The Leftovers (Serie de TV)
Sinopsis de la película
TV Series (2014-2017). 3 temporadas. 28 episodios. Cuando el 2% de la población mundial desaparece de forma literal y abrupta, sin explicación alguna, quedando sólo sus ropas en el sitio en el que sus cuerpos se evaporaron, el resto de la población de la Tierra comienza a intentar comprender lo que ha pasado, y sobre todo lo que se supone que deben hacer al respecto. Una de estas personas es el jefe de la policía de un pequeño suburbio de Nueva York, padre de dos hijos, que trata de mantener cierta apariencia de normalidad.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Leftovers (TV Series)
- Año: 2014
- Duración: 60
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Opinión de la crítica
Película
7.5
99 valoraciones en total
Así como la cabra tira al monte, Lindelof repite sus aciertos y sus errores previos y (seguramente) futuros.
Comienza una historia en un tono, con una propuesta y ambiciones nada tienen que ver con el resultado al final.
Consigue sorprendernos a cada paso del camino. Nos siembra el misterio. Juega con nuestra expectativas con maestría, pero… ¿a qué precio? No es Lynch, no puede permitirse que el viaje sea el fin, al carecer de su poesía y de su dominio de lo onírico. Es concreto, y sus personajes se rigen por la misma lógica que la del espectador.
Abre tramas, abre preguntas, las cierra a su antojo (las que le da la gana). Deja a un lado personajes que no le dan más zumo y aprieta a los que el espectador aprecia.
Esta serie tiene algunos personajes (y actores) muy buenos, que detonan el corazón del espectador con frecuencia. Es muy entretenida. Si superas el hastío inicial, invita a terminarla. La música es conmovedora.
Y sin embargo me resulta imposible quitarme el sabor a fraude de la boca. Se tambalea entre lo sobrenatural, lo científico y lo religioso de forma torpe, como un mago borracho que tropieza y termina en llamas en medio de la actuación. Parece querer que el espectador especule constantemente, es un gran alimentador de foros de opinión.
¿Qué significará esto? ¿Y aquello?
Nada, no significa nada. Se le ocurrió que molaría meterlo y lo metió.
En resumen la serie no sabe lo que quiere, si ser un entretenimiento vacuo pero efectivo o una obra filosófica ambiciosa. Al final es un entretenimiento efectivo y decepcionante, y una basura filosófica pasada de vueltas.
¿Y el final?
Me parece del todo imposible hacer justicia a una serie tan devastadora como The Leftovers. Escribo porque no asumo que haya terminado, porque necesito estirar la resaca, o porque sentarse delante de una pantalla en blanco, mientras suenan las teclas de EL PIANO, resulta muy evocador como para decir no.
El caso es que la serie ha terminado y automáticamente se ha colado en mi top tres junto a The Wire y Six Feet Under. Defiendo The Wire como la mejor porque no es un producto pensado para la televisión en cuanto a ritmo, montaje, etc… es una peli que dura sesenta horas. todas muy medidas, todas muy pensadas, con una interpretación coral inalcanzable para las demás, aunque entienda que no ofrezca lo que mucha gente pide a una serie en cuanto a dinamismo o seducción, tenga o no tenga una porción de pizza en la mano. cuando hablo de Six Feet Under aludo al amor del bueno, ese que en televisión o cine suele ser más empalagoso que mojar toffees en leche condensada pero que en la interpretación de keith & david resulta natural, real, legítimo.
Con the leftovers suelo hablar de intensidad, emocionalmente es la serie más exigente que he visto nunca. Y aquí, al intentar verbalizarla, me vienen a la mente un par de referencias. La primera alude a este párrafo de Ña y Bel (Gustavo Martín Garzo, 1997):
[…] creo que estar triste es tener el convencimiento de que las cosas son más de lo que parecen, que esconden siempre otra vida. Una vida que, sin embargo, nunca podremos alcanzar. […]
Estos días he hilado una teoría absurda: para que te guste The Leftovers tienes que estar roto. Vale que no es muy sólido esto, pero creo que tienes que haber lidiado de lo lindo con la mierda para poder encajar los golpes que guionistas, actores, directores han creído que podías recibir. Hablo de estar mal de verdad (no de parecerlo), de la incapacidad para resolver conflictos, de tener que haber desarrollado mecanismos de autodefensa para asomar ahí fuera, de la incapacidad para comprender o relativizar ciertas cosas.
Vale que mi teoría es completamente subjetiva pero sí he pensado en esto cuando le he recomendado la serie a personas felices que bajaron del barco rápidamente porque la serie les exigía mucho a nivel de intensidad. Al fin y al cabo hablamos de sentarnos delante de unos personajes que, estando ya rotos, deben lidiar con la súbita desaparición de familiares, amigos o conocidos. Una desaparición que no tendrá nunca explicación, vamos, que si quieres porqués últimos, nanai de la china.
