T2: Trainspotting
Sinopsis de la película
Han pasado 20 años desde que Mark Renton abandonara Escocia, y la heroína. Ahora, Renton vuelve a su Edimburgo natal con el objetivo de rehacer su vida y reencontrarse con sus amigos de toda la vida: David Spud Murphy, y Simon Sick Boy Williamson, al mismo tiempo que Francis Franco Begbie sale de la prisión con sed de venganza…. Secuela de Trainspotting (1996), basada en Porno, la siguiente novela de Irvine Welsh.
Detalles de la película
- Titulo Original: T2: Trainspotting
- Año: 2017
- Duración: 117
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Opinión de la crítica
Película
6.2
23 valoraciones en total
Guardo un buen recuerdo de la película original y la he revisado poco antes de ir a ver ésta, para refrescar la memoria y calibrar mejor sus nexos de unión y divergencias. Y fui sin prejuicios ni expectativas preconcebidas, queriendo dejar sorprenderme por la propuesta de Danny Boyle, cineasta singular, capaz de lo mejor pero también de extraviarse en ejercicios de estilo vacuos y campanudos. Y durante toda la proyección se me repetía sin cesar, como un mantra, el interrogante ¿para qué?, sin hallar una respuesta válida o razonable.
Retoma los personajes principales – así como alguno secundario – y los sitúa veinte años después, es decir, los hace envejecer como a tantos de nosotros, tratando de crear una historia inédita que recoge algunos temas del original – como el universo de las drogas y adicciones o la prevalencia omnisciente de la traición – pero sin aportar novedad alguna. Y el resultado final tiene algunas cosas buenas (como el juego de la memoria y los saltos en el tiempo entre un pasado revestido de tristeza y evocación) y algunas otras malogradas (como la endeble e inverosímil trama que vertebra el relato, lo artificioso y forzado de las situaciones, la ausencia de mordiente de sus imágenes y la falta de picardía de su banda sonora). Vamos, que más bien parece un desatino de mercadotecnia que no una obra sincera y bien trabada.
Quizás el mayor fallo sea la inclusión de Begbie, el personaje interpretado por Robert Carlyle, que si bien hace de motor y eje del enredo, resulta forzado e histriónico. Rompe la armonía del conjunto, parece más una caricatura que un personaje, pretende vigorizar el relato pero lo frena y estanca sin remisión, lo empantana en un lodazal de ira y venganza que parece sacado de un telefilm de sobremesa, pero que en ningún momento encaja con los demás protagonistas, con sus cuitas y desarraigos, sus contrariedades y quebrantos. Los demás personajes funcionan bien, sus vínculos y sus relaciones fluyen bien engarzados, no sorprende nada pero resulta interesante y convincente. La pesadumbre por la amistad perdida, por el tiempo transcurrido, por la separación y los desencuentros está bien recogida y retratada.
La nostalgia es corrosiva: echamos de menos lo que fue, lo que pudo ser y no fue, lo que perdimos, lo que se escapó de entre los dedos sin dejar más que un aroma a frustración, menoscabo y desengaño… y puede pesar como una losa que te desfonda y anula. Pero este melancólico esfuerzo por dar continuidad a una historia añeja resulta exangüe y tramposo, ha perdido la frescura y descaro de antaño sin aportar nada nuevo.
Más que una secuela innecesaria, como señala el ínclito Boyero, me parece que T2 es un HOMENAJE MERECIDO a uno de los grandes films de los 90, que nos marcó la adolescencia y juventud a toda una generación, que nos abrió los ojos a un mundo desconocido, y a la que siempre le estaremos eternamente agradecidos. Por lo tanto, que se reunan 20 años después para hacer lo que le salga de las pelotas y recordar los viejos tiempos no me parece innecesario, sino un ejercicio meláncolico y nostálgico que se ve con agrado, con una sonrisa en la boca y con emoción contenida.
Cierto es que no se puede comparar a la del 96, creo que tampoco es su intención, pues no tiene el mismo ritmo frenético ni ese halo anfetamínico que te conducía al éxtasis, ni Renton es el narrador, ni Sick Boy elogia a Sean Connery, y Begbie ahora se hace llamar Franco , y Spud sigue siendo Spud, y que la coca sustituye al jako, y que la imagen digital hace que pierda parte de su realismo suicio, y que el final es un poco psicothriller torpe que se aleja de la historia original… pero volver a ver a esta peculiar banda de amigos, nuestros amigos, reunidos de nuevo, mostrándonos la miseria y falsedad de esta vida perra, incluido un actualizado Elige la vida , hace que merezca la pena verla y sea de obligado visionado para los fans de Trainspotting. Absténganse los que no entendieron la primera o los que no tienen ni idea de qué va el tema. Hay otras cosas en la cartelera. Por favor, no molesten.
