Sudor frío

5 comentarios en «Sudor frío»

1. Sin dudas es digno de destacar el intento de hacer más cine de terror en nuestro país, pero alabar Sudor Frío -como lo hace, por ejemplo, La Nación- parecería más una venta que una crítica.
   
   Hay que decir, a su favor, que se anima a incluir en su ficción un tema tabú de nuestra sociedad aunque, la escasa verosimilitud de todo el film, hace que parezca un poco irrespetuoso. De todas maneras, es un punto a favor. También parece confrontar, de pasada (y sin mucha convicción), las redes sociales y pérdida del significado de amistad, el uso del celular y la pérdida del lenguaje, entre otros. También provoca connotaciones interesantes: personas muy mayores llenas de maldad y aún vigentes (como varios personajes nefastos de nuestra historia), una imagen -excelente- de un dinosaurio y otras perlitas más como para disfrutarlas (solamente esa capacidad directa de connotación).
   
   Defrauda si lo miramos como un film de terror formal, entretiene -apenas- si lo clasificamos como terror-bizarro.
   
   El punto menos a favor es, sin duda, que Sudor Frío lleva lo inverosímil a lo extremo, no sólo por su guión, sino que las interpretaciones y algunos personajes realmente provocan una mirada descreída de la trama, casi risueña. De terror, poco y nada.
   
   La plasticidad se asemeja a alguna película de Robert Rodríguez…de hace algunos cuantos años. Los efectos, muy buenos. La música, genial.

2. Después de medio siglo, el cine de horror argentino puede verse en las salas comerciales en vez de exhibirse en exclusivos festivales de aficionados. El resultado es irregular y seguramente va a dividir aguas. En mi caso me inclino a juzgarla en el contexto de sus intenciones y de su factura formal, que está bien realizada dentro de las convenciones de su género.
   
   Construida de acuerdo a las pautas del horror actual, con su toque gore , mucho suspenso, una cuota de erotismo, otra de originalidad y bastante humor negro, la trama avanza sin respiros y con un montaje a los saltos que no respeta demasiado la continuidad.
   
   Para conjurar los escalofríos, la película introduce oportunidades para la risa ante el cinismo, lo ridículo y patético de algunos personajes y situaciones. Además inserta sus propias reglas donde la verosimilitud no es realista sino una convención acordada (o no) con el espectador.
   
   El guión se da tiempo para ironizar con algunos metamensajes como en el diálogo entre el viejo torturador y la joven Ali (Marina Glezer), donde el primero critica el empobrecido lenguaje de las nuevas generaciones ( un joven actual usa en promedio apenas 200 palabras , le reprocha a su víctima) pero en boca de quien lo dice esto parece invertir una escala de valores donde todo está en crisis. También el cuarto que encierra las ánimas mutantes de víctimas del pasado que reclaman venganza, no deja de ser una metáfora naif que se resuelve según un concepto de justicia elemental.
   
   A pesar de una breve introducción documental en blanco y negro, sobre hechos violentos de la política argentina en los años setenta, la película está desprovista de toda intención que no sea justificar las vueltas del argumento.La llegada de nuevas estéticas y la creciente demanda de emociones violentas, tan anárquicas como epidérmicas, hacía previsible el surgimiento de una película nacional de este género al que probablemente le vaya muy bien a juzgar por el
   
   numeroso público y la cantidad de entusiastas seguidores que la han acompañado desde su estreno. Sin dudas que con Sudor Frío el joven cine de terror argentino ha quedado presentado oficialmente, para regocijo de sus seguidores y la indiferencia o el rechazo de quienes no entran en el juego del miedo y sus múltiples rostros.

3. Mala, malísima, rematadamente mala. El peor cine ¿de género de terror? a la argentina. ¡No pudo ser peor! Cómo llegó a filmarse este esperpento será un misterio. La recuerdo y no puedo creer que alguien filmara tamaña incoherencia. Tampoco puedo creer que consiguiera presupuesto para esta más que pobre producción. Tampoco entiendo cómo consiguió actores que aceptaran desprestigiarse al lado de tamaña incompetencia de guión, producción y dirección. Supongo que Espinoza, Glezer, Velasco y demás actores algo de mediocres deben tener para aceptar trabajar en esta producción sin pies ni cabeza. Alguien me dijo, no la entendiste, es una comedia, no viste que todos los espectadores se mataban de risa. Claro, si yo también me sonreí ante tanto dislate. PERO PREGUNTO, ¿POR QUÉ LLAMARLA: SUDOR FRÍO Y NO: OTRA RIDÍCULA PELÍCULA DE HORROR A LA ARGENTINA ? (pero de humor fallido y patético). Para peor los dos hermanos BOGLIANO, parece que no van a dedicarse a otro género que el de terror, que si no está bien hecho, como en el presente caso, solo filmarán bodrio tras bodrio, y, excepto que se autofinancien, alguien pagará mucho dinero por la pretensión de un par de mediocres en filmar mediocridades. Espero que no sea el crédito oficial argentino el que tire el dinero que bien podría ser usado en cosas más conducentes y constructivas, y no en filmar a lo tonto y sin pensar en el primer delirio que quiere acceder a un crédito oficial. Pues es evidente que esta producción solo augura salas vacías, escasas, que ni para el DVD vale la pena subir. ¡Ni para la tan maladada copia pirata! Los piratas la van a ver, van a decir que su tiempo no puede perderse en piratear tamaña porquería, y van a tirar el original al cesto de la basura.

4. Una de las peores películas que vi en mi vida, no gastes tu tiempo, no tiene una historia, el poco argumento que tiene, es totalmente asqueroso y desastroso. Los diálogos van de mal en peor, las actuaciones parecen de niños de jardín actuando en una obra de teatro escolar. Pague $10 para una película mediocre, en la que gaste una hora de mi vida, si, por que encima no dura nada, y lo poco que dura, es gracias a una escena final en super slow motion con música heavy de fondo (Al mas estilo vídeo musical) en donde se puede apreciar sangre volando a 1 metro por año.
   
   0.1 / 10

5. Terror a la Argentina, con todos sus vicios y tópicos al doblar la esquina, con un guión rematadamente inconexo y atropellado, un espíritu amateur de actores improvisados que no sólo no cuajan con sus actuaciones de diálogos impostados, sino que atentan contra el mínimo de credibilidad exigido a pesar de lo disparatado de la propuesta.
   
   El escape continuo y la atmósfera gris parece aludir más a un amor por el terror clásico que a una pericia o vocación sobre él mismo. Se percibe de fondo una impersonalidad anclada en un morboso voyeurismo a través del cual todo se ve pero del que nada se saca como aporte activo del argumento. En otras palabras, con el amor no basta y el cine de poco presupuesto requiere de una puesta en escena para que el terror empiece a fluir incondicionalmente.
   
   La dinamita y la dictadura, horror dentro del horror mismo pero sin un enlace claro que justifique la causa: Sudor frío es, como su nombre, una amalgama de datos arbitrarios en donde se busca llegar a una esencia equivocada. Bogliano, parece, no dio cuenta de su error de enfoque.