Tan cerca, tan lejos
Sinopsis de la película
Rémy y Mélanie tienen treinta años y viven en el mismo distrito de París. Ella acude a múltiples citas fallidas por las redes sociales mientras que él lucha por hallar una conexión con alguien. Ambos son víctimas de la soledad de las grandes ciudades, en una era hiperconectada, donde encontrarse debería ser más sencillo. Dos personas con dos caminos, que sin saberlo, toman una ruta que los llevará hacia una misma dirección…
Detalles de la película
- Titulo Original: Deux moi
- Año: 2019
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
6
41 valoraciones en total
Resume con lucidez, la situación de aislamiento emocional, ante la dificultad de encontrar ese anclaje para la travesía vital.
Ya no creemos en nada, ni tampoco queremos… Es tal vez el miedo, la duda, la pereza, el confort de una vida sin riesgo ¿Cuál es la causa definitoria de la falta de conexión?
Cédric Klapisch, su director, muestra personajes contagiados por los mismos deseos, viviendo al lado sin la posibilidad de un encuentro. Y es entonces Klapisch quien desentraña con la hondura del buen observador presente, conocedor de la realidad más próxima.
Resulta fresca y creíble. Me he llevado una agradable sorpresa, pues el cine francés y yo nunca hemos conectado demasiado.
TAN CERCA, TAN LEJOS… Me ha gustado.
Con el avance tecnológico todo lo tenemos al alcance de la mano. Hoy en día podemos conseguir cualquier cosa sin salir de casa, incluso buscar relaciones con otras personas y tener citas, lo que hace que poco a poco nos vayamos aislando de la sociedad.
Rémy y Mélanie son dos personas que rondan los 30 años y viven en París. Pese a vivir en una sociedad altamente conectada en la que las relaciones deberían brotar fácilmente, ambos sufren la soledad de las grandes ciudades.
Interesante retrato que nos dibuja el director francés Cédrid Klapisch sobre la soledad que sufren las personas, especialmente en grandes núcleos urbanos, a pesar de tener acceso a Internet y a la conexión total que esta parece prometer. La cinta muestra cómo nos aislamos del momento en el que vivimos (lugar y tiempo) para centrarnos en unas herramientas (como las redes sociales) donde la mayoría de las veces uno no encuentra lo que quiere.
Klapisch se centra en un hombre y una mujer que por distintas circunstancias están sumidos en una soledad que no les hace nada bien, dos personas que no consiguen encontrarse a pesar de ser vecinos y tener vidas paralelas. Tanto François Civil como Ana Girardot en los papeles principales están muy convincentes. También es de resaltar el personaje del tendero, que pone el toque cómico y sirve como perfecto contrapunto al tono dramático de la historia.
Una película que funciona como forma de abrir los ojos ante las oportunidades que ofrece el día a día y que –por culpa de nuestros problemas cotidianos y las nuevas tecnologías– con frecuencia pasamos por alto. Recomendable para cualquiera que haya sentido esa soledad.
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Una bella forma de hacer frente a la paradoja de la soledad en la sociedad de la comunicación. Una dolorosa forma de darse cuenta de que cuanto más hablamos menos nos entendemos, cuantas más posibilidades tenemos, menos acertamos y de cuanto más felices podemos ser, más difícil es llegar a ello. No es una análisis pionero, pero sí que es acertado y equidistante. Partiendo de la base de la aceptación, esgrime con su guion todas las realidades del entorno, agreste pero amplio y libre, confrontándolo a la soledad del infinito. Los personajes crecen a través de sus necesidades, que buscan la salida y la encuentran cada uno a su ritmo. Los resortes de las posibilidades crujen para ensordecer al más silencioso. A veces un guion necesita ser realista pero también soñador. Esa mezcla, su resultado, tiene que llegar a comprender todo el abanico de posibilidades, pero siempre eligiendo su camino. La película lo hace. Se enfrenta a la dramática situación de la soledad de sus gentes, pero siempre con la realidad como bandera. Sus engranajes encajan para solidificar la posibilidad del futuro. Sus personajes lo hacen de forma entretenida y fresca.
*La depresión del día a día
El dolor y la pérdida marcan a los personajes principales, pero sin caer en la tragedia excesiva y con un sabor agridulce que culmina con una resolución humana y que invita al espectador a expresar interiormente sus propios sentimientos. Es complicado crear un universo tan personal e intimo sin escoger las palabras apropiadas, por lo que se valora muchísimo los silencios complejos. Esa mirada contemplativa del alma del largometraje. Además, hay una crítica mordaz a la deshumanización de las relaciones, a causa de las redes sociales y el avance tecnológico, que abre un debate muy importante en la sociedad actual. Por lo tanto, es fácil encontrar la identificación con la propia historia. Asimismo, hay que mencionar que, pese a que el espectador sabe en todo momento el momento crucial que quiere ver en pantalla, la manera en la que lo realiza Klapisch causa intriga hasta que sucede.
