011) fue promocionada como si de una película de Bond o Bourne se tratase. Lincoln (Steven Spielberg, 2012), debido al acelerado montaje de su trailer, se asemejaba más a una producción repleta de testosterona de Michael Bay que a un clásico film político. The Sinkholes, del debutante realizador francés Antoine Barraud, no solo ha sido comparada con cintas como Primer (Shane Carruth, 2004) o Pi:Faith in Chaos (Darren Aronofsky, 1998) sino que ha sido considerada equivocadamente como una original incursión en el género de la ciencia ficción. Cierto es que no es necesario que aparezcan naves espaciales ni extraterrestres para considerarla como tal (En la estupenda Safety Not Guaranteed, Colin Trevorrow, 2011, apenas se mostraban elementos propios de Sci-Fi pero el film giraba hábilmente en torno a ello) pero nos enfrentamos claramente a un drama psicológico que reflexiona (demasiado) sobre la angustia vital provocada por el desconocimiento y el misterio prolongados súbitamente en el tiempo. El problema de Barraud, autor también del libreto, es su falta de decisión a la hora de encaminar la trama hacia un lado u otro. Jamás sabemos a ciencia cierta a que atenernos y, aunque eso en cualquier otra película sería un interesante reto al espectador, aquí deriva en desconcierto y frustración, pues en ningún momento se nos incluye en los oscuros y extraños pensamientos de la protagonista, ya que nos son totalmente ajenos y, en cierto sentido, azarosos. El personaje central, muy bien interpretado por Nathalie Boutefeu (de largo, lo mejor de la propuesta), evoluciona individualmente, optando Barraud por encubrir y silenciar su punto de vista a través de unos bruscos pasajes desarrollados casi en su totalidad en parte de su subconsciente, al que no hemos sido invitados, con la consiguiente falta de la necesaria información para lograr comprender sus motivaciones más allá de una presumible enajenación.
La testimonial presencia de Mathieu Amalric, otro de los fraudulentos reclamos del film, no se puede catalogar más que como una curiosidad, ya que a nivel de trama su trascendencia es irrisoria. Últimamente, un sector del cine independiente o de arte y ensayo, parece refugiarse en la manida excusa de la preferencia por la construcción de ambientes y de atmósferas para justificar su incompetencia (o lo que es peor, desprecio) narrativa, una dejadez que perjudica directamente sus propuestas y no las hace más vanguardistas ni las acerca al sobrevalorado movimiento, y en muchos casos irritante, conocido como Nouvelle Vague, sino que pone de manifiesto un exacerbado y desesperado gusto por lo visual ante la imposibilidad creativa de desarrollar una trama que se mantenga por si misma, sin trucos ni fanfarrias ópticas. Soy el primero que valora y aplaude una imaginativa puesta en escena, una orgía para la vista sin más intención que impresionar sin trascender, pero siempre que esté apoyado en un, como mínimo, decente guión. Blade Runner (Ridley Scott, 1982), Children Of Men (Alfonso Cuarón, 2006), Sunshine (Danny Boyle, 2007) o The Time Machine (George Pal, 1960) son buenos ejemplos de ello, demostrando que el guión es la base de cualquier producción audiovisual. Un árbol puede ser hipnótico en su exterior, pero si la raíz está podrida, no durará mucho.
Sigo en spoiler sin ser spoiler