Soy un gran fan de Irwine Welsh y de casi todas sus obras literarias. Trainspotting me enamoró, tanto la película como el libro. Así pues he ido al cine al estreno de T2.
Me ha parecido una película interesante, con buenos actores, interpretaciones y fotografía de calidad, cuyo tema central es la nostalgia por el pasado. Sin embargo, me ha parecido una película que homenajea en exceso a T1. Toda la película se basa en ello, y siento que se ha desaprovechado el segundo libro de Irwine Welsh. Trainspotting 2 no sigue para nada la trama del libro PORNO, no crea apenas historia, fotografía y escenas nuevas, cuando pienso que había material para ello.
Así pues, la película me ha gustado, porque soy un fangirl de Irwine Welsh. Pero en esencia no la considero una película nueva. Además, escenas como el nuevo discurso de elige la vida me han parecido forzadas y vacías, no me han trasmitido apenas nada, y simplemente me han parecido una forma más (como lo es toda la película) de recordar lo buena que fue T1. Podría haber sido mejor película de lo que ha sido si se hubiese sacado más material del libro.
Utilizando las mismas palabras del personaje de Mark Renton en la primera parte de esta película, Todos envejecemos, dejamos de molar… y se acabó . Pero no es nada nuevo, es quizás un denominador común en muchos directores de cine a los que les llega su ocaso. Antaño genios como Alfred Hitchcock o el mismísimo Billy Wilder han visto cómo ha llegado su declive creativo. Y esto mismo es lo que le ha pasado a Boyle. O al menos con esta película.
Claro que existe un motivo evidente: cuando dirigió Trainspotting , tenía 40 años. Aún conservaba su espíritu joven, contestatario, rebelde, irreverente, fresco. Pero el problema es que ahora tiene 60, ha ganado el Bafta, el Globo de Oro e incluso el Oscar al mejor director, y ya no es una joven promesa que tiene todo por contar, sino que casi lo ha contado todo. Su estilo antaño originalísimo estilo visual podemos verlo ya no solo en la MTV o en Youtube, sino en Snapchat, en Facebook… en todos sitios, lo peor es que el asombro que antes provocaba ese lenguaje visual, ya todo el mundo sabe hacerlo desde su teléfono móvil. De esta manera, intentar apabullar con recursos estéticos en el cine es, a día de hoy, prácticamente imposible. Y es precisamente lo que intenta desesperadamente sin conseguirlo Danny Boyle en esta continuación de Trainspotting, que resulta como un plato de comida recalentada: no solo no sorprende, sino que está rancia, pasada. Conserva algo de su sabor, pero no provoca en absoluto el deleite de algo recién hecho, recién ejecutado.
Aunque soy de la opinión de que las adaptaciones literarias en el cine deben traicionar deliberadamente su original en libro, en esta ocasión es descorazonador que un libro tan brillante como Porno , la continuación de Trainspotting que supera en muchos aspectos al original, tenga una adaptación tan heterodoxa y lo que es peor tan mediocre. Aunque John Hodge haya sido el mismo autor de la anterior aventura cinematográfica de Renton, Sick Boy, Begbie y Spud, ahora ha tenido una losa demasiado grande sobre sus hombros a la hora de contentar a todos los fans de la primera película, creando un fresco deslabazado, demasiado arbitrario para articular una historia coherente, sobre todo porque ha querido incluir todos los recursos narrativos de la primera parte. Y si funcionaron muy bien antes, ahora no lo hacen. Sencillamente porque es una historia distinta, y lo que es peor, que intenta demostrar desesperadamente que está a la última, que se integra en el ecosistema de redes sociales, de interacciones en internet. Y no lo hace. Básicamente, porque Boyle, a sus 60 años y consagrado como uno de los mejores directores de la actualidad, ya no es un millenial con millones de seguidores en youtube. Jugar a eso es falso, y se nota demasiado. Sería mucho más honesto seguir en la interesante línea de Trance , una de sus últimas películas que tenía un sólido sentido visual y narrativo.
Argumentalmente, Trainspotting 2 retoma al personaje principal y lo hace volver a Edimburgo 20 años después de haberle dado el palo a sus amigos, Renton ahora tiene un trabajo honrado, Sick Boy regenta el pub de una tía suya y paralelamente trapichea con chantajes de contenido sexual, Spud sigue tan colgado (a la heroína incluso) como siempre y Begbie sigue en la cárcel, aunque éste último está hasta las narices y se plantea salir como sea de su cautiverio… En este fresco volvemos a ver a Mikey Forrester, convertido en un comerciante de cierto nivel o a la novia adolescente de Renton, Diane, que ahora es una abogada de prestigio. Una revisión de todos los lugares comunes física o emocionalmente de todos los personajes de la primera parte, intentando repetir todo ese subidón, pero que no se produce.
