Standard
Sinopsis de la película
¿Alguien recuerda de aquel proyecto de López Rega que pretendía la construcción de un gran Altar de la Patria que reuniera, en un único edificio, todas las figuras míticas de la historia argentina? Desde San Martín hasta Perón. Desde las estampas del Billiken de nuestra infancia hasta las tetas de Libertad Leblanc de nuestra adolescencia. Todos los tópicos de la argentinidad reunidos en un mismo espacio. Pero la construcción se demora. Los obreros se entretienen con sus propias pulsiones masturbatorias. ¿O es que acaso la Argentina es una construcción imposible? Siempre a punto de comenzar, siempre desplegando grandes proyectos, grandes planos que jamás llegan a concretarse. Como si fuese un país berreta que oculta con falsos monumentos su profunda vacuidad. En el cine de Acha, lo berreta es expuesto, mostrado en su mentirosa pomposidad. (extraído de: BAFICI)
Detalles de la película
- Titulo Original: Standard
- Año: 1989
- Duración: 85
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Un oscuro personaje argentino llamado José López Rega, a quien se atribuye la creación de la abominable fuerza represiva denominada Triple A y quien moriría en prisión cuando esperaba la sentencia en la que se le juzgaba por asociación ilícita, secuestro y homicidio, fue quien, tras la muerte de Juan Domingo Perón y durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón, proyectó levantar lo que se llamaría El Altar de la Patria, una suerte de mausoleo donde descansarían los restos de Evita Perón, del presidente recientemente fallecido y de todos aquellos próceres y personajes que, en su criterio, significaban mucho para Argentina. En su lista, incluía a Hipólito Yrigoyen, José de San Martín, Fray Mamerto Esquiú… y hay quienes agregan –¿con exageración?-, que también tenía un sitio guardado para Libertad Leblanc, la actriz que fuera un símbolo erótico en toda Latinoamérica, en caso de que falleciese.
Pero la obra tuvo fuertes tropiezos: Los obreros se mostraban bastante inconformes con sus condiciones laborales, se retrasaban los trabajos… y tras el Golpe de estado contra el gobierno de Isabel (así se conocía a María Estela) en el año 1976, el proyecto se vino al piso. En la actualidad, en el lugar de Buenos Aires donde debía estar El altar de la patria, se encuentra ‘la flor acuática’ identificada como Floralis Genérica, una escultura que abre y cierra sus pétalos, hecha en acero inoxidable, realizada por Eduardo Catalano.
El sueño frustrado de López Rega, fue lo que inspiró al artista plástico, escritor, fotógrafo y director Jorge Acha, para hacer STANDARD, un filme experimental que, rompe con todos los convencionalismos cinematográficos y que, por sí mismo, tiene un significado undívago, ya que, el director, no ofrece texto ni frase alguna que haga referencia al hecho que se cuestiona. Sin diálogos, y más parecido a un performance abstracto que a una historia convencional, se hace necesario conocer la motivación que la precede para conseguir hilvanar aproximadas ideas acerca de lo que sucede.
Lo que vemos es a varios obreros jóvenes que, contra los planos que les entregan, tan sólo se dedican a poner, en juegos de equilibrio, los ladrillos con los que deberían levantar los muros. ‘Trabajan’ en un ambiente sombrío, y en lo que luce como un acto de rebeldía, se motivan por otra suerte de intereses (juego, baile, sexo…) diferentes al de hacer lo que de ellos se espera. Estas imágenes, bastante reiterativas, se intercalan con primeros planos o detalles de esculturas, con una que otra irreverencia a la bandera, con adoración a la imagen de una virgen… y con insertos de una sensualísima modelo -representada nada menos que por Libertad Leblanc-, motivo de incontables erecciones entre la clase obrera latinoamericana… y de seguro también en las demás clases sociales.
De esta forma, se refleja el standard de las clases populares en los tiempos de Perón y los obreros demuestran que, a su manera, también pueden propiciar el cambio.
STANDARD es un filme difícil de digerir, pero no está exento de interesantes significados.
Esta sería la última aparición cinematográfica de Libertad Leblanc, que, a sus 53 años (nació el 24 de febrero de 1936), hallábase aún rebosante de belleza.