Star Trek: Picard (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie ambientada 18 años después de la última aparición de Jean-Luc Picard en Star Trek: Nemesis , y encuentra al personaje profundamente afectado por la destrucción de Romulus como se muestra en la película Star Trek (2009).
Estreno en USA (CBS): 24 enero 2020
Estreno resto del mundo (Amazon Prime): 24 enero 2020.
Detalles de la película
- Titulo Original: Star Trek: Picard (TV Series)
- Año: 2020
- Duración: 46
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Opinión de la crítica
Película
6.6
40 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Alison Pill
- Ann Magnuson
- Brent Spiner
- Brian DeRozan
- Cailan Robinson
- Casey King
- Chelsea Harris
- David Carzell
- David Paymer
- Derek Webster
- Ernesto Chaverri
- Evan Evagora
- Graham Shiels
- Harry Treadaway
- Ian Nunney
- Isa Briones
- Jade Ramsey
- Jamie McShane
- Jeffrey Lynn White Jr.
- Jeri Ryan
- Jonathan Del Arco
- Jonathan Frakes
- Kay Bess
- Landry Allbright
- Lil Cory
- Lulu Wilson
- Marina Sirtis
- Marti Matulis
- Maya Eshet
- McKenzie Westmore
- Merrin Dungey
- Michael Eshaun York
- Michelle Hurd
- Neraida Bega
- Orla Brady
- Patrick Stewart
- Peyton List
- Rebecca Wisocky
- Sam Marra
- Santiago Cabrera
- Sumalee Montano
- Tamlyn Tomita
- Willow Geer
Hasta el capítulo 5 todo iba bien: planteamiento, acción, escenas espaciales, tecnología del futuro, desarrollo de los personajes, aventuras… Todo un pelín lento pero sí, lo que uno desearía ver en una serie de Star Trek.
Pero a partir del capítulo 6 el ritmo se pierde, las aventuras desaparecen y todo se transforma en una moñada infumable hecha de lloriqueos, pesadumbres, dramón sentimental… Por no hablar del injustificable desenlace si se toman en serio las premisas establecidas en los primeros capítulos.
La segunda mitad de la serie es una pena.
Así que eso, fifty-fifty.
Viendo el primer capítulo me encuentro ante una serie de ciencia ficción con un buen misterio que te mantiene pegado al sillón y del que quieres saber más. Personas interesantes, efectos especiales a la altura y una trama que se desarrolla bien.
La verdad la empecé a ver sin mucha esperanza, pensé que iba a ser otro aburrido drama de ciencia ficción, y la verdad es un producto entretenido, y todos los ingredientes para amantes del género. De momento le doy 8 y espero que mi opinión no cambie con el avance de la serie.
Empieza muy bien. Quizás sea la nostalgia o que, simplemente, vemos un Universo conocido. Lejos del horror de Star Trek: Discovery . Son respetuosos, tanto con el aspecto de los personajes y de ese Universo. Y son tremendamente respetuosos con los personajes de La nueva generación . Es una delicia como tratan a Data.
Sin embargo, conforme avanza la historia – porque no son episodios autoconclusivos- vemos la larga mano de los herejes trekkianos. Por suerte, no llega la sangre al río, o casi, viendo el último episodio de la temporada, auténtico esperpento hecho deprisa y corriendo. Realmente la serie podría ser un episodio doble de La nueva Generación a la que le han añadido relleno.
En la serie, pausadamente, retomaremos personajes conocidos, la mayoría secundarios, junto a algunos nuevos. La cosa empieza a chirriar con el Legolas de medio pelo. Vale que vulcanianos, romulanos y elfos tienen un aspecto similar-eso de las orejas y de las cejas- pero ¡por favor! ¡no nos traigáis un clon de Legolas! ¡Esto parece Star Wreck II !. Y a partir de ahí, cuesta abajo. Se les acabó la gasolina o el tripi que se habían tomado para escribir la serie (ver spoiler) y empiezan las chapuzas. Con todo, y viendo el despropósito repugnante que es Star Trek: Discovery , la serie se puede ver. Aquí, al menos, nos presentan a los secundarios y a los miembros de la tripulación. Incluso, hasta tienen diálogos. En Discovery eran parte del atrezzo.
Y, aunque el protagonista, Patrick Stewart lo vale, yo sigo esperando la tercera temporada de The Orville .
Cada género cinematográfico tiene sus nombres propios, y en el de la ciencia ficción uno de ellos es el del británico Patrick Stewart y su alterego, Jean Luc Picard.
Parido en 1987, el personaje de Jean Luc tardó en ganarse a los trekkies pues, hasta ese momento, el sillón del capitán del Enterprise solo lo había ocupado el carismático James Tiberius Kirk. Este cambio supuso un revulsivo, requiriendo de una temporada para barrer suspicacias. Allí donde William Shatner daba vida a un tipo agresivo y poco dado a las medias tintas (véase spoiler 1), Patrick interpretaba a uno más paciente, diplomático y casi filosófico. Shatner y Stewart pasaron así a encarnar a dos capitanes muy distintos, pero igual de interesantes.
