Tan fuerte, tan cerca
Sinopsis de la película
Oskar Schell, un niño precoz de once años, es inventor, diseñador de joyas, astrofísico y pacifista. Tras la muerte de su padre en los atentados del 11 de septiembre de 2001, Oskar encuentra un misterioso sobre con una llave y se lanza a la búsqueda de la cerradura que esa llave puede abrir.
Detalles de la película
- Titulo Original: Extremely Loud and Incredibly Close
- Año: 2011
- Duración: 129
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Opinión de la crítica
Película
5.9
46 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Adrian Martinez
- Bernadette Drayton
- Brooke Bloom
- Carmen M. Herlihy
- Catherine Curtin
- Chris Hardwick
- David Latham
- Dennis Hearn
- Eva Kaminsky
- Gregory Korostishevsky
- Hazelle Goodman
- Jeffrey Wright
- Jenson Smith
- Jim Norton
- John Goodman
- John Joseph Gallagher
- Kit Flanagan
- Madison Arnold
- Malachi Weir
- Marty Krzywonos
- Max von Sydow
- Paul Klementowicz
- Ray Iannicelli
- Sandra Bullock
- Sarah Kate Levy
- Stephanie Kurtzuba
- Stephen Henderson
- Stephen Kunken
- Thomas Horn
- Tom Hanks
- Viola Davis
- William Youmans
- Zoe Caldwell
Tan fuerte, tan cerca (Extremely Loud and Incredibly Close, 2011) de Stephen Daldry es apoteósica. Creo que no había llorado tanto desde la escena de la maqueta de Zoolander.
Lo que consigue aquí el realizador de notables propuestas como The Hours o The Reader es que nos sea imposible tomarnos en serio el drama de un crío con una herida abierta por los hechos del 11-S, debido a su intento de cargar las tintas emocionales fallando estrepitosamente en todo momento. Es ésta, como bien apunta Lou Lumenick del New York Post, una película a la caza del Oscar en su forma más descarada y censurable . Otros filmes recientes con este perfil (como la discutida Criadas y señoras -The Help-) no habían fallado de forma tan exagerada y es que para encontrarnos un batacazo equiparable al presente tenemos que irnos unos años atrás, cuando en teoría todo el mundo ponía en sus quinielas el último proyecto de Peter Jackson, The Lovely Bones , hasta que la crítica americana la destrozó. Poco después supimos que las hostias eran totalmente merecidas porque la película era una mierda con dos momentos resultones y más azúcar que la despensa de Remedios Cervantes. Lo flipante es que Daldry lo ha superado.
En este subgénero de películas-pro-premios-con.niño lo que se consigue con Tan fuerte, tan cerca es casi milagroso. El trabajo de montaje consiste en superponer imágenes tristes a voces en off que nos cuentan lo mucho que sufre el crío de los cojones mientras vive su aventura sideral en una burbuja/realidad semi-alternativa. El punto de partida no es malo, conste (no hablo del contexto, sino de la idea de esa búsqueda tras el encuentro de cierta llave) pero está llevado todo tan pobremente que no hay por donde cogerlo. Así, el niño, interpretado por un bipolar Thomas Horn (unas veces está bien, otras dan ganas de enviarlo a una serie de Disney Channel) va encontrándose con personajes del mundo adulto a medida que vamos descubriendo qué pasó aquel fatídico día, y lo que sucede en el tiempo presente. Se juega con varias grabaciones, con la tristeza de la pérdida, la rotura de la unidad familiar y hasta con un columpio con bonus feature. Casi nada.
// La crítica sigue abajo, sin spoilers, por falta de espacio (a ver si lo amplían ya, señores de Filmaffinity, que esto no es Twitter) //
A ver cómo empiezo sin que me da la risa floja… porque menuda historieta nos traen aquí.
Esto va de un niño que encuentra una llave de su padre recientemente fallecido. El chavalín se pone a buscar qué es lo que abre esa llave, pero no solo en su casa, si no por toda la ciudad, ya que tiene una pista para encontrarlo: un apellido, Black. Así que se dedica a ir a visitar a todos los Black de Nueva York (unos pocos). Para ello, como es niño un poco especialito que no usa transportes públicos, puentes o ascensores por miedo, se prepara una mochila de supervivencia, con prismáticos, mapas, móvil, diario de búsqueda (?), máscara de gas (??) y, lo más importante… una pandereta. ¡Una pandereta! Y eso que no es Navidad ni se está preparando para ser tuno ni nada. Así que allá va el niño por toda la ciudad haciendo sonar la pandereta de los cojones, y la gente ni se inmuta a su paso. Hasta le abren las puertas de sus casas y le dejan que les haga preguntas más bien impertinentes.
Porque el niño no es solo rarito y miedoso, también es repelente, sabelotodo, maleducado y se porta como un auténtico capullo con su madre. Una joya.
