The Coast Guard
Sinopsis de la película
En una noche de patrulla militar, el soldado Kang dispara a Young-kil, un civil, mientras éste mantenía relaciones sexuales con su novia Mi-yeong. El suceso provocará que Kang comience un descenso hacia la locura…
Detalles de la película
- Titulo Original: Hae anseon (The Coast Guard)
- Año: 2002
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
6.5
69 valoraciones en total
The Coast Gard resulta ser una de las mejores películas de Kim Ki-Duk. El director coreano vuelve a tratar el dolor humano con una preciosa puesta en escena, sin duda, de las más bellas del director. Y el dolor aquí, no es otro que la locura, la pérdida de la lucidez y la desesperación humana.
La película es una más de los films sur coreanos antibelicistas que surgieron en un corto periodo de tiempo. Joint Security Area dirigida en el 2000 por Chan-wook Park, o Lazos de Guerra realizada en el 2004 por Je-gyu Kang, son dos películas de éxito que narran de diferente forma algunas de las consecuencias de esta guerra. La excelente obra de Chan-wook Park es mucho más parecida en temática a la de Kim.
Mientras que JSA profundiza mucho más en la intriga, The Coast Guardian lo hace en el propio hombre. Kim es mucho más profundo y se centra más en el drama psicológico, mientras que Park es más visceral. Los dos son distintos y los dos son grandiosos.
Kim nos azota con su violencia al mismo tiempo que nos enamora con hermosas imágenes. La fotografía está a la altura de sus mejores film. Escenas como las del boxeo en la playa o la hermana loca en la pecera son una huella imborrable para mis retinas.
Lo reconozco, es la primera vez que me acerco a este idolatrado cineasta por algunos de mis amigos de mundos paralelos, pero ha sido un agradable contacto.
Los pasos fueron:
1º – Acercarse a un cine con una forma de tratar los temas tan diferente a la occidental (aunque en el fondo el planteamiento sea el mismo: contar una historia) es dificil. ¿Qué hacemos? Ir a la filmoteca.
2º – Ver la pelicula con alguien iniciado…por si te pierdes.
3º – Impresionarte con la belleza de las imagenes donde es capaz de plasmar la belleza y el horror.
4º.- La crítica a lo absurdo de la busqueda de un enemigo que existe, pero que no esta presente en ese pedazo espacio de Corea. Como consecuencia de esa busqueda la locura se traslada a personajes donde su único objetivo es encontrar a un espia y matarle para buscar algo tan simple como unas simples vacaciones que te hagan huir de la rutina diaria de un cuartel (¿y no es al fin al cabo el sueño de todos nosotros cuando nos levantamos a las seis y media para ir a trabajar el pensar en las próximas vacaciones?).
Esa obsesión lleva al momento trágico de la historia que degenera en la locura no solo de los implicados directamente (el soldado y la chica) sino en todos los de alrededor, el efecto domino que conlleva a la locura colectiva y a un final no feliz que se intuye desde los primeros momentos de la película.
5º.- Un final impresionante como alegoria de lo cruel de la guerra, de las obsesiones y muestra de lo morbosos que somos todos.
6º.- Una pega: Es demasiado reiterativo en explicaros la locura de los personajes (sobre todo en el caso de los soldados) que hace que la película se te haga un poco larga. Con unos minutos menos sería igual de efectiva y bella.
7º- Tendremos que seguir el camino iniciado e indagar más en su filmografía.
Después de Hierro 3 parecía que Ki-Duk Kim iba a comerse el mundo pero su legión de detractores aumenta gracias a películas como Samaritan Girl, El arco y Time, donde no se sabe si la forma (banda sonora olvidable y pretendida belleza en los planos) supera al contenido (excesivo afán por dotar de tragedia a la historia) o viceversa. Pese a todo a mí me resultan salvables y las dos últimas interesantes.
The Coast Guard pertenece a su mejor período aunque en esencia forma parte de toda su filmografía: sus películas se mueven en los mismos territorios cambiando sus escenarios. Y esta vez el inicio podría recordar algo a Joint Security Area de Chan-wook Park pero obviamente el cine de Ki-Duk Kim se adentra en sus terrenos habituales: un viaje al dolor desgarrado por la locura.