Esta situación se prolongó desde 1987 a 1994 e, inmediatamente después, en cuatro películas de las que solo una fue potable. En el 2002, con Star Trek: Némesis , Stewart guardó el uniforme y se dedicó a otros asuntos. Ni aquello parecía ya funcionar, ni los años acompañaban. Sin embargo, dieciocho años después, el personaje ha sido recuperado en esta serie, lo que ha hecho que la alegría se combine con un arqueo de cejas. No en vano, nadie se esperaba este retorno, y menos con un Patrick Stewart de 79 años.
Hablando ya de la serie, estamos ante un producto extraño y alejado de lo que fueron los trabajos trekkies del británico. Lo primero a destacar es la ambientación nostálgica, casi melancólica. Nada que ver con la vitalidad del pasado. Picard ya es un anciano retirado, y no precisamente con honores, a quien los años le pesan horrores. Por ello, todo, conversaciones y situaciones, están condicionadas por este hecho. Se acabó el corretear y se acabaron los grandes retos en cada episodio. El pobre Jean Luc gira a pocas revoluciones mientras las circunstancias y su sentido del deber lo arrastran de un lado para otro.
Lo segundo es el fortísimo centralismo de la historia en torno a su personaje y al de una chica (véase spoiler 2). No la llaman Star Trek Picard por nada. Que nadie espere mucho protagonismo del elenco que lo acompañó en el pasado (véase spoiler 3). No es que ahora Jean Luc esté solo, pero sus nuevos compañeros poco tendrán que ver con los anteriores, ni en carisma ni en protagonismo.
En tercer lugar, la estructura de la historia es diferente. Antes, las aventuras de Picard y su trupe se dividían en dos tipos: las que eran más o menos autoconclusivas (uno o quizás dos episodios), y las que se mantenían de fondo, de manera continua, resurgiendo de higo a breva. Esto permitía mantener un hilo continuo que podía ser retomado por los guionistas a conveniencia, frente a otros breves que satisfacían la necesidad de terminación de los telespectadores menos pacientes.
Aquí eso se acabó. Ahora la historia es un hilo global del que, a veces, se deshilacha alguna hebra, pero el grueso de la historia es un culebrón único y largo que se va enfangando poco a poco. Esto obliga a ser paciente, ya que hay que soportar giros en la historia, frenazos y deambulaciones. No queda otra que resignarse. Una práctica que choca con los casi continuos descubrimientos o peripecias que los protagonistas vivían en la serie ochentera.
Como cuarto apunte, cabe citar el tono oscuro y algo pesimista que rodea a la humanidad. Star Trek solía ser optimista, razonablemente alegre y con una visión algo infantil del ser humano (véase spoiler 4). En estos veinte años, sin embargo, la humanidad parece haber abrazado la filosofía Ferengi. El capitalismo ha ganado terreno y, con él, todo el inframundo que se deriva por causa de la avaricia y los intereses particulares (véase spoiler 5). Honestamente, esta nueva humanidad es más verosímil que cualquiera de las vistas en las historias Trek de los 60, 80 e incluso 90. Pero, claro, eso como que jode un poquito el efecto evasivo, que siempre fue una de las bases de Star Trek (véase spoiler 6).
Todos estos detalles conforman una serie un poco pesada, con una atmósfera algo extraña, y un Patrick Stewart apagado. Alguien que, más que interpretar a Picard, pareciese estar en la piel del profesor Xavier en horas bajas. Quien tenga en mente al calvo cuarentón y cincuentón que decía aquello de Engage o Make it so , que se olvide (véase spoiler 7). Aquí Picard es un abuelete cariñoso echado a un lado, al que ninguna autoridad hace ni puto caso, metido a investigador privado galáctico. De hecho, la historia podría haber sido sacada de una novela de detectives, aunque con connotaciones apocalípticas.
En resumen, vuelta de tuerca al universo Trek. A algunos no gustará. A quienes sí, tendrán que aceptar un cambio en el prisma usado por Gene Roddenberry. No es mala, y si se le da tiempo puede enganchar, pero no es ninguna maravilla (véase spoiler 8).
Pues eso, que habiendo visto sólo el primer episodio ya estoy enganchado. Jean Luc Picard es uno de mis personajes preferidos de la saga y una figura paterna para mí, y me emociona volver a verle en lo que parece una historia nueva, diferente y llena de aventura, de recuerdos y de personajes que amamos, de prometedoras opciones de futuro que pueden cambiar el pasado a mejor… y conciliando además con el universo Kelvin.
Me ha parecido una serie moderna, con grandes efectos visuales y que en muy poco rato te transmite la emoción de Star Trek con detalles muy disfrutables. Lástima no poder ver los 10 episodios seguidos, ya que Amazon saca uno cada viernes…
En fin, contento, agradecido y expectante la verdad.