La otra referencia tiene que ver con Nick Cave. En concreto con esa parte del documental one more time with feeling (Andrew Dominik, 2016) en la que intenta explicar cómo respira la pérdida de su hijo. Nick Cave habla como si estuviese en el diario de patricia exponiendo el drama de dramas. Me llamó especialmente la atención una parte en la que define el tiempo como elástico, puedes alejarte del vacío y del dolor, pero el tiempo funciona como una goma que aunque se estira y aleja, termina por ceder y volver a la zona cero. En este caso Nick Cave habla de la hora en la que sucedió la mayor de las desgracias imaginable, de la discapacidad emocional para ver el reloj, nuestro 14 de octubre particular.
El tiempo es elástico para todos y cada uno de los personajes con alguna diferencia en la fuerza de retorno a la zona cero, pero igualmente amenazante. Querer recuperar una vida que no querías porque la actual tampoco la quieres, porque tú no te quieres, porque eres incapaz de querer, porque el precio de querer o aferrarse a algo/alguien, aunque tengas tres millones de dólares en una subasta, no lo puedes pagar.
Dentro del torbellino emocional que sacude a todos los personajes de The Leftovers hay uno que los supera a todos, Nora Durst. Lo de Carrie Coon sería de alfombras rojas, muñecos bañados en oro y todo el tenderete si creyese en eso. Porque si hay algo más valiente que suicidarse es afrontar una vida en la que echar de menos pesa lo mismo que echar de más y aun así no hay, ni habrá nunca, equilibrio.
porque en el fondo todos nos movemos infinitamente mejor en la mierda, es más barato pensar mal que pensar bien, nos han hecho creer primero que la felicidad es una meta, es más fácil andar persiguiendo una zanahoria, más tarde rectificaron, ya no es una meta, es el camino hasta la meta. El caso es que seguimos sin ser capaces de ser felices porque desconocemos los esquemas de la felicidad, porque no estamos acostumbrados, porque no tenemos confianza en ella porque nunca la hemos conocido lo suficiente como para dejarle las llaves de casa. porque aunque sabemos cuáles son los efectos secundarios de ser/estar triste somos capaces de manejarlos, qué coño, ¡siempre han estado ahí! por eso es lícito jugar a ser dios, a ser espía, a creer en conspiraciones perrunas, en realidades paralelas, en física cuántica, todo vale, todo, absolutamente todo menos creer sin más en el ya, en el ahora, en el ser humano que tienes enfrente en este preciso momento, un momento que es presente y pasado al mismo tiempo, que puede o no puede estar en el mismo plano existencial que tú, que yo, que ella, que él, que todo.
The Leftovers no es que deje más interrogantes que respuestas, es que tanto unas como otras en realidad no importan. Importan los caminos, el proceso, la evolución, los andamios que has necesitado para hacer esto, lo otro o lo de más allá, importa la ciencia (Laurie) hasta que importa más el sentirse útil (aaaay Laurie). Y claro, importa el amor, siempre el amor, o el pragmatismo, ¿o era la fe?
Da igual, ojalá volver a sentir algo así con una serie, o-ja-lá.
Era uno de los estrenos más esperados de la temporada veraniega y quizá por ese motivo ha generado una marabunta de reacciones encontradas. El nuevo producto de la factoría HBO, en el que el canal de pago ha depositado toda su confianza, no respondía quizá a las expectativas de un planteamiento y sobre todo de un tráiler que vaticinaban una gran obra de ciencia ficción. A pesar de que la promoción se ha esforzado en enfatizar los efectos de este nuevo Apocalipsis (¿Qué harías si de repente desapareciera el 2% de la población mundial?), los hay que ya están reclamando resoluciones. Y la nueva apuesta de Damon Lindelof, esta vez sí, no va de eso.
No sé si llamarlo osadía o recochineo, pero hay que tener narices para embarcarse en un nuevo misterio televisivo después del fiasco que supuso el desenlace de la mítica serie Perdidos. Si en aquella ocasión sus responsables se escudaron tras el falso argumento de que aquel entuerto era en realidad una historia de personajes, esta vez sí que nos encontramos ante un proyecto honesto desde un principio. The leftovers no busca las causas de lo inexplicable sino sus consecuencias terrenales, tan interesantes e imprevisibles como la ciencia ficción.
Hay que conocer el trabajo de uno de los responsables de la serie, Tom Perrotta, para cerciorarse de que The leftovers no es ni Perdidos, ni Los 4.400, ni nada que por su sinopsis se le pueda parecer. El autor de Juegos de niños (llevada a la gran pantalla de forma brillante como Juegos secretos) y de las más reciente Lecciones de abstinencia es todo un maestro en retratar las miserias de la sociedad estadounidense (y por extensión de la occidental), en hurgar en lo más hondo de la basura que todos tratamos de camuflar. Y aunque con esta Ascensión diera un giro importante a su carrera, al final el planteamiento fantástico le ha servido nuevamente para trazar las flaquezas del ser humano actual.
El piloto de la serie arranca potente, con el llanto desgarrador de una madre que ha visto esfumarse a su bebé mientras el caos se adueña de su alrededor. Si The leftovers hubiera sido un producto de J.J. Abrams para la NBC no faltarían aviones cayendo en picado y ciudades en llamas, pero afortunadamente el post-apocalipsis puede contar con lecturas más personales y menos explotadas.
