Splice: Experimento mortal
Sinopsis de la película
Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley) son dos brillantes científicos que, por medio de la ingeniería genética, se dedican a crear variaciones de especies conocidas. Aunque han alcanzado el éxito, su ambición les hará perder el control, cuando, en secreto, decidan llevar sus experimentos más allá de la moral. Combinando ADN humano en sus experimentos genéticos obtendrán un nuevo escalón en el árbol evolutivo actual.
Detalles de la película
- Titulo Original: Splice
- Año: 2009
- Duración: 104
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes obtener una copia de esta película en formato HD y 4K. A continuación te añadimos un listado de opciones de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
Película
5
76 valoraciones en total
Con una primera media hora prometedora todo se va al traste cuando el bicho se convierte en una adolescente con patas de pollo , que por si fuera poco, atraviesa plena edad del pavo. A partir de entonces la película roza el ridículo total, con escenas en las que puedes optar por morirte de vergüenza ajena o desternillarte de risa. Sin meditarlo ni un segundo le calco un claro suspenso a esta película.
Pero oye, me gustas. Tienes cosas que contar, aunque no termines de explotarlas, no sé aún por qué. Quizá sea yo el que tenga la culpa. En cualquier caso, ésta, tú última obra, tiene mucho de interesante, empezando por esa atmósfera malsana y decadente que tan bien has sabido recrear. Tiene tu cinta, también, bastante morbo por lo cercano que se aprecia lo desconocido (en forma semi-humana) y lo de por sí tan conocido (en forma humana), hasta el punto de que ambas formas llegan a entremezclarse, dejando en evidencia los defectos que han lastrado desde siempre a nuestra especie. Tu objetivo, intuyo, no era sino elaborar cierto mosaico existencial más dudoso que científico, pues, al fin y al cabo, ¿qué hay más cierto que la propia duda?
Sin duda (juegos de palabras aparte), una obra extraña y con mucho que analizar, aunque, como yo, se parta desde una posición neutral, ya saben, el ni fu ni fa finalmente se convierte en una interjección de asombro y una sensación incómoda realmente conseguida y mantenida durante todo el visionado.
pd. Disculpen el tono solemne de mi crítica. Ciertamente, en ocasiones me desconozco… ,)
Vincenzo, tío, mira que somos raros.
A pesar de la revisitación de Frankenstein más toda la investigación genética actual, esto no es más que un melodrama malo con monstruo.
Natali impresionado (y con razón) al ver el surrealista ratón de Vacanti hace más de una década concibe esta historia en su día y después de tantos años de darle vueltas a lo que iba a ser un corto nace Splice. Poca imaginación, la verdad, casi 15 años pensando para esto.
Él mismo dice que se trata de una historia acerca de las relaciones familiares. Al tratarse el concepto de familia le vienen los desvaríos delirantes y edípicos: los científicos hacen lo que hacen y la criatura hace lo propio.
Este rollo freudiano lleva a disparates tales como la proyección de la educación recibida en la pobre criatura-engendro. Lo que me faltaba, ahora echa la culpa a los abuelos. Y todo esto, según sus palabras, para explorar los matices entre el creador y la creación y que como un catalizador la criatura saca la parte oscura de ellos. Pues eso, que el film va de nuestra relación con nuestro hijito/a-loquesea.
Es serie B, perfecto, con un laboratorio que ni Reanimator, con unos científicos que ni son locos, ni son serios, son estúpidos y eso que ha contado con un genetista de colaborador, pero la falta de presupuesto no es el problema de la película.
Homenajea a Elsa Lanchester y Colin Clive (que va a ser lo mejor de la peli) llamando así a sus científicos.
La primera fase de la criatura, es decir, la fase en la que parece un pollito desplumado es la más interesante, el resto es una película muchas veces vista y que no pienso psicologizar en materia de creador y criatura. Ese otro lado del cristal , esa fase del espejo lacaniana, el Yo, el Otro, el de más allá. El momento en que todo ser se dice a sí mismo yo soy yo , la soledad, el desconocimiento del mundo exterior, la evidente marginación, nunca podrá encontrar el amor y todo ello porque es diferente, es un monstruo, una criatura, un engendro, en definitiva: un pollito.
El transcurrir del relato es tópico, como está mandado. Tenemos monstruo, por tanto al principio es bueno y luego se metamorfoseará como buen engendro en otras cosas, tanto exterior como interiormente. Claro, como toda la vida. Es que Natali lo que pretende es hacer ciencia ficción que responda y refleje los problemas del presente (como los familiares, ya te digo) y como le gustan los monstruos, pues miel sobre hojuelas.