Por si lo anterior (un argumento bastante estúpido, más un protagonista detestable) no es suficiente para echar atrás a los espectadores, aún no he hablado de lo peor de la película… su intento de conmover al espectador a toda costa y descaradamente: padre muerto en una de las Torres Gemelas el 11-S, pobre madre sufriendo los desprecios de su hijo y la pérdida del marido, abuelo que no habla porque está traumatizado por algo, señora a la que ha dejado su marido… y niño que sufre muchísimo porque su padre ya no está, que se siente poco querido por su madre y que para colmo, se autolesiona.
Grandioso. Conmovedor. Qué triste todo. Dentro de unos años la pondrán en Antena 3 los domingos después de comer.
Su único punto positivo son las actuaciones. Más que nada, porque Tom Hanks no aparece demasiado en pantalla. Lo poco que sale da vergüenza ajena (sobre todo cuando se encoge de hombros para indicar que no sabe lo que lo pregunta el niño). El resto de actores cumple. Thomas Horn, el niño protagonista, hace lo que puede con semejante papel y tiene alguna escena muy destacable (como cuando se confiesa con Jeffrey Wright). Sandra Bullock está correcta, bastante creíble. Aunque el mejor es Max Von Sydow, muy expresivo y sacando el máximo partido a su mirada y sus gestos faciales.
En fin, no sé qué tal está el libro en el que se basa la peli, pero ésta es una tontería que cuenta una mínima anécdota o poco más que eso. Y encima intentando hacer llorar al espectador como sea, con un protagonista que probablemente sea uno de los peores personajes infantiles que se ha visto en el cine.
Puede que esté mal decirlo así pero… con un buen par de guantazos de la Bullock al crío, éste se habría tranquilizado un poco y se hubiera evitado todo el lío… y no nos habrían hecho perder el tiempo con esta absurda historia…
En el cartel de Tan fuerte, tan cerca se anuncia que «no es una historia sobre el 11 de septiembre, sino de cada uno de los días que le siguen» y yo me pregunto si Stephen Daldry o el propio guionista estrella Eric Roth, autor de libretos como El curioso caso de Benjamin Button, Munich o Forrest Gump, se han dado cuenta que han hecho todo lo contrario. Todo el sistema dramático de esta película funciona respecto al recuerdo sobre una víctima del 11-S de una manera excesivamente manipuladora, pretendidamente efectista, pornográficamente sentimental y extremadamente sensiblera. Tendría perfecta cabida y justificación si fuera un telefilme pero es inentendible que aparte de Daldry y Roth el proyecto tenga el respaldo y fachada de Tom Hanks, Sandra Bullock, Max Von Sydow, Viola Davis y aporte el descubrimiento de Thomas Horn.
La idea de la historia propiciada por la novela de Jonathan Safran Foer, autor de Todo está iluminado que adaptó muy meritoriamente Liev Schreiber, es en teoría un material dramático emocionante y esplendoroso, que traza un recorrido desde la supervivencia de la Segunda Guerra Mundial hasta los atentados en Nueva York en 2001. Una mirada al 11-S netamente humana, desprendiendo la ira y el odio para provocar una guerra cuyas heridas todavía siguen latentes. Una historia global, sin mencionar prácticamente la palabra ‘terrorismo’ y derivados, sobre las personas que continúan viviendo y buscando un sentido para continuar. La búsqueda de un niño, tan inteligente como temeroso, de un mundo nuevo a través de una llave. Ese temor a que todo se desplome y caiga y que tendrá que superar para encontrar el secreto que le podría conectar con su padre fallecido. La grandeza de la historia se convierte en apariencia y fachada. Todo es retratado desde el sentimentalismo barato, la continuada inclusión de flashbacks sobre la figura paterna y los mensajes que dejó en un contestador. No hay apenas nada auténtico en ninguno de los diálogos de Tan fuerte, tan cerca y la relación entre un niño armado con una pandereta y un viejo mudo con libreta acaba en una simple pedorreta emocional.
Lo que está claro es que Daldry atrae la nominación al metal… Siempre le han nominado al Oscar con toda su filmografía ya sea como Mejor Película o Mejor Director… Pero que lo hagan con una cinta que se mueve al mismo nivel barriobajero y dramático que World Trade Center de Oliver Stone resulta triste y desesperanzador. Tan fuerte, tan cerca nos habla de niños que quieren que sus padres se sientan orgullosos y de hallar un hueco en el mundo para vivir la vida, dejando ir a los que han partido. Y todo lo anterior quedaba resumido en poderosas imágenes, como su final, dejando apartada la verborrea de un niño impertinente que no se calla ni debajo del agua y el sentimentalismo efectista y manipulador de una pandereta emocional. Nunca algo tan pretendidamente cercano fue tan fuertemente repelido por mi corazón.
