Su excelencia
Sinopsis de la película
En Pepeslavia, poderoso país del bloque oriental, la embajada de la pequeña República de Cocos está a punto de alcanzar una importancia decisiva, ya que en una próxima asamblea que van a celebrar todas las naciones para tratar del futuro del mundo, el voto de la pequeña República podrá decidir el triunfo de uno u otro bloque. En la embajada trabaja el canciller López (Cantinflas), al que todos conocen como Lopitos y cuyo cargo es el último de los funcionarios, hasta que un día, por una serie de sucesivos golpes de Estado en su país, alcanza la presidencia el padrino de Lopitos , quien inmediatamente nombra a su ahijado embajador en Pepeslavia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Su excelencia
- Año: 1967
- Duración: 133
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Opinión de la crítica
6.4
79 valoraciones en total
Particular comedia que satiriza la política internacional en especial la de sus protocolos en las embajadas y la de las poderosas influencias de los bloques occidentales (verdes) y orientales (colorados) hacia las pequeñas repúblicas. Cantinflas interpreta de forma magistral a un embajador que se burla de todos los pormenores que conlleva una relación política entre países.
El film es una sutil o solapada crítica a todos los gobiernos oportunistas del mundo, en especial a la política expansionista de las grandes potencias y los exhorta a buscar la paz y la libertad mundial.
La parte fuerte del film o la más que destaca es el famoso discurso cuando Cantinflas se dirige a todos los miembros de la asamblea cuando expone que el poder es para intimidar a sus países vecinos, que las grandes potencias tiene la responsabilidad de la paz y bienestar del mundo, pero gravan y oprimen a los pueblos con sus cargas impositivas dejando atrás las necesidades más básicas por cubrir. Por último remata su discurso con que el hombre ha cambiado el mensaje de amaos los unos a los otros por armaos los unos contra los otros
La dilatada y prolífica carrera de Mario Moreno Cantinflas da para mucho, pero hoy día da para admirar o denigrar. A muchos les encanta su cine y a otros tantos, les aburre. Por desgracia, aún más son los que directamente lo ignoran. Sin embargo, Cantinflas sigue ahí, con su visión humana de la vida, que fue dulcificándose conforme pasaron las décadas.
Esta es una de sus mejores películas, y dentro de las que intentaban hablar de temas mayores, es la más significativa. Tras esta llegaron algunos descalabros y reiteraciones, como El patrullero 777 , Conserje para todo o Por mis pistolas , que nada aportaban ya a la carrera de quién se despidió con otro título fútil: El barrendero .
Pero antes, Cantinflas lo había sido todo, y había encarnado papeles sin moralina, como en sus primeros años, especialmente los cuarenta, y papeles más acoplados a su estatus como estrella preocupada por los humildes, como en su muy popular El padrecito y otras de finales de los cincuenta y de los sesenta.
Pero Su excelencia es diferente. En ella hay una trama mucho más acertada. Hay chistes que funcionan por sí solos, como el del cartelito que indica el horario de trabajo de la embajada de la República de los Cocos : De 10,30 a 10,45 horas . Genial. Autocrítica o autoparodia, según se mire.
Cantinflas aquí no es el pelaíto, y no es el tonto que al final sobresale. Es otra cosa. Cantinflas aquí es Mario Moreno. Y a todos nos hubiese gustado que siguiese por ese camino en años posteriores…
Han pasado casi cincuenta años desde la creación y estreno de la película con su crítica social y política y he de decir que dicha crítica es aplicable a la situación internacional actual. La película es genial el humor es inteligente y las sutiles críticas están a la orden del día. ¡Recomendable cien por cien!
En las últimas producciones de Cantinflas nos hemos dado cuenta como el actor no perdía oportunidad para realizar críticas mordaces a la solapada sociedad. Esta obra es considerada como la de mayor trascendencia en este aspecto, ya que en pleno auge de la guerra fría donde se presentaba el enfrentamiento más bien político y en algunos casos el militar entre los Estados Unidos ( los verde en la película) y los rusos (colorados).
Su Excelencia muestra a Cantinflas en otra cuerda, dejando ya de lado el humor físico y concentrándose en su infinita verborrea. Es considerada como la última película de la Era de Oro del cómico mexicano y sus méritos descansan en los disparatados diálogos y una trama bastante más elaborada que lo esperable. Ojo con el discurso final, un llamado en clave Cantinflas a terminar con la Guerra Fría que en los 60 atormentaba a la humanidad. Similar al realizado por el mítico Chaplin en El gran dictador.
Material de invaluable valor para trabajar con los estudiantes que nunca pasara de moda.
Que viva el buen cine.
Miguel M. Delgado vuelve a dirigir al inolvidable Cantinflas en una etapa donde el genial cómico iría suavizando sus posturas Del anárquico peladito que desafiaba todas las convenciones sociales de reductos burgueses, pasaba a ser casi una fuerza del orden moralizante, siempre dispuesto a dar sermones como en El padrecito (film, por cierto, que tuvo excelentes resultados en taquilla).
Añorando ese mágico en blanco y negro de su etapa anterior, nos encontramos ante la respuesta de don Mario a uno de sus ídolos, nada menos que Charles Chaplin. A todo esto, el creador de Charlot también mostraba asimismo una fuerte debilidad por la capacidad actoral de ese milagro mexicano de la naturaleza, un improvisados como pocas veces se ha colocado ante la pantalla.
El gran dictador fue un testimonio clave contra el avance de las potencias del Eje y su credo racista. Si tanto componente artístico, Su excelencia es una simpática fábula que advertía contra los males de la Guerra Fría, aquellas constantes crisis de misiles y guerras en frentes secundarios de los Estados Unidos y la URSS.
Deja varios gags logrados y algún discurso plagado de buenas intenciones, aunque nos recuerda también que Cantinflas se nos hacía mayor y menos callejero.