*La química del silencio
El peso dramático recae en François Civil y Ana Girardot en Tan cerca, tan lejos. Civil es ya un conocido para la industria francesa, por lo que su experiencia le avala. En este film consigue crear una emoción contenida, pero además expresa a la perfección ese cansancio psicológico interior. Realiza un gran trabajo expresivo corporalmente, que le permite dar mayor realismo a la complejidad psíquica de su personaje. La evolución en pantalla se percibe gracias a la actitud que hay en todo momento, sin caer en el estereotipo de la depresión. Tiene personalidad y fuerza en escena, por ese motivo saca el mayor partido a su personaje. Tiene un temperamento bohemio que enamora al público. Una naturalidad innata que no es tan fácil de lograr. Sabe perfectamente cómo jugar con la cámara y se puede ver que lo aborda con sencillez. Espléndido.
Por su parte, Ana Girardot ha sabido encontrar el contraste interpretativo con Civil. Era necesario para equilibrar la energía que se produce entre ambos con sus respectivas historias. Transmite una inocencia y frescura, que sabe combinarla con picardía y sensualidad, sin dejar apartada esa sinceridad con la que se produce su interpretación. Es tal la espontaneidad en pantalla, que crea una sensación de ternura. Utiliza unos recursos muy propios que elevan la identidad de su personaje. Además, sabe controlar los momentos más ligeros, sirviendo de vía de escape emocional para el espectador. No es extraño que el público se emocione con su actuación. Luego, la química entre ambos actores es impresionante en escena. No es necesario tener a ambos en plano para crear esa sinergia sensitiva. Son una pareja interpretativa interesante y alejada del romanticismo típico de comedias románticas, van más allá.
*La dualidad visual
Cédric Klapisch destaca en su cinematografía por la gran importancia visual que da en sus películas y Tan cerca, tan lejos no iba a ser menos. El realizador francés cuida mucho la fotografía, la realización artística y los detalles visuales en este film. París vuelve a ser retratada de una manera muy personal y atractiva, mezclando un carácter pintoresco con la esencia parisina más urbana. Además, gracias a Elodie Tahtane, hay una composición en escena que sin necesidad de las palabras, cuenta la historia en sí misma. Una fuerza visual con unas metáforas muy elegantes, que sirven de vehículo creativo. La dirección artística es brillante, no únicamente por dar personalidad a cada uno de los escenarios de los protagonistas, sino también por combinar su simbología con lo que capta la cámara. Una gran combinación que permite al espectador entrar dentro de este universo sensible e interior.
La composición a dos se ve en varias escenas, como por ejemplo en los famosos ventanales o terrazas francesas con sus ya conocidos techos, que dan un resultado expresivo muy distinguido. Este proceso es importante de destacar, dado que hay planos muy artísticos. Después, la iluminación juega un papel fundamental y hay una gran expresión de claroscuros, que definen la personalidad del propio film. Lo mismo ocurre con la música, con canciones tan conocidas para el gran público como Histoire d’un amour, versión francesa del clásico Historia de un amor, dando su propio significado a lo que cuenta la propia obra musical. Un ritmo lineal, pero dinámico. Las referencias culturales crean cierta profundidad a sus personajes. Sin definirlo a través del diálogo, expresan pinceladas de la personalidad de cada uno de los protagonistas. Por último, tiene un humor ligero que estabiliza el dramatismo fílmico.
*Conclusión
Tan cerca, tan lejos es una película reflexiva, que aborda temas muy profundos como la depresión, la necesidad de ser querido y en resumen, el camino vital de la existencia personal. Un guion muy bien planteado, lleno de silencios necesarios y una expresividad que se saca partido en pantalla. François Civil y Ana Girardot están increíbles, con una pasión sencilla y natural. Unas interpretaciones emotivas, creando un ambiente familiar e intimo. La realización técnica es preciosa, se puede ver el gran trabajo expresivo en rodaje y el cuidado del más mínimo detalle. Ese significado intimista eleva la cinta. Una película que no le importa mostrar la desnudez emocional y realizar un viaje sensitivo, a fuego lento, con el espectador.
Escrito por Diego Da Costa
Ausente de nudo, se crea de manera natural, en la mirada del espectador. Desde el inicio, buscas el encuentro de los protagonistas, porque sabes que se producirá.
La mitad de la película es muy entretenida, presenta vidas resueltas aunque nunca plenas. Ambos vagan por sus mundos, en un engranaje confortable, que sin embargo a ninguno satisface.
El último tercio posee menos brío pues ya conocemos lo que sucede y no existe sorpresa, avanzando suavecita hacia el final.
Bien interpretada, aunque con mayor credibilidad en su desarrollo por parte de Francois Civil.