Southcliffe (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (2013). 4 episodios. Una pequeña comunidad es golpeada por una tragedia para la que no encuentra explicación. La serie ha sido calificada como Una profunda, escalofriante y conmovedora joya de la televisión por el periódico The Guardian
Detalles de la película
- Titulo Original: Southcliffe
- Año: 2013
- Duración: 240
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Opinión de la crítica
Película
6.4
24 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Al Weaver
- Alfie Stewart
- Amanda Drew
- Anatol Yusef
- Ben Steele
- Coral Amiga
- Diana Speed
- Eddie Marsan
- Edward Baker-Close
- Emma Cunniffe
- Esme Goodwin
- Geoff Bell
- Hayley Squires
- Jocelyn Macnab
- Joe Dempsie
- Karol Steele
- Kaya Scodelario
- Mark Badham
- Maurice Roeves
- Mickey Morris
- Nichola Burley
- Pippa Bennett-Warner
- Rita Davies
- Rob Jarvis
- Rory Kinnear
- Scott Plumridge
- Sean Harris
- Shirley Henderson
- Tilly Cheeseman
- Tim Dantay
Con calma y dejando que el nudo que tenemos en la garganta nos ahogue poco a poco se desarrolla esta historia en la que hay más en aquello que no se ve, aquello que no se dice.
Una historia de callar y mirar hacia otro lado, porque siempre duele mirar dentro de uno mismo. Y el asesino, como un cirujano, miró con sus asesinatos dentro del pueblo mismo, mostrándonos su verdadera cara. Y bajo la fealdad general del pueblo, se esconden las historias individuales, las personas, que con sus aciertos y miserias, son los que dan vida a la serie.
Necesaria. Hay que verla.
Serie británica en la cual se refleja que todo puede ir muy bien y tranquilo, hasta que un día, no pensamos en las consecuencias que pueden tener actos aparentemente normales o divertidos sobre la vida de los demás, lo que propicia que se puedan desencadenar una serie acontecimientos inesperados e impredecibles que cambien nuestras vidas y la de los demás para siempre, pagando las consecuencias de ello, personas inocentes de una manera tan repentina y cruel, que no seamos capaces de asumir exactamente qué es lo que ha ocurrido y mucho menos disimular que no ha pasado nada en un entorno social tan pequeño, que es imposible no mirar a los ojos a tu vecino y no acordarte de que tu vida ha sido resquebrajada para siempre y ya nunca nada volverá a ser igual.
Es una serie cruel y gris que se va abriendo paso a un ritmo pausado y ensordecedor mientras se va mascando la tragedia, lo que acompañado de unas buenas interpretaciones entra las que destaca la de Sean Harris, se visione como si fueras un vecino más de Southcliffe, siendo esto su principal baza.
Empieza muy bien, de notable alto. Todos hemos visto alguna vez en las noticias que a algún chalado amante de las armas, se le cruzan los cables y la emprende a tiros. Eso nos lo muestra muy bien en el primer capítulo. cuando un solitario amigo de las armas, que finge ser un ex comando británico, Cansado de ser despreciado por todos y con una madre parapléjica, la emprende a tiros.
El segundo capítulo nos muestra el dolor de las víctimas, de la sorpresa a la resignación. Todavía en el tercer capítulo quedan destellos de gran serie, cuando la historia se centra en un periodista que desciende del pueblo y les acusa de haber permitido que la matanza sucediera.
El cuarto capítulo vuelve a ahondar en la tragedia, pero de forma confusa.
Sinceramente, si queremos ver el dolor de las familias de las víctimas, los ingleses lo han hecho mucho mejor con otras miniseries como Broadchurch Happy Valley etc.
Totalmente prescindible salvo que te sobren 4 horas de tu vida
De nuevo desde Inglaterra, de nuevo desde el Canal 4 vuelve a llegar la magia de la televisión. Una magia que está vez se presenta desde la realidad, desde el drama y el sufrimiento. De nuevo la premisa de inicio en las producciones inglesas vuelve a no estimular al seriadicto más voraz, al que está ávido de acción, de morderse las uñas, de enredos y vueltas de tuerca pero es donde fallan muchas series, en el desarrollo, donde la serie británica azota y demuestra la brillantez de sus creadores.
