Testigo
Sinopsis de la película
Un enigmático hombre de negocios en nombre de una misteriosa organización se pone en contacto con Duval (François Cluzet) para ofrecerle un trabajo sencillo y bien remunerado: transcribir escuchas telefónicas interceptadas. Duval, económicamente desesperado, acepta sin preguntar sobre la finalidad de la empresa que lo contrata. De pronto, envuelto en un complot político, debe afrontar la brutal mecánica del mundo oculto de los servicios secretos.
Detalles de la película
- Titulo Original: La mécanique de l’ombre
- Año: 2016
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
5.9
86 valoraciones en total
Francamente buena e interesante en todo momento, esta feliz co-producción entre Francia y Bélgica mantiene en tensión al espectador desde el comienzo, con su estupendo prólogo, hasta su desenlace… este un tanto yankinizado y, francamente, tal y como iba el resto de la peli, un tanto increíble, que baja un poco la nota media total.
Y es que todo lo que sucede hasta sus minutos finales son, no solo verosímiles, sino creíbles. Un peón, un infeliz que trata de ganarse la vida sin saber que no tiene libertad, que está constantemente vigilado y que haga lo que haga le supondrá un disgusto, para él e incluso para quien le rodee en un momento dado.
Todo ello gracias a un excelente guión a cargo del propio realizador y de Yann Gozlan, y a unas exquisitas interpretaciones, donde sobresale una vez más el siempre soberbio Fraçois Cluzet, quien con sólo verle su rostro en primer plano podemos adivinar su estado de ánimo, sus sufrimientos, miedos, angustias.
Muy buena banda sonora de Grégoire Auger y un desarrollo de la historia modélico… hasta su último cuarto de hora, que se aparta de la sobriedad expositiva expuesta hasta el momento, para tomar caminos de pura acción que, repito, no se cree nadie. Hubiera sido mejor otro final, pero bueno, los productores habrán pensado que el pesimismo y derrotismo del cine del thriller político de la década de los setenta, principalmente, no iba a ser demasiado bien aceptado por los espectadores de hoy en día. En fin… no estoy de acuerdo, pero ello no empaña la calidad media del film, que es muy buena, siendo en todo momento muy entretenido.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Para pasar el rato, que últimamente ya es bastante cuando se va al cine, pero que no se espere una francesa que te agarre a la butaca.
Evidentemente es una obra menor y solo la salva un cierto pulso de film noir. Cuando el protagonista dice al principio Esto es un desastre, me ha dado una corazonada negativa y no me equivocaba mucho. Por cierto que ese comienzo es tan absurdo como tantas otras situaciones de la cinta que la hacen naufragar bastante. Pero hay buena mano tras la cámara, la banda sonora es adecuada y el montaje interesante. A cambio París siempre da para mucho más en una película de estas. Y luego las actuaciones. Prefiero los secundarios, sobre todo Clement, a un protagonista demasiado hierático y demasiado divo. Un protagonista equívoco que casi nunca se sabe si va o viene y que en su gran riesgo, no parecer creíble, naufraga lo mismo que la película. La chica tampoco mola. El comentado Clement y el poli criollo no hubieran desentonado en las grandes de este género, por ejemplo con Le Carré.
Se puede uno dormir con perfecta naturalidad, la película induce a ello con su flujo. Solo hay un momento de impacto. Y por eso creo que el director es flojo y también, entre otras muchas cosas, porque falla retratando la violencia, lo cual es bastante imperdonable en el cine negro galo. Podía haberla sugerido perfectamente sin haberla mostrado y lo tenía fácil, o podía haberse metido en harina y haberse mojado, pero se queda en medio. Flojo.
Película del montón, pero digna al fin.
Nota al margen de la película.- Es patético que en una película como esta haya gente que se echa a reir a la mínima oportunidad. No gente joven colocada, sino gente de cierta edad que quiere reir de cualquier manera. Es una tendencia que constato en todas las películas que voy a ver, la gente se echa a reir por cualquier cosa, incluso en momentos dramáticos por cualquier bobada. O son más inteligentes, o tienen más sentido del humor o son completamente gilipollas.
Thomas Kruithof debuta como director con Testigo, un thriller político y algo kafkiano, donde un hombre solitario y corriente se ve envuelto en un poderoso complot. Testigo se hace eco de importantes producciones de espías de la historia del cine como La Vida de los Otros (2006) de Florian Henckel von Donnersmarck o La Conversación (1974) de Francis Ford Coppola. Estreno 9 de Junio
Testigo es la historia de Duval (François Cluzet), un exoficinista y exalcohólico sin ocupación durante bastante tiempo. Un día recibe una peculiar oferta de trabajo muy bien remunerada, con un horario de 9 a 18 horas, que le permite recuperar la reconfortante vida rutinaria de una persona activa, por lo que obedece sin cuestionar las reglas ni hacer ningún tipo de preguntas.