He visto Tan fuerte, tan cerca y no comprendo en absoluto el HISTERISMO de sus detractores con esta nueva BUENA película de Stephen Daldry. Ya se sabe a estas alturas la principal acusación que se le hace, pero infinidad de películas cada año -incluido este mismo, sin ir más lejos- intentan emocionar y sacarle las lágrimas al espectador de formas infinitamente más manipuladoras y deshonestas que esta TFTC, que no lo hace realmente, porque aunque sí que cae un tanto en esa trampa hacia el final, no abusa de ello ni lo hace tan forzadamente como se está diciendo y/o presuponiendo.
Si a eso se añade su incuestionable calidad artística, visual y de producción (Menges, Desplat, Roth, el meritorio montaje, etc), todavía es más sonrojante el rechazo que está recibiendo por parte de algunos que después defienden o justifican mediocridades y peliculitas que no le llegan a ésta ni a la suela, en ningún sentido.
Y otro valor indiscutible es la calidad interpretativa del reparto en general (salvo los caretos de Hanks, que me sobran como siempre) y del maravilloso protagonista en particular. Éste, el niño Thomas Horn, que es encantador y enamorable, también ha sido víctima (cómo no, es un cliché meterse con los niños que protagonizan películas) de estas críticas que van de guayses: ¿nadie asume que su personaje no es un niño normal, que es extremely inteligente y que tiene un claro principio de síndrome de Asperger, con lo que ello supone y la influencia que esto tiene en la personalidad y las actitudes de las personas que padecen tan extraña y curiosa enfermedad mental?
Y otro niño con llave para cerradura desconocida por segunda vez este año, tras el que vive escondido en una estación parisina. Acompañado en su exhaustiva búsqueda neoyorkina por un también estupendo Max Von Sydow (quien, trabajando únicamente con la mirada y la gestualidad facial, asombra), ambos forman una de las mejores -y más curiosas- parejas de cine de este año, por personajes e intepretación.
¿Será todo este rechazo por ser sobre el 11-S, en estos tiempos donde hay una estúpida conciencia chupiprogreguay que parece obligarse a cuestionar cosas incuestionables, o relativizar frívola e inmoralmente realidades gravísimas? Será…
Se diga lo que se diga, el director de Billy Elliot , Las horas y El lector sigue sin fallar. 4 de 4. Y yo esperaré con ganas las siguientes.
No nos debería sorprender que Tan fuerte, tan cerca sea una película de Stephen Daldry. Me parece una obra de autor, y como tal muy coherente con todas las constantes de las anteriores películas del británico. Efectivamente estamos ante un film que puede recibir los peores calificativos (véase: sensiblero, manipulador, falso, inverosímil), pero también pueden ponerse en duda muchas de las bondades atribuidas a las tramas igual de discutibles (e igual de efectivas) de Billy Elliot o The Reader. A Daldry le interesa indagar en las consecuencias que hechos pasados tienen en el futuro, entendiendo que el tiempo y la infancia son armas de doble filo que curten y marcan al individuo. La resolución de una huelga afecta a miles de trabajadores, y de paso pone en peligro la vocación de un niño prodigio. La figura de la madre tiene un peso decisivo en los seres de Las horas. La evocación de un amor adolescente marcará la existencia de un abogado. Y si el chico de The Reader accedía a una historia personal (sus encuentros sexuales con Hanna) y colectiva (el dolor de las víctimas de una gran guerra), el niño de Tan fuerte, tan cerca pasea una llave que abre la cerradura de toda una ciudad (un Nueva York de luto) y la de su propia casa (la pérdida del padre, el distanciamiento con la madre, la relación de amistad con la abuela y el descubrimiento de un abuelo contextualizan la expedición del personaje). En resumidas cuentas: hay ñoñería, pero también mucho más.
Tan fuerte, tan cerca es un blanco fácil para la crítica por su contexto. El 11-S es un capítulo que forma parte de nuestra historia, nos resulta cercano y reconocible. El espectador puede poner en duda aquello que conoce, no episodios históricos ajenos en lo geográfico y lejos en el tiempo. Tan fuerte, tan cerca no es ni mucho menos la película definitiva del 11-S, y pese a sus esfuerzos puede considerarse sin demasiada discusión la peor obra de Stephen Daldry. Molesta, incluso puede llegar a enervar, que el niño protagonista sea tan bueno, tan listo y tan tenaz en su aventura. Igualmente puede discutirse la ristra de lágrimas y frases como I love you o Im sorry. Y aún así Tan fuerte, tan cerca funciona por sus actores (todos, absolutamente todos), por una factura visual que engancha y por crear un personaje icónico (The Renter, Max von Sydow o el anciano mudo con un Yes y un No tatuados en las palmas de sus manos).
Veredicto: una película con una buena premisa, bien ejecutada y con un guión al que se le pueden perdonar ciertas licencias de telefilm lacrimógeno. Ya vaticino que será endiosada injustamente por muchos y despedazada gratuitamente por otros. Una crítica que dilapida radicalmente un film o lo eleva a las puertas del cielo no es ni informativa ni educativa. No les pido que sean benévolos con el film, pero sí que lo vean con perspectiva. Me mojo: me gusta, no al completo pero sí en gran parte.
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities