Sofía (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Todo comienza en Corfú (Grecia), en el verano de 1961. El Palacio Real de Mon Repos, residencia de verano de la familia real griega, amanece en plena actividad. El servicio se afana en preparar la casa para recibir a unos ilustres huéspedes: los Barcelona , que no son otros que la familia real española en el exilio. El motivo de la visita es formalizar la relación entre Sofía, la hija mayor de los reyes de Grecia Pablo y Federica, con Juan Carlos, el hijo de Juan de Borbón y María de las Mercedes. Ambos jóvenes intimaron en Londres, durante la boda de los duques de Kent, y ese encuentro ha fructificado en un amor que ha ido creciendo con el paso de los meses.
Aparentemente, esta historia de amor no tiene ninguna razón para no marchar sobre ruedas pero Juan Carlos y Sofía tendrán que luchar contra varios obstáculos para consolidar su relación. El primero de todos es el religioso. Sofía es cristiana ortodoxa y Juan Carlos es católico. El segundo obstáculo importante está en España. La visita de los condes de Barcelona a la familia real griega causa una tremenda inquietud en el ánimo de Franco, el dictador que reclamó a Juan Carlos con siete años para educarlo en la filosofía del régimen en territorio español. En cuanto a la religión la solución será una boda por los dos ritos, que se celebrará en Atenas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sofía
- Año: 2011
- Duración:
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Opinión de la crítica
3.2
42 valoraciones en total
(¿Spoiler?) Lo mejor está al final:
«La reina Sofía ha sido en todo este tiempo uno de los personajes claves en la democratización y modernización de España, por lo que cuenta con el reconocimiento y cariño de todos los españoles» Bueno, todos, todos… Dejémoslo en el 45% de españoles heterosexuales no republicanos.
Oh, desde Corfú (que nada tiene que ver con Tofu aunque es blanco como un pastel de boda) con amor. Oh, desde 1961, año del rublo, del ron cubano y de la muerte de Gary Cooper. Como decía el General Smuts ‘Hay algo por encima de los individuos que los (des)une porque forman parte de ese todo’, refiriéndose a la guillotina mata-monarcas de la revolución francesa, claro. Oh, cuánta cita y cita, claro. Porque la miniserie empieza con un corte de bigote y una citación de una pareja que serán Reyes… Reyes del devor-olor.
Cuentan las malas (y malísimas) lenguas que Sofía estaba en un congelador, sí…como el bebé de Penelope Cruz y Javier Bardem, esperando que uno de sus protagonistas ‘palmase’ o fueran noticia (si es que pueden ser ya noticia) pero que el éxito (como comedia involuntario y voluntariosa) de la producción made in Oristrell Felipe y Letizia la catapultó al prime time. Nuevamente la monarquía se equivocó porque la audiencia fue inferior a lo esperado: 10,6 % y poco más de dos millones de espectadores. Exactamente la mitad de los datos que obtuvo Fe y Le. Ni excelencias, ni ocho cuartos porque Sofía no vale ni tres cuartos. En Corfú hay chachas made in Globomedia que hablan como las chachas que han visto el Salvame Deluxe y leen el Hola… Ellas se encargan de presentarnos a Sofia y Juan-Ca. Tenemos a Dora, la exploradora, y a Leandro que quiere a Juanito pese a ser católico y su otra novia corona en el exilio.
A Sofi, eso sí, le interesa el arte contemporáneo. Aquí hay mucha Reina pero poca Reinona. ¿Se me entiende? Si Sofía fuera un musical… ¡Mamma Mia! ‘España es desconcertante’, dicen. Con estas miniseries, desde luego. Se habla de tanto amor en Sofía y todo es tan extremadamente cursi que provoca el efecto contrario. Con tanto pastel y azúcar uno acaba cagando merengue. Y lo que sale por el culo, sea nata o trufa, mierda es.
Sofía es muy moderna: se fuma como carreteros y las carretas van sin mulas. El país va solo. Lo mejor es cuando ponen la música de los ‘malos’ y se ven a los ‘villanos’, a los líderes de ‘El Imperio Español’… Las conversaciones reales con dictadores no se saben si son Reales o producto de imaginación de tercero.
La cosa va ‘de-que’ los príncipes se pongan de rodillas y de crear falsos testimonios en base a las anécdotas reales aunque aquí no hay Photoshop (otro fallo). Le llaman ‘zorro’, ‘ser oscuro’ y ‘tienentillo’ a nuestro ex-dictador pero Puigcorbe habla como El Padrino. En fin… que… sí, (la ficción televisiva en) España es desconcertante, por decir algo suave.
¡Pobres Juan Carlos y Sofía, que en contra de su voluntad y sus ideas tuvieron que compartir mesa y misa con Franco, sin enfrentarse al sátrapa, sin exigirle libertad y democracia! ¡Pobre monarquía española, que se vio obligada a esperar a rebufo de la dictadura para, cuando esta murió en la cama, alcanzar el poder! En Sofía, la mini serie de Antena 3 sobre la vida y milagros de la realeza española, quieren ser tan políticamente correctos que transmiten al telespectador la idea de que el actual rey Juan Carlos era demócrata y antifranquista de toda la vida, incluso cuando levantaba la mano al ladito del mismísimo Francisco Franco. No se puede tener a 30 millones de personas sin libertad, la democracia tiene que volver, confiesa, por supuesto en la ficción, un jovencísimo Juan Carlos a una tierna Sofía mientras pasean por un parque, cogiditos de la cintura.
A veces, la realeza parece más una condena que un privilegio, dice el pobre príncipe televisivo. Y es que la mini serie, mala de solemnidad, ofrece al telespectador momentos realmente hilarantes en los que se alterna el humor más pueril con la más tosca manipulación histórica. El resultado, no podía ser de otra manera, es tronchante: los personajes son patéticos, los guiones ridículos, las situaciones esperpénticas, los actores nefastos… La serie muestra a Juan Carlos y Sofía como una pareja de merluzos sin personalidad, dos peleles en manos de las monarquías europeas, de la iglesia, del franquismo. Juanjo Puigcorbé es un Juan de Borbón sobreactuado e histriónico. El papel de Federica de Grecia, que interpreta Emma Suárez, parece escrito para Bárbara Rey. Carrero Blanco es el mejor caracterizado: resulta tan repugnante ahora como entonces.
En los momentos más inspirados, Juan Carlos recuerda incluso a profesionales del humor del prestigio de Gila. Y es que cuando el príncipe se pone al teléfono, el panoli se transforma en cascabel: llama a Sofi, su prometida (que entonces hablaba castellano perfectamente, no como después de casados), y le dice cosas hermosísimas: Vas a ser la princesa de España más bonita que ha habido nunca, Hola princesa, soy tu príncipe azul. ¿No es enternecedor? Lo sería si no fuese porque por aquel entonces, comienzo de los 60, la dictadura seguía siendo feroz: las últimas ejecuciones del franquismo tuvieron lugar en febrero de 1975, sin que se escuchasen las protestas del entonces príncipe.