Las funciones de Duval consisten en transcribir conversaciones telefónicas grabadas en casetes previamente numerados, a una máquina de escribir sin el conocimiento de sus interlocutores. Su lugar de trabajo, un modesto y semivacío apartamento del que no se le permite salir en horario de oficina, además, no puede fumar en el interior a pesar de que está solo, ni decir a nadie en donde y en que trabaja, es decir estará sometido a unas normas de seguridad cercanas al absurdo. Al mismo tiempo asiste a sus reuniones periódicas de Alcohólicos Anónimos donde conoce a una mujer (Alba Rohrwacher) con la que entabla una tierna relación de amistad. La vida parece sonreír de nuevo a Duval, hasta que un día escucha unas sospechosas y comprometidas conversaciones en un casete, que le harán plantearse su continuidad en el trabajo, pero ya resultará demasiado tarde y su vida corre peligro.
Duval se da cuenta rápidamente que está metido en un entramado de confabulaciones y conspiraciones en el que están implicados políticos conocidos, entre ellos el futuro presidente. La situación se complica más aún, cuando aparece la figura de Gerfault (Simon Abkarian), un hombre que afirma ser su superior, un eslabón intermedio entre él y Clément (Denis Podalydès), la persona que le contrató. Duval es un hombre que está acostumbrado a controlar las situaciones, de hecho ha podido mantenerse alejado del alcohol, por lo que no le será muy complicado comprender y adaptarse a la nuevas reglas de juego en las que está inmerso, y sobre todo a aprender a desobedecer. Todo ello para defenderse y salvar su vida.
Estamos ante un intenso thriller político cuyo telón de fondo está inspirado en varias conspiraciones que han tenido lugar en Francia en los últimos treinta años, desde la crisis de los rehenes del Líbano en los años ochenta, hasta el escándalo de los cuadernos de notas de Takieddine, que publicó el diario Liberation para informar de que el régimen de Gadafi pudo financiar la campaña de Sarkozy. Y en general como ha reconocido el propio Thomas Kruithof en una entrevista, en la constante sospecha de la instrumentalización de los servicios secretos con fines políticos.
A partir de ahora, Testigo entra en una inquietante y tensa espiral de momentos angustiosos y claustrofóbicos en la que no sabemos realmente quien es quien y lo más desconcertante, no se puede saber en quien confiar. El personaje de François Cluzet se introduce de manera involuntaria en una complicada red de engaños muy al estilo de Hitchcock donde un hombre corriente y sencillo se ve atrapado en un poderoso complot para convertirse en un agente de inteligencia y posteriormente en un agente doble. Un solitario ciudadano de a pie contra el sistema.
Uno de los aspectos más interesantes de Testigo es la forma de gestionar las escuchas teléfonicas. En una sociedad de grandes avances tecnológicos, Thomas Kruithof y su guionista Yann Gozlan tienen la brillante idea de retornar al mundo analógico, no se utiliza ni internet ni sofisticados ordenadores sino una máquina de escribir y cintas de casete. Una eficaz forma de evitar el robo de información relevante por hackers informáticos tan en boga en las portadas de los periódicos de todo el planeta, sobre todo, tras las Elecciones a la Presidencia de Estados Unidos y Francia.
Testigo recoge el guante de importantes producciones sobre espías como La Conversación (1974) de Francis Ford Coppola o La Vida de los Otros (2006) de Florian Henckel von Donnersmarck. Todas tienen como denominador común tratar el tema del seguimiento externo y de la violación de la privacidad, sin embargo, Thomas Kruithof añade una tono y un brillo especial que la hace ser diferente. En la trama de Testigo, tanto las condiciones laborales y los medios arcaicos que utiliza Duval como el desarrollo de los acontecimientos contribuyen a crear una atmósfera típicamente kafkiana donde se nos aparece un mundo complejo, en el que Thomas Kruithof mezcla de forma brillante la intriga con multitud de situaciones angustiosas y absurdas que rozan a veces lo surrealista.