Con Splice, Natali, no ha hecho ciencia ficción, ¡es que no me quiero ni acordar del momento de pantalones bajados! En fin que no, que esto es un dramón malo con criatura abominable vestidita de azul.
Ni que decir tiene que la reflexión acerca de la manipulación genética está ausente.
El círculo se cierra para el engendro angélico ¡Jesús!
Natali no me tiene entre sus turiferarios.
Con cautela (por no decir miedo) esperaré lo que haga con Neuromante.
Mientras un ser evoluciona, desde su nacimiento hasta su fase madura, aquellos que le rodean e intentan investigar y examinar a ese ser, sólo parecen cuajar sin marcha atrás y con estrépito, una involución.
Natali, en su cuarto film desde que saltara a la palestra con su sorprendente Cube , traza aquí un sorprendente mosaico en el que, contando con dos actores de resuello (Brody y Polley) y dando el que parece ser un salto del todo internacional, nos introduce en la investigación de dos científicos, que buscando lograr un éxito a expensas de los experimentos realizados con ingeniería genética, sólo podrán encontrar lo peor del propio ser racional: cuanto mayor es la exigencia con uno mismo, peores son los resultados, y es que si algo ha traicionado siempre al ser humano, eso son sus emociones, emociones que un ser como Dren durante su proceso de crecimiento parece ser reticente a mostrar y que, sin embargo, traicionan constantemente tanto a Clive como Elsa, transformándolos en volubles sujetos capaces de lo mejor y de lo peor ante la situación que se les presenta.
Splice , además de esa inteligentísima reflexión, deja momentos divertidísimos y entrañables para el recuerdo, así como las claves precisas para realizar una medida y perspicaz cinta en clave de ciencia-ficción que podría haberse transformado en una nueva Species , pero bajo la batuta de Natali da un paso más allá y nos otorga un film bien trazado en el que nada desentona, los magníficos efectos especiales (por los que el propio director canadiense estuvo esperando diversos años para completar el proyecto) complementan a la perfección, y las intervenciones de un Brody malacostumbrado a papeles que no le hacían justicia últimamente (exceptuando un par de ellos), y una Polley que se muestra con fiereza y contundencia en su incursión fuera del género romántico dan la hendidura necesaria a Splice , un film que hasta bien llegado su ecuador no empieza a mostrar sus cartas, pero una vez lo hace, logra compactar un trabajo de lo más lúcido, para concluir con una buena dosis de lo que los aficionados al género podrían esperar, y dejar en su última secuencia un pequeño espacio para recapacitar.
No se podía esperar menos, pues, de un director que sí ha ido evolucionando desde que empezó su carrera, y cada vez ha logrado pulir más unas propuestas que le muestran como el sustituto perfecto para el género fantástico y de terror en tierras canadienses del mismísimo David Cronenberg, y es que aunque el cine de Natali no sea tan visceral y viscoso como el del autor de Videodrome , sí compone un espectro suficientemente interesante para que obtengamos películas de género para rato, y de seguir así, con una calidad cada vez mayor.
Una pareja de científicos crea una extraordinaria criatura mitad persona mitad ratita y pájaro (o algún tipo de bicho que yo no identifico). Como el experimento lo hacen un poco a la ilegal, esconden a la coseja y la crían, él como a una curiosidad científica, ella como a la hija que el reloj biológico le anda pidiendo a gritos a sus trentaytantos. La niña-cachorrilla se hace mayor a la velocidad de la luz y claro, con su desarrollo se plantean varios problemas, entre ellos el hecho de que ya no es tan fácil esconderla, por un lado y que el bicho pues tiene sus ciclos y movidas imprevisibles y se comporta de manera errática, dividida entre la curiosidad natural de su parte humana y los impulsos inevitables de su instinto animal. Y como suele pasar, su instinto en concreto no es precisamente el de un adorable hamster, sino más bien el de una hiena psicópata. Original.
Dren, que así se llama el engendrillo en cuestión, es con diferencia lo mejor de Splice . El diseño de la criatura es maravilloso y repugnante. Inspira lo que tiene que inspirar: cariño por su indefensión, compasión por su rol de experimento y bastante asco por sus características físicas. Su personalidad, aunque no se la oye decir ni una palabra en un idioma humano, tampoco es cosa de broma: bastaría ella sola para llenar un ensayo freudiano.
Es entretenida y tiene sus momento carnosamente repugnates a lo Cronenberg, pero ni Brody está correcto, ni Polley destaca, ni la historia explora las múltiples posibilidades que podría haber planteado, convirtiéndose, a la postre, en una obvia metáfora sobre los peligros de la paternidad irresponsable. Pues vale.