Pese a cernirse a lo absurdo (continúas disputas, peleas, puntapiés y puñetazos entre soldados y/o civiles independientemente sea un subordinado o un superior) supone el eje central sobre el que transcurre la propuesta: una espiral interminable de la violencia que en el fondo resulta ilógica pero deja huellas imborrables a todos los personajes.
La historia del soldado Kang es la vida de un fantasma incapaz de adaptarse a la vida en sociedad y que vuelve como un perro a su amo pese a recibir patadas y una eterna desaprobación. Un alma errante como Mi-yeong que ha elegido la locura para superar un hecho violento que le ha dejado marcada.
Respaldada en figuras habituales de Ki-Duk, la chica loca por ejemplo, es difícil averiguar si The Coast Guard, aparate de su mensaje antibelicista, denuncia también la separación entre las dos Coreas, como la de la madre de su hijo, como la del amor al abandono o la del raciocinio a la locura.
Lo mejor: su final brillante, donde la violencia salta a las calles (sociedad) y es vista como un espectáculo (la barrera entre el televidente y la realidad) hasta que se clava en el público rompiendo una invisible trinchera. Es cuando lo aparentemente irreal y lejano se transforma en algo serio y amenazante.
Una de las metáforas más acertadas de toda su filmografía y de una película crítica con las guerras y la violencia que engendran las mismas.
Sensacional me parece esta propuesta del director coreano Ki-Duk Kim. De nuevo, nos sumerge en un mundo donde la locura y la soledad se entrecruzan. Ejercicio salvaje, de cruda violencia y de descenso a los infiernos de una mente perturbada.
La fabulosa fotografía y la completa banda sonora no consiguen disimular este barroquismo de sangre y sufrimiento. Puede ser, que sea en esta película, donde comience a mostrar un dominio ejemplar del encuadre, donde unos escenarios y naturalezas desoladas que siempre utilizó para recrear sus guiones, empiecen a formar parte de las historias, más que ser un mero acompañamiento. El combate de boxeo en el agua es impactante (que sin duda es lo que buscaba su director) y su salvajismo es jodidamente hermoso.
Gran actuación de Dong-Kun Jang estira su papel hasta el límite, hasta lo imposible. Más o menos es siempre lo que busca el realizador coreano, llevar las cosas un poco más allá de lo que debiera, intentando sacar de quicio al espectador.
Fantástico el final, el acercamiento a una sociedad que siempre espía desde la barrera de la seguridad.
Provocador, directo y cargado de una fuerte crítica antibelicista, este trabajo ofrece magníficos momentos, sobre todo al principio. Nos cuenta el descenso al infierno de la locura de dos jóvenes, un militar fronterizo perteneciente al cuerpo de los guardacostas, cuya misión es evitar el paso de espías norcoreanos, y una chica del lugar que durante una noche ve cómo el anterior dispara por equivocación a su novio mientras mantiene con él relaciones sexuales en la playa. De ellos me interesa el primero, que es el típico muchacho flipado y agresivo al que le han vendido la moto de la patria, de la honra militar y de todas esas gilipolleces. La historia de la segunda sólo tiene de interesante el impactante asesinato en la playa, el resto cae en el tópico asiático más molesto de la demencia sobreactuada.
En la segunda parte, Kim se vuelve a pasar de la raya, se le vuelve a ir de las manos la historia. Pero al menos ofrece una escena final que me pareció cojonuda (ver SPOILER).
Se nota que los guiones de este señor están escritos para rodarse con cuatro duros, es decir, para poder tener el control absoluto –él mismo se define como un dictador en su trabajo, motivo por el cuál suele reclutar a principiantes para los apartados técnicos–. Por ejemplo, las situaciones son redundantes, por lo que sus pelis suelen parecer estiradas más de la cuenta aun cuando son de corta duración. A partir de un punto situado hacia la mitad de la cinta, suele pasarse de tremendista.
A pesar de todo, sabe contar las cosas muy bien.
No será la mejor película bélica que hayas visto, pero es más digna que la mayoría de las bazofias panfletarias que nos llegan desde los Estados Unidos –ahí pretendo hurgar en la llaga–.
Y se puede extraer una conclusión final muy útil para el que algún día entre en los servicios de inteligencia de su país: el mejor espía… una tía en pelotas. La loca de esta peli se queda con medio arsenal de los guardacostas sin apenas pestañear.