The Exam
Sinopsis de la película
Tras el fracaso de la insurrección de 1956, en las calles de Budapest reina el terror. El nuevo primer ministro, János Kádár, ordena que se ponga a prueba la lealtad de los oficiales de la Defensa Nacional. Uno de ellos, Jung (Zsolt Nagy), es un ambicioso espía que usa como tapadera su trabajo de profesor privado. En su apartamento se suceden encuentros clandestinos entre agentes e informadores. Marko (Janos Kulka), su superior y único amigo, que tiene el encargo de espiarle, acaba descubriendo secretos de la vida de Jung que podrían destruir la carrera de ambos.
Detalles de la película
- Titulo Original: A vizsga
- Año: 2011
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
6.4
45 valoraciones en total
Mucho mérito tiene este guion que camina con mucho sentido entre la comedia y el drama decantándose en el clímax de la película más por el drama.
La narración tiene mucho que ver con el clásico cazador cazado pero con un tono de humor negro tremendamente inteligente. Sólo si el espectador descubre ese tono, podrá disfrutar de esta trama.
Existe una evidente crítica hacia un sistema policial en el que todos son vigilados por todos, en el que los espías campan a sus anchas manteniendo vigilados a todo el mundo, incluso a ellos mismos.
Lo cómico de la situación parte de que los espías consideran de vital importancia aquello que hacen y que el día de Nochebuena del año 1.957 un grupo de policías secretos se dediquen a controlarse y evaluarse los unos a los otros no deja de tener su ironía.
La red de mentiras, intrigas y el esfuerzo que dedican los personajes para mantener la coherencia y los protocolos de sus trabajos son la clave de lo que la película quiere poner bajo el foco de las luces. Lo innecesario de ese esfuerzo, la locura de ese estado de cosas, la paranoia de vivir bajo ese prisma hace que, simplemente con mostrar una anécdota de ese trabajo, todo parezca ridículo, infantil y exagerado.
La narración casi teatral mantiene la tensión mediante un entremado de situaciones que se teje y se desteje con oficio.
El reparto responde a la perfección a lo que exige el guion, un grupo de actores con mucho sentido y muy bien dirigidos. La banda sonora, aunque no explora sus posibilidades también contribuye a que la película sea muy recomendable.
No confundir con EXAM (Stuart Hazeldine / Reino Unido / 2009). Dicho esto, nos llega con tres añitos de retraso esta estupenda propuesta de corte teatral, sobre la paranoia que se desató en la Hungría inmediatamente posterior a la fallida revuelta en contra del régimen prosovietico en 1956 y que los mismos soviéticos se encargaron de cortar de raíz vía tanques y represión.
Juego de matrioskas, para mayor inri, rusas, donde los espías son espiados en un laberinto kafkiano (Kafka pertenecía al imperio austrohúngaro), con buenos interpretes desconocidos por estos lares al igual que su director en su segundo trabajo que sabe dotar al relato de un ritmo adecuado, manejar con acierto su bajo presupuesto y atraparnos en una historia que engancha desde el primer momento. Humor sutil y una mirada compasiva a la vez que descarnada sobre esos individuos que viven su vida en función de las otras vidas que espían, como bien reflejó Florian Henckel en La vida de los otros (2006). Ello no quita que por el bien de la intriga se permita alguna que otra trampilla . Probable e injustamente pasará desapercibida en las carteleras, siendo como es una de las mejores sorpresas del año.
El año pasado apareció en Hungría esta interesante cinta de intriga, espionaje y drama encuadrada en un contexto histórico muy concreto: los meses posteriores al levantamiento húngaro del año 1956, conocido como Contrarrevolución desde al año siguiente y, hoy en día, desde hace unos veinte años gloriosa Revolución húngara, momento estelar y traumático a partes iguales del pasado reciente del país magiar. La combinación de géneros prometía y el resultado no defrauda, así, el ritmo intenso y el carácter fresco que Péter Bergendy imprime a la película hacen de ésta un trabajo digno de tener en cuenta para todo amante del género.
Como veníamos sugiriendo más arriba, el año 1956 marca un punto de inflexión en la historia húngara, y es elevado hoy en día a los altares de la historia del país como muestra de la repulsa del pueblo húngaro hacia el comunismo, de acuerdo con la visión oficial una imposición extranjera ajena al carácter nacional, amante de la libertad y el progreso. En los cementerios de cualquier ciudad húngara podemos ver hasta qué punto los acontecimientos del 56 han sido convertidos en objeto de culto por la nueva cultura cívica surgida al calor de la caída del comunismo a finales de 1989, allí nos encontramos las banderas nacionales con un agujero en el centro (supuestamente esto tenía que ver con ) en las tumbas de los mártires y héroes del momento, otro ejemplo de ello es la estatua de la Pièta Hungara de la ciudad de Szeged, al sur del país, donde una estatua que encarna a la Virgen María porta entre sus brazos una bandera húngara perforada, llorando la muerte de sus hijos y la esclavitud del pueblo elegido.
Más allá de análisis del mesianismo inherente a la cultura política húngara en la actualidad -tentación a la que, por otra parte, escapan pocos países europeos hoy en día – y de la construcción de relatos memorísticos legitimatorios y exculpatorios, lo cierto es que una película como esta llega en un buen momento. El joven y atractivo primer ministro húngaro, Viktor Orbán, en el cargo desde el año 2010, está impulsando la elaboración y consolidación de estas narrativas del pasado con fines políticos, en un ejercicio de presentismo, buena muestra de ello es la ley que reconoce al Partido Socialista como heredero directo del Partido Socialista Obrero Húngaro, que gobernó el país desde 1956.