Cinemagavia http://cinemagavia.es/pelicula-critica-testigo/
Tiene todas las papeletas para que Testigo pase desapercibida por la cartelera. Inexplicablemente es otra de las películas olvidadas por la Academia de Cine de Francia, por lo que no ha podido utilizar ningún reclamo con los Césars en su casi inexistente promoción. Entre la crítica ha encontrado a muchos defensores, aunque no entiendo a los escasos cronistas que se han atrevido a acogerla con cierta frialdad, así como algunos usuarios de FilmAffinity, cuando es un film que debería ser recibido con más gratitud, sobre todo no ya entre cinéfilos, si no simplemente entre aficionados a los buenos thrillers, porque Testigo es una película que sobresale por encima de la media habitual, que suele darnos productos mediocres, tramposos y sin interés. De entrada en su contra, y para colmo, su distribuidora le ha encasquetado un título español tan poco sugestivo como alejado del original.
Es el primer largometraje de Thomas Kruithof, que junto a Yann Gozlan son los responsables de su guión. Ni que decir tiene que nos apuntamos el nombre de su director porque, si no se tuerce la cosa, que ojalá no sea así, en un futuro podría darnos películas notables. En esta Testigo, Kruithof ha sido capaz de imprimirle una atmósfera fantasmagórica, algo fría, pero apropiada y que nos lleva, aunque sea lejanamente, a los films del gran Melville, por ejemplo, un cine negro que ha tenido sucesión en esporádicos fogonazos. Audiovisualmente llama la atención porque está muy cuidada, pero todo esto es fruto de un trabajo previo, no casual, ya que su práctica dirección no parece la de un debutante. En cuanto a su guión parte de una idea, que aunque pueda sonar algo descabellada, aseguro que encierra mucha verdad. Al decir esto puede parecer que he trabajado para el gobierno en asuntos de índole secreta. Por Dios, no lo crean, pero sé que su punto de arranque, además de no estar demasiado trillado en el cine, es una premisa que puede surgir de una manera más cotidiana de lo que pudiera parecer. Sus guionistas además tienen el acierto de no dar más piruetas de lo debido o de dejar boquiabierto al espectador a toda costa. Le han dado el ritmo justo, veracidad y unos personajes creíbles.
Su reparto al completo está bien llevado, especialmente François Cluzet (actor que me sigue recordando enormemente a Dustin Hoffman), y que a raíz del descomunal éxito de Intocable, muchos pensaban que en el género dramático se quedaría reducido a una colección de tics, como si ya hubiera sido absorbido de por vida por este personaje, y nada más lejos, dando todo un ejemplo de contención a la par de ser capaz de conmover.
Testigo puede hacernos recordar ese cine denuncia- político que estuvo de moda en los setenta y parte de los ochenta con títulos tan estimables como, obviamente, La conversación o El último testigo de Pakula, así como algunas películas de Melville, Petri, Bob Swaim o Besson, por poner ejemplos. Puede que de las últimas destacables que se hicieron en esa línea fuera The Internacional: Dinero en la sombra, por dar varios ejemplos, y aunque Testigo no termine por superar muchas de las mencionadas, podría figurar con toda justicia en esta supuesta lista.
Si quieren paladear un buen ‘thriller’ sin artificio alguno y con una tensión sostenida y creíble durante 90 minutos, no se la pierdan.
La historia, quizás excesivamente compleja pero totalmente verosimil, trata de en qué lío se puede meter cualquier ciudadano si acaba sabiendo, de terceros, más de la cuenta. Algo, por cierto, que, en sus distintos grados, es bastante frecuente si ese ciudadano se dedica a la política aunque sólo sea colateralmente.
Aquí el embrollo es de una gravedad tan extrema que pone en serio riesgo el devenir del protagonista, impresionantemente interpretado por un François Cluzet que, aun manteniendo cierto parecido con Dustin Hoffman, se sale, literalmente, de la pantalla.
De cómo un cassette de los de antaño no puede impedir que acabes escuchando aquello que jamás quisieras.
Con un elaborado guión, gran montaje, buena fotografía, impecable dirección de actores y una tensa banda sonora perfectamente incrustada, el film proyecta una atmósfera tensa, inquietante, fría por incontrolable, connatural cuando tu destino depende de terceros.
La violencia palpable, preocupante, agobiante, es la sugerida, aquella que puede descargar toda su monstuosidad, en cualquier momento, sobre el desvalido, que se sabe impotente.
Lástima que esta película sólo pueda verse en mini salas de cine europeo y con una promoción absolutamente inexistente.
Buen cine negro francés, con un gran François Cluzet [7 sobre 10]
El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2017/06/17/testigo-2016-de-thomas-kruithof