Teorema
Sinopsis de la película
A una familia de clase alta italiana, compuesta por un matrimonio, un hijo y una hija, llega un misterioso joven que irá alterando el comportamiento de todos ellos. Polémica película -fue declarada inmoral por la Iglesia- del siempre controvertido Pier Paolo Pasolini.
Detalles de la película
- Titulo Original: Teorema
- Año: 1968
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
7
57 valoraciones en total
Es una pena que ante obras como esta la gente pierda la paciencia. Pero es comprensible, pues no a todo el mundo le gusta la poesía visual como medio para hablar de temas como el que nos presenta Pasolini en esta joya.
Hay que decir que Teorema es de sus películas menos accesibles, e incluso es necesaria una traducción en palabras para dotar de sentido a lo que vemos.
Así, detalles como las lecturas del Dios que visita a la familia burguesa son bastante reveladores. No es casualidad que lea a Rimbaud, poeta francés que criticó de forma despiadada a la clase burguesa. Claro que si uno no tiene interés en cultivarse en el campo intelectual, difícilmente llegará a absorver todo lo que nos ofrece el cineasta poeta.
¿Y qué hipótesis nos pretende demostrar Pasolini con esta película? pues posiblemente la falta de autenticidad de la burguesía. En el momento en que los integrantes de la familia se ven despojados de lo sagrado ( la marcha del misterioso personaje divino ), el vacío se apodera de sus vidas y siguen caminos de auto-destrucción.
Desde luego, tampoco se puede considerar Teorema como una película redonda, pues tal como se comenta en la anterior crítica, puede que en alguna ocasión la narración poética peque de demasiado farragosa. Pero creo que es una sensación que desaparece en parte tras un nuevo visionado.
Es necesario inventar nuevas técnicas. Imposibles de reconocer, para evitar la puerilidad del ridículo. (…) Nadie debe entender que el autor no vale nada, que es anormal, inferior, que como un gusano se retuerce para sobrevivir . Esta lúcida reflexión sirve para ilustrar la esencia misma de la película, el axioma que no puede superar.
En Teorema hay unos pocos toques brillantes, algunas palabras certeras pero a la postre insuficientes. La idea del desierto, la oquedad burguesa y esa especie de marasmo ontológico es estimulante, pero la exposición es demasiado farragosa y onanista. El portador desparrama el mensaje. Una vez más estamos ante el concepto de director-artista incapaz de expresarse con palabras y que recurre a un vertido de jugos e impresiones sobre celuloide.
Los que se creen hacedores de obras de arte muchas veces no comprenden que en el acto de la comunicación, o de la buena transmisión, también está la virtud. Otras veces, la codificación sólo es una forma de andar en círculos sobre unos escasos conceptos, porque no se saben hacer los cimientos.
El contexto social e histórico no puede ser valorado como totalizador en cuanto a interdependencia con una película, pero sí es cierto que en determinados casos opera casi como un ayudante de dirección, guiando las directrices ideológicas y conceptuales del director. El cine de Pasolini podría ser una buena muestra de ello. No se trata de minusvalorar su capacidad como cineasta, pero si de recalcar la sensación que es un autor generacional, cuyo intelectualismo izquierdista conceptual era valorado a partes iguales tanto por la calidad de su cine como por su posicionamiento ideológico inequívoco.
Consecuente con sus ideas marxistas, Teorema no deja de ser un alegato más contra una burguesía cuya estructura y usos sociales son percibidos por el cineasta no sólo como el enemigo a destruir sino como una forma de vida decadente casi, parasitaria. Sin embargo, lejos de usar parábolas históricas y valerse de imágenes de la cruda degeneración explícita que más adelante usaría en Saló, este es un film que se fundamenta en su frialdad, casi como una exposición matemática donde la irrefutable lógica de la abstracción de los conceptos supera cualquier atisbo de pasión.
