Terror al anochecer
Sinopsis de la película
En 1946 el pueblo de Texarkana sufrió una serie de experiencias traumáticas que todavía recuerda hoy, treinta años mas tarde. Entre marzo y mayo cinco personas fueron asesinadas a manos de un loco enmascarado. Debido a esto comenzó la sospecha entre los ciudadanos del pueblo que comenzaron a encerrarse en sus casas…
Detalles de la película
- Titulo Original: The Town That Dreaded Sundown
- Año: 1976
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.2
35 valoraciones en total
Interesante película y de las primeras en tener un asesino enmascarado y que más tarde serviría de inspiración para posteriores Slashers.
La película en general está bien lograda, tiene momentos de tensión, el diseño de producción de los años cuarenta está bien conseguido y las actuaciones cumplen con excepción del director. Así es, el director tiene un personaje. El problema es que se trata de un personaje cómico igual o más molesto que Jar Jar Binks de Star Wars Episodio I. Esto rompe con el tono de la película pues se trata de un humor mal ejecutado y burdo. A nivel cinematográfico no cuenta con una dirección novedosa pero cumple y funciona en las escenas de mayor tensión.
Ahora lo que más destaca de la película es el hecho de que por desgracia no es una historia de ficción. Realmente hubo un asesino serial que en la primavera de 1946 que aterrorizo al pequeño pueblo de Texarkana en el estado de Texas. También fue real que el criminal utilizo un saco con agujeros para cubrir su identidad. Pero lo que hizo de esta historia un mito es su desenlace y el destino del asesino que suceden hacía el final (Quienes sepan del caso real sabrán de que hablo).
Y es que hacía solo ocho meses que la Segunda Guerra Mundial había terminado. La amenaza de los japoneses y el Nazismo se habían desvanecido y la amenaza comunista apenas se alzaba en el horizonte. Ambos tenían en común que se trataba de enemigos externos para la sociedad estadounidense y su forma de vida. Sin embargo el asesino era alguien perteneciente a la comunidad que podía pasar desapercibido a plena luz del día. Algo que para un pueblo tan pequeño donde la mayoría de personas se conocen entre sí y la comunidad es muy unida tenía un impacto más grande que si se tratara de una gran ciudad. Esto es lo que hacía más aterrador al Phantom Killer, había no solo asesinado personas de una forma cruel, también había matado la confianza que los habitantes tenían entre ellos. Ya no podían dejar las puertas y ventanas abiertas como lo hacían pues el asesino podía ser el vecino que vivía a tu lado.
Esto es en parte mucho de lo que hace a los asesinos seriales tan fascinantes y aterradores. No lucen como monstruos, malvivientes o pandilleros. Se ven como cualquier persona y pueden ser incluso miembros respetados de la comunidad pero que llevan una doble vida. Entonces como si de otras personas completamente se tratasen, salen a cazar y comenten actos horribles que desconciertan y atemorizan a un pueblo entero cuando cae la noche.
Una de las pocas películas, si no la única, que mezcla el slasher con una historia real, lo que la verdad tiene sus pros y sus contras, los pros el terror real si uno piensa en lo que vivieron las victimas, que de la nada se aparezca un psicópata con la cara tapada y te ataque en medio de la noche, debe ser horrible, y también el saber que el tipo nunca fue capturado.
Pero, tiene varias contras, la película es muy lenta, y rellenan varios momentos con un humor estúpido y sobre todo innecesario.
En cuanto a la realización, está muy cuidada, mucho más que la mayoría de los slasher de la época.
Si esta película no estuviera basada en hechos reales, sería un bodrio más, sobre todo una vez visto el final. Una película que quiere producir terror y escalofríos a la vez que hilaridad sólo puede funcionar malamente. Los policías parecen unos inútiles, si no unos merluzos, incluido el famoso capitán Morales, y el asesino hace cosas demasiado raras y absurdas para resultar veraces.
Pero nos dicen que se trata de una historia acaecida tal cual, en el año 1946, en una villa limítrofe entre Texas y Arkansas, y aunque probablemente de real no tenga mucho, lo aceptamos de entrada y seguimos con interés el caso. No le niego, pues, un 6 a esta película, porque tampoco en el aspecto de la realización flojea mucho, pero lo cierto es que al final uno se queda con la sensación de que le han tomado el pelo.
Arranca en la primavera de 1946, ocho meses después de finalizar la II guerra mundial, con una voz en off (que nos acompañara durante todo el metraje) en Texarkana (Texas), un pequeño pueblo de 4.000 habitantes, en el que en el transcurso de 4 meses un serial killer mato a 5 personas (la mayoría parejas de novios que se encontraban en el interior de sus coches en lugares apartados), en intervalos de 21 días y en noches de luna llena, sembrando el terror entre los lugareños y el desconcierto entre las fuerzas del orden que aunque estuvieron a punto de detenerle, no lo consiguieron (a fecha de hoy no se sabe si murió en los pantanos donde fue visto por última vez o sigue vivo) quedando para el imaginario popular como Texarkana Moonlight Murders.
Interesante producción del prolífico Samuel Z. Arkoff, con un casting más o menos aceptable, en el que destaca Ben Johnson en el papel del reputado y mítico ranger Capitan J.D. Morales, un sabueso famoso en todo el estado y una cuidada y brillante ambientación en los escenarios naturales donde tuvieron lugar los sangrientos hechos.
Muy interesante en cuanto a las escenas en la que vemos al asesino en acción, ya que estamos ante una autentica precursora del típico asesino slasher que algunos años después irrumpiría con fuerza en las figuras de Jasón Voorhes y Michael Myers (la apariencia física y métodos de exterminio de estos 2 iconos del ochentero cine de terror son clavaditos a los de este misterioso y brutal asesino).
Pasable con reparos en cuanto al guion de Earl E. Smith y la dirección (excepto en las escenas en las que interviene el que te dije) de Charles B. Pierce (años más tarde co guionista de Impacto súbito 1983), ya que aunque el tono semidocumental que como consecuencia de la omnipresente voz en off acompaña todo el metraje puede que tenga su punto, los pretendidos toques de pueril humor (mas que para rebajar la tensión de la historia yo diría que son relleno puro y duro y afán de protagonismo y lucimiento por parte del director, Charles B. Pierce, encarnando al irritante e imbécil patrullero Bujías) emborronan la historia de forma miserable.
Para los amantes de los coches antiguos, señalar la aparición de 3 o 4 Ford V8 De Luxe (modelos de diferentes años) y el Chevrolet Master del 40 en el que se mueve el asesino (entre otros).