Sueños de Shanghai
Sinopsis de la película
En los años sesenta, con el apoyo del Gobierno, muchas familias abandonaron las ciudades chinas para establecerse en las zonas más desfavorecidas del país e impulsar el desarrollo de la industria local. Quinhong tiene diecinueve años y vive en la provincia de Guizhou con sus padres y su hermano. Ese lugar la ha visto nacer, es donde viven sus amistades y ahí ha experimentado el amor por primera vez, pero su padre está convencido que el futuro de la familia está en Shanghai. La convivencia es difícil cuando no se comparten los mismos sueños.
Detalles de la película
- Titulo Original: Qinghong (Qing hong) - Shanghai Dreams aka
- Año: 2005
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
6.5
34 valoraciones en total
Lo más importante y el punto fuerte de la película es el retrato de aquella situación y época en que los progenitores no se sentían parte del lugar donde vivían pero sí sus hijos, que simplemente se habían adaptado a vivir en un pequeño pueblo rural y tenían que combatir, en algunos casos, contra los ideales de mejora de sus padres y rebeldía contra lo que les había tocado vivir, vamos, semejante al caso de nuestros padres, de la época franquista, que quisieron que a toda costa estudiásemos carrera universitaria, valiésemos o no para ello o nos gustase o no… Bueno, inciso aparte, la primera parte de la película es realmente para nota, es sencilla, directa, bien centrada, bien hecha… pero, en mi opinión, la segunda parte sobra, dado que a los protagonistas les ocurre algo que realmente desvía la historia y que resulta demasiado patético, violento y poco creíble, para mí fue como una puñalada por la espalda como espectadora, no sé, quizá me pueda la poca gana de ver violencia. Sin embargo, si realmente debiese ser incluida esa parte, yo no le concedería tanto metraje, remataría la película de modo rápido y contundente porque, como he dicho, es la parte que estropea un estupendo film.
Una ambientación fabulosa, una interpretación muy buena, y un doblaje regular.
Historias muy parecidas se han vivido en España en aquella época (al menos en sí en mi pueblo), aunque no estaban forzados a quedarse, ni hacía falta permiso para mudarse.
Si se quiere apreciar todo de la película, hay que escucharla en versión original (aunque no se sepa chino) y leer los subtítulos, que no son idénticos al doblaje a español, de hecho, en las escenas del final, cambian bastante.
Para aquellos amantes del cine que no busquen las escenas trepidantes, las persecuciones de coches y la violencia sin sentido, para aquellos que sólo busquen una historia que les haga reflexionar o les haga pasar un rato, para ellos es la película.
Parece que en la China profunda, allá por la década de los 80 se vivía una vida remota, al margen del mundo occidental y a mí lo que más me ha gustado es la enorme cantidad de analogías que se pueden encontrar con situaciones vividas en tu propia tierra, incluso aun viviendo en la ciudad.
El conflicto entre el padre y la hija es común a otras civilizaciones, a otras épocas, a otras latitudes. Y está bien retratado, me pareció una película muy real.
Mao ha muerto y las reformas económicas impulsadas por Den Xiaoping han suscitado una atractiva prosperidad en las urbes de Shanghai y Guangzhou. Sin embargo, los voluntarios de lo que se llamaria tercera línea se encuentran aún atrapados en las atrasadas áreas del interior, a las que no ha llegado la nueva política del gobierno. Como muchos otros, Wu Zemin busca la forma de regresar a su antigua casa de Shanghai. Está decidido a que su hija, Qinghong (interpretada por la siempre preciosa Gao Yuanyuan) y el hermano pequeño de ésta lleven una vida mejor que la que han tenido Wu y su esposa en Guiyang.
En cambio, para Qinghong, Guiyang es el único hogar que ha conocido. Allí está su escuela y tiene su mejor amiga, Xiao Zhen, y allí tiene también al que puede convertirse en su primer novio, el joven trabajador Fan Honggen, la vida de Qinghong no es facil, inmersa en sus estudios su padre asabentado de la situación, recurre a todos los medios, incluidos la vigilancia, la persecución e incluso la mentira, para destruir el primer amor de su hija.
A pesar de ello Sueños de Shanghai, no es para nada una película de amor, ni sobre el amor.
Después de ver Sueños de Shanghai, el espectador no puede por menos que sentirse deprimido, se plasman los sentimientos conflictivos y contradictorios experimentados por personajes insignificantes durante los primeros años de la reforma económica, así como la impotencia que invade su corazón. El ritmo de la película es lento, la descripción de los personajes, minuciosa, el ambiente en el que éstos se mueven, es decir, el de los años 70 y 80, se recrea recurriendo al registro casi documental de lo que sucede: los ejercicios gimnásticos en grupo, las proyecciones de películas al aire libre, la moda de las camisas a cuadros y los pantalones acampanados, etc.
Muy recomendable.
Pues eso.
Hay días en que uno está de vuelta de todo, sin ganas de hacer nada.
Días en los que uno no encuentra motivos para levantarse de la cama.
Días en los que los quehaceres diarios cuestan Dios y ayuda.
Días en los que la única sensación que tienes es la de miedo, miedo al presente y al futuro.
Días en los que la única palabra que te viene a la mente es: soledad.
Días en los que es más fácil llorar que reír.
Días en los que, parafraseando un poco a César Vallejo, parece que el mundo está enfermo.
Días en los que te da por pensar, qué motivos llevaron a tu novia a dejarte tirado como a un perro.
Días en los que te dan ganas de bajarte los pantalones y suplicarle otra oportunidad.
Hoy ha sido un día como esos, hasta que he visto esta película de Wang Xiaoshuai, y he recobrado el vitalismo necesario, para, por de pronto, volver a escribir críticas.
Porque películas como éstas, son las que hacen del cine algo maravilloso, algo que te impulsa a levantarte, trabajar, sentirte acompañado, reír y tirar para adelante.
¡Qué grande es el cine!