No deja de ser curioso, pues que el factor desencadenante de los eventos sea precisamente un elemento que escapa de lo racional como es el amor y, vinculado a él, todas sus derivaciones lógicas como el sexo, la pasión…etc. Elementos que, representados bajo la forma de un visitante cuyas motivaciones se vinculan con lo religioso, vienen más que a liberar, a desencadenar los demonios interiores de toda una clase social, un mundo oscuro que latía oculto tras la apariencia de lo moral y socialmente aceptable y que tras la marcha de este personaje-símbolo emergen de forma imparable, dividiéndose en reacciones extremas como el fundamentalismo religioso hasta una suerte de nihilismo sexual degradante. (sigue en spoiler)
Hace falta que la Iglesia diga que una película es inmoral, para que las ganas por ver esa película aumenten exponencialmente. Es por eso que entre las miles de películas que contienen los estantes de la biblioteca de mi universidad, escogí la cinta de Pasolini edición Fnac (la caja esta un poco echa asco, se ve que tiene bastantes prestamos la película). Me esperaba una cinta controvertida, extraña, quizás surrealista, y no me ha decepcionado.
Vayamos al grano, un hombre está viviendo en una casa de familia burguesa. El chico, utilizando el efecto Axe que por lo visto ya existía en la Italia del 68, se conquistaba en un momento a todas las hembras que se proponía. A todas las mujeres y a todos los hombres, por lo visto el Axe estaría en fase experimental y conseguía atraer a todo lo que se movía, incluido al perro, que aunque no se muestre explicitamente, se nota claramente una cierta tensión sexual entre ambos.
Dado que al final no ha aparecido ningún viejo riéndose de mi como en alguna película de Takashi Miike, he supuesto que todo esta bacanal se trataba de una metáfora que bien podría representar la decadencia de una clase burguesa aferrada a un estatus en este caso religioso (o no) para mantener su poder, entre otras cosas. Según desde el punto de vista de cada uno, se le podrían sacar bastantes interpretaciones. Se puede entender la presencia del chico como un símbolo de la fe en Dios. (ver spoiler)
Teorema tiene ese punto surrealista y alocado a lo Lynch actual que junto a ciertos planos realmente magníficos le hace ganar mucho interés. Algunas situaciones son realmente brillantes tanto por su puesta en escena como por su función metafórica. Puede que a muchos les deje fríos, pero en mi opinión creo que es de esas películas que uno no se puede perder como Carretera Perdida, Takeshi´s, Gozu o incluso mi archienemiga 2001: Odisea en el Espacio. Si quieres ser molón y tener algo de que hablar con tus amigos, tienes que verla.
Panfleto de arte y ensayo pasoliniano que, pese a sus recados y obviedades alegóricas de raíz freudomarxista, introduce reconocibles obsesiones autorales que le hacen acreedor de cierta condescendencia crítica.
Será probablemente una cinta superada en sus pretensiones de metáfora burguesa y sexual, pero interesa por su configuración distanciada del plano y la secuencia, y por un ritmo de cadencia casi litúrgica en el planteamiento de la catarsis genital y desinhibida que desencadena en la familia el marcapaquete Terence Stamp, personaje catalizador del cambio y la delación de los males y disarmonías sociales. Es así, apelando a la interacción biológica, ideológica y económica de la realidad, como el italiano plantea el rechazo hacia la estructura social y el poder económico, y señala los instintos reprimidos en las relaciones eros-civilización, etc. En fin, era el año 68 y andaba por ahí el mayo francés, Marcuse y los hippies… Como documento beligerante de la época tiene su enjundia.
Luego, cada miembro del núcleo familiar se enfrasca en su extravío vital (flagélate burgués, flagélate!!) en una estructura de reiteración circular donde Pasolini saca conclusiones de esa visita-revelación mediante sucesivos episodios que muestran el irónico corolario del teorema: la vuelta al campo en la búsqueda de un misticismo rural ajeno a lo urbanita, el arte extraviado como forma de búsqueda de trascendencia que no llega, la metáfora de la enfermedad como amor fou, una promiscuidad autodestructiva o el grito desnudo y descarnado en el desierto.
Ya digo, es excesivamente evidente en intenciones, pero no deja de ser un mundo íntimo y particular expuesto en carne viva. Y aunque las manifestaciones sexuales, de denuncia y reivindicativas de ese universo puedan oler a polilla actualmente (lo que plantea Pasolini no está superado, ni mucho menos, pero sí olvidado), es un buen ejemplo ético y estético de cine sesentero italiano comprometido con un caldo de cultivo de religión, patrones de fábricas, desiertos existencialistas y chaperos de acera y pantalón pitillo.