Tras la impactante secuencia inicial, el primer capítulo echa el freno y juega a la confusión. Los personajes se introducen de manera desconcertante, sin un aparente hilo conductor. Hasta que poco a poco el guión nos desvela el seno de una familia desestructurada tras la ascensión, con un jefe de policía y su hija todavía traumatizados y una mujer y su hijo abducidos por diferentes sectas que han nacido a rebufo de la incomprensión.
Aunque en algunos instantes puede que flojee el ritmo, la serie debuta con imágenes de enorme poder, como esa petición desesperada del agente Garvey a su esposa o el grito ahogado de su hijo en la piscina, por no mencionar la inquietud que provocan los miembros de la secta silenciosa en su búsqueda de nuevos fieles.
Como si de un texto de Saramago se tratara, The leftovers se sirve de una hipotética e improbable situación para desnudarnos el comportamiento humano y social. Aquí no hay lugar para los fenómenos paranormales o conspiranoicos. No importa tanto lo que haya sucedido con los desaparecidos sino lo que ocurre con los que se quedan, los que deben reordenar sus vidas tras el desorden. Y, por el momento, resulta mucho más aterrador.
Llevo mucho tiempo visto películas y series de televisión y no recuerdo serie que a la par de infravalorada me haya parecida tan buena e imprescindible como esta. Por eso me he animado a escribir esta crítica, por eso me he animado a dejar esta huella, para que quede en el recuerdo.
No suelo poner dieces, los reservo para el contenido que me parece especial, que me ha marcado. No estoy diciendo que sea una serie perfecta, tiene sus fallos y altibajos como muchas otras (Para mi sobre todo en la primera temporada), pero, su mensaje y desarrollo lo palia completamente. Antes de nada te responderé lo que has venido a buscar, ¿Recomiendo la serie?, un rotundo SI.
Esta serie no es fácil de ver, por lo menos no para muchos, puesto que formando parte del argumento cosas tan disparatadas o inverosímiles que difícilmente vamos a ver (Algunas no por que no existan, es porque no vivimos en el contexto donde se dan) no puede tratar temas mas personales y que afecten tanto a cualquier persona que vea esta serie. Es una bofetada al espectador para que piense y reflexione sobre situaciones como la falta de seres queridos, la falta de respuestas o como ser feliz.
Se que es una crítica muy abstracta y que no ahonda en los detalles del argumento, pero así es exactamente la serie, un viaje sin sentido y con final incierto mientras vas observando y sintiendo todo lo que pasa.
Decir para ir terminando que la serie al contrario de lo que opina mucha gente a mi me entretiene, y mucho. No solo se basa en en cuestiones filosóficas de las que se puede hablar hasta el infinito, también tiene su parte de enganche, misterio y hasta algunas partes graciosas, pero en el caso de que no te haga pensar, no sientas nada, o busque explicación a todo lo que pasas, no la sigas viendo porque no encontrarás nada mas haya de eso.
Además de todo eso la música, fotografía, actuaciones.. son maravillosas, pequeñas píldoras que hacen aun mas grande a la serie. Ya se que es difícil hacer caso a una crítica como esta y mas conteniendo 17 no y solo un si , os recomiendo darle una oportunidad.
No busquéis respuestas, a Dios, al big bang, a la inflación cósmica, a Brahma o a Tepeu y Gucumat, o por lo menos no dejéis que os impidan ser felices, aprovechad el tiempo que tenemos al lado de los que mas os importan.
Llevo muchos años siguiendo filmaffinity. Leyendo las críticas de la prensa y otros usuarios a la hora de elegir qué pelis ver, ojeando las listas, viendo las puntuaciones, etc.
Y esta es la primera vez que me animo a escribir una crítica, porque realmente esta serie merece la pena, y creo que está infravalorada. Es de lo mejor que he visto en mucho tiempo, y no lo digo por decir, he disfrutado de grandes series como The Wire, Los Soprano, Breaking Bad…
Como ya han dicho muchos usuarios, que nadie se espere un Lost 2.0. Desaparece el 2% de la población y nadie sabe por qué. Pero no importa, porque la trama se centra en el 98% restante que se queda. En cómo reaccionan, cómo se sienten, cómo se ubican y recuperan en un mundo en el que nada tiene sentido. Es una serie llena de mensajes profundos, que te hacen reflexionar, que te hacen pensar, y que te hacen sentir.
Con una banda sonora excepcional a cargo de Max Ritcher, que hace que se te pongan los pelos de punta varias veces por capítulo, una fotografía fantástica, con escenas emocionalmente demoledoras, y unas interpretaciones que te llegan al alma, The Leftovers para mí es una serie que va más allá, que no es para todo el mundo, pero que, si le das 3 o 4 capítulos, te impactará seguro. ¿Qué sentido tiene todo? ¿Realmente merece la pena? ¿Qué hacemos aquí, a dónde vamos?
Continuo con una reflexión que contiene pequeños spoilers.