Southcliffe se sitúa en un pequeño pueblo británico de igual nombre donde la violencia azota a esta tranquila población con una matanza sin precedentes por parte de uno de sus vecinos. Y es justamente aquí donde el espectador se da cuenta que lo que está viendo no es lo típico, lo clásico sería centrar la trama sobre la investigación policial y entender lo que ha pasado pero entender lo que ha pasado no será tan importante como la búsqueda del por qué.
Será a través de los propios vecinos y de la prensa local, encarnada en Rory Kinnear, de boca de quien conozcamos los sucesos. Roy Kinnear encarna a David Whitehead, un periodista y antiguo vecino de Southcliffe que no solo informará de la tragedia sino que opinará, tomará partido y será uno de los ejes que ofrecerá una visión completamente, y basada en su pasado, diferente del suceso.
Tal vez lo más interesante de esta miniserie de cuatro capítulos es el juego en el tiempo que veremos en los tres primeros capítulos. De esta manera, ubicando en el tiempo toda la acción, los tres primeros cortes de la serie se desarrollan en el mismo espacio de tiempo aunque los veremos desde diferentes puntos de vista, es aquí donde Tony Grison (el creador) saca la herramienta para hacernos sufrir y llenar los ojos de lágrimas. El espectador verá qué ha pasado desde dentro de la acción, la narración toma tintes hiperealistas cuando las tomas y las persecuciones se hacen cámara en mano.
No hay piedad en los acontecimientos, en la vida no existen demasiados finales felices, las cosas suceden y punto, y hay veces que no hay más explicación. Es de agradecer que en ningún momento la serie da la estocada que parece estar cociéndose en cada escena, podría haer sido peor. No es una serie penosa, es cruel y el activo principal es la narración y sobretodo algunas de sus interpretaciones.
Unas interpretaciones están capitenadas por Rory Kinnear, el que fuera primer ministro en el Himno Nacional de Black Mirror en su parte final y por Sean Harris en el inicio de la serie con papel muy humano y altamente reconocible. Destacar también los esquizofrénicos momentos de Shirley Henderson que está, como todo el reparto, sublime.
Un puñetazo en el estómago, un directo a la cara y un KO total para el espectador, absolutamente recomendable.
Una mañana, sin previo aviso, un hombre coge su arma y decide matar a varias personas de su pequeña comunidad. El porqué lo hizo y qué le llevó a ello se descubrirá en cuatro episodios de una hora de duración, en los que seguimos el día a día del pueblo, antes, durante y después del crimen. Este es el punto de partida de Southcliffe , una miniserie de Channel 4 dirigida por Sean Durkin (Martha Marcy May Marlene, 2011) y cuyo punto de mayor interés lo supone la mirada cercana a esta comunidad desde una cercanía casi total a sus habitantes, lo que permite que rápidamente se introduzca uno en la historia. Con una atmósfera opresiva, pero sin llegar a ser asfixiante, dejando un pequeño espacio para a (falsa) esperanza, el realizador logra una atmósfera malsana que se convierte en un personaje extra de la (mini)serie. No estamos hablando tanto de Twin Peaks como de -por ejemplo- la más reciente Top of the Lake : pueblo, un crimen, y una exploración de los demonios del lugar.
Durkin lo hace a través de un matrimonio, o de un periodista. El logro es que las herramientas del formato televisivo sirvan al realizador para ir diseminando la intriga y al mismo tiempo, darle un tratamiento más cercano al del cine, para abordar temas desde un punto de vista más frontal. El truco aquí es quien pone el dinero: Channel 4. Responsables de series como Utopia o las maravillosas locuras de Charlie Brooker ( Black Mirror , Dead Set ), aquí nadie se corta un pelo a la hora de sacar la mierda de cualquier recodo para crear una intriga sostenida. Al final, lo que verdaderamente distingue Southcliffe de otras series de este tipo es que no importa tanto el hecho en sí como lo que ocasiona. No es CSI, no hay una reconstrucción pormenorizada de los acontecimientos, ni se indaga en perfiles criminales o investigaciones policiales. El ritmo es pausado, como si no pasara nada, aunque en el fondo, todo esté sucediendo en segundo plano. Su única pega, a mi entender, una conclusión bastante discutible. Por lo demás, merece la pena.