Aunque hay ciertos destellos del talento de Boyle, la emoción y la sorpresa de la primera parte ha desaparecido totalmente, haciendo que esta segunda parte sea directamente innecesaria. Habría sido mucho mejor haber dejado ese imaginario en el aire, con esa concepción traviesa de la supervivencia tras haber conocido el cruel mundo de las drogas y la delincuencia. Porque ahora ya está todo muy pasado y todos envejecemos, dejamos de molar… y se acabó. Al menos si buscamos ser tan originales como cuando teníamos 20 años menos. Ni siquiera Bruce Springsteen, Bono o Mick Jagger, lo consiguen, hay que evolucionar. Y si queremos emular lo que fuimos hace 20 años, al final lo único que conseguimos es hacer el ridículo.
Veo que soy uno de los pocos privilegiados que se ha permitido ver antes que los demás en España el retorno de Mark Renton y compañía, 20 años después. Debido a que actualmente me encuentro en Irlanda, pude disfrutar de la que era para mí, desde que me enteré hace unos años del proyecto, la película que más me llamaba la atención desde hacía tiempo. Boyle vuelve con el mismo reparto original, dos décadas después para mostrarnos la vida de éste grupo de gente disfuncional tan maravilloso, y que si bien en el 91 estaban obsesionados con la aguja y las drogas: las cosas no han cambiado mucho. Está demostrado que una persona que padece TDAH (Trastorno de la atención e hiperactividad), va agravando el mismo con el paso de los años, habitualmente son gente que siguen cometiendo los mismos errores, y cuyas vidas siempre se encuentran en un desequilibrio que amenaza con destruirles. Renton & Company representan a la perfección a éste tipo de individuos.
Eso sí, yo ya aviso con antelación, y en el spoiler dejaré claro por qué por desgracia no estamos ante una obra maestra como la fue la original, aunque sí que es cierto que estamos ante un ejemplo de secuela en condiciones, y más aún, de buen cine, que hace bastante falta hoy en día teniendo en cuenta la de mierda que nos vemos obligados a ver en cartelera. Si la preocupación en los 90 eran las drogas, Boyle ésta vez se ha alejado de ésa actitud juvenil, y ha decidido centrarse en los problemas de la mediana edad: una especie de revisión de la crisis de los 40, pero con mucho gancho y estilo. Renton vuelve a casa, y se encuentran con una Escocia cambiada, dónde nada es lo que parece, su padre está solo, Spud está con depresión, es un suicida en potencia, Sick Boy ha pasado de fantasear con James Bond a convertirse en una especie de James Bond que juega a chantajear a la gente en hoteles, con la ayuda de su amante una joven prostituta de Europa del Este, y Begbie… Bueno, Begbie acaba de escaparse de la cárcel, y tiene serias dificultades para satisfacer a su esposa, y un hijo algo parado que no es capaz de decirle que no quiere seguir los pasos de su padre.
Es una secuela vibrante, que aunque conserva un gamberrismo verdaderamente delicioso, y unas imágenes realmente poderosas (algunas incluso más potentes que las de la primera entrega), si que es cierto que hay momentos en los que la trama va dando tumbos, sucediéndose de una situación a otra sin una conexión clara, que resulta confusa y no muy clara: esto es un arma de doble filo, porque va acorde con la percepción de sus personajes, que a pesar de haber superado los 40 siguen comportándose como cuando tenían veintipico años y eran unos colgados de cuidado. Si antes podías tener cierto cariño a esos personajes, ahora lo cierto es que algunos de ellos se han vuelto más miserables, mucho más en el caso de Sick Boy, y en el de Begbie, que en Spud, que sigue siendo un personaje maravilloso y atormentado por lo que sucedió. Mientras que Renton no sabe dónde tiene la cabeza, y no puede evitar sentirse culpable por no poder ayudar a los que fueran sus amigos: no fue una traición, fue una oportunidad, y él la aprovechó dejándolos a todos ellos atrás. Por ello la historia se repite, pero sólo en apariencia, el punto fuerte de la película es la dirección, donde Boyle sabe utilizar perfectamente esos encuadres tan diagonales que nos fascinaron en la primera, los diálogos mordaces y sucios, así como una contundente crítica a la sociedad de las redes sociales, al materialismo, a la hipocresía y a la superficialidad alterando el discurso de Renton de su Elige la vida . Pero a su vez su final, rebosa una poderosa melancolía, una añoranza, una nostalgia a la juventud, personajes que viven en el pasado y del que no pueden salir, y que sólo desean ser jóvenes una vez más… Para los amantes de la primera, la disfrutarán con creces, pero no esperen el impacto de la original, se reirán, disfrutarán de las enormes interpretaciones de todo el reparto, de la bella fotografía, y de la cuidada banda sonora de la película. Así como del cameo del propio Welsh, que se encuentra detrás de éste proyecto poniendo pasta de su bolsillo. ¿Por algo será no?