Sócrates (TV)
Sinopsis de la película
Biopic que narra con detalle los últimos días de Sócrates, incluyendo el juicio y su ejecución. Roberto Rossellini nos muestra al filósosofo griego discutiendo en el ágora y muestra tambien los acontecimientos políticos que lo llevaron a su histórico juicio.
Detalles de la película
- Titulo Original: Socrate (Socrates) (TV)
- Año: 1971
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
7
63 valoraciones en total
Correcta biografía que detalla los últimos momentos de la vida del famoso filósofo griego, de escasa repercusión , disponible solo en italiano.
Destaca un desconocido (por lo menos para mi) Jean Sylvere en el papel de Sócrates y Anne Carprile como Jantipa (mujer de Sócrates) en un reparto bastante limitado.
Recomendada especialmente para los amantes de la filosofía (entre los que me incluyo, de ahí lo alto de mi nota), abstenganse aquellos que busquen una película con ritmo, ya que la mayoria del metraje discurre entre famosos dialogos del Ateniense, siempre bajo su lema: Solo sé que no sé nada .
Como escena sobresaliente citaría el juicio, donde Sócrates imparte valiosas lecciones morales a los asistentes.
Pese al hecho de que esta película sea de humilde realización y presupuesto, debo decir que me ha parecido una gran película. Cinematográficamente hablando no se puede hablar de que sea la mejor película de un icono del cine neorrealista como Rossellini, no obstante, sí que puedo decir que personalmente es la película suya que más me ha gustado.
Mis razones para decirlo son simplemente dos:
La primera, el magnífico retrato histórico presentado en la película, todo lo relatado se esfuerza por hacer seguimiento de la historia ocurrida (veracidad en estas películas pérdida con el paso de los años), lo cual siempre es de agradecer, además de hacer un buen retrato de las costumbres y la sociedad ateniense de la época.
La segunda y más importante, es el retrato de Sócrates que realiza la película. Sencillamente perfectamente reflejado, se aprecia su búsqueda de la verdad a través de la interiorización del saber y la humildad y la enseñanza a través de la ironía y la pregunta. Y dejando razonamientos y reflexiones aún interesantes a día de hoy.
Evidentemente, siendo un fiel retrato de época, no se puede coincidir con todas las reflexiones de Sócrates y hay que comprender el contexto en el que vivió, pero sí que se extrae de la película la buena búsqueda del saber y la coherencia.
Sinceramente me sorprende que esta película no haya sido muy vista en la comunidad de filmaffinity o su baja nota en relación con otras películas de calibre similar (quizá por lo de ser una película biográfica…), sigue siendo pues, a mi parecer, una buena película, de recomendable visionado.
Cuando a principios de los setenta Roberto Rossellini anuncia que abandona la pantalla grande por superflua y que se dedicaría a realizar a partir de entonces películas para la televisión con una finalidad educativa y cultural, demostraba que en algunos hombres todavía existe el deber moral de hacer el bien.
Rossellini no hace tantas décadas que nos dejó, sin embargo es un personaje sacado de otro mundo que hoy sería imposible. Es uno de los últimos exponentes que demuestra que se puede ser al mismo tiempo de izquierdas y católico, racionalista y populista, científico y humanista, genial y mundano.
Que eligiera la figura de Sócrates para su primer proyecto didáctico también dice mucho positivo de él. Personalmente tengo una querencia especial por Sócrates. No podemos decir que fuera un gran filósofo en sí, al menos como se entiende la filosofía a partir de Descartes con un método y una epistemología elaborada, pero desde luego fue un modelo de conducta, un ancla moral donde un individuo puede hallar su camino, de la misma forma que con Jesús, Buda, Confucio o Gandhi. Porque todos estos nombres no pretenden vivir de meras enseñanzas teóricas (que ya por sí mismas son extraordinarias) sino que pasan a la acción, haz lo que hago y no sólo lo que digo.
Sócrates se muestra implacable con el poder. Es la mosca cojonera de su tiempo, pero no como ahora, que lo hacen desde una oposición expectante de recobrar el poder. Él lo hacía exclusivamente en honor a la verdad. Un verdadero mártir. El tiempo demostró que Sócrates tenía razón en sus palabras y que los hombres que le enjuiciaron falsamente acabaron detenidos, juzgados, ejecutados o desterrados y sobre todo olvidados, mientras que el bueno de Sócrates será siempre inmortal.
Ver esta película de Rossellini es contribuir a un mundo más justo, tal vez por eso no tenga ni sesenta votos, porque el mundo hace tiempo que es de todo menos bueno.
Nota. 7,3.
Platón es el principal cauce a través del cual el movimiento sofista nos ha sido dado a conocer, y su perspectiva sobre ellos es esencialmente negativa. A saber, relativistas en lo moral, escépticos en lo metafísico, de raciocinio utilitario y, en general, maestros de la retórica como medio ligado a la persuasión y a la victoria dialéctica, ya sea a expensas de incurrir en argucias, o sea, en sofismas.
En cualquier caso, y pese a que la sofística merezca un capítulo aparte señalando sus limitaciones y sus innegables puntos de interés, Sócrates se hubo de ubicar en un tiempo en que la ingenua exploración racional de los filósofos de la naturaleza, preocupados por hallar un por qué del mundo ya sea en el agua (Tales de Mileto), en el aire (Anaxímenes) o en algo menos concreto y, quizá, divino (Jenófanes de Colofón), había dado paso al individualismo y a la negación de la verdad objetiva que caracterizó al sofismo.
Sócrates era, en general, un elemento genuino y discordante. Esa misma discordancia fue la que le condujo a su juicio y muerte y la que, curiosamente, hace de él una figura admirable ya que las multitudes de pensamiento uniforme no son patrimonio exclusivo del pasado.
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De entre los tres grandes filósofos clásicos (Sócrates, Platón y Aristóteles, por definición), el primero fue seguramente el más endeble, teóricamente hablando. No tuvo su corpus teórico la reverberación de la lógica de Aristóteles en el conocimiento científico, o la influencia de Platón en la posterior configuración de la filosofía escolástica cristiana, pero, como vircenguetorix, guardo una especial simpatía por él.
Fue firme en su búsqueda eudemónica de la verdad e insobornable cuestionando las certezas de presuntos sabios que a fuerza de estar convencidos de su propia sapiencia, dejaban de serlo. Acometió con serenidad su destino (de un modo humilde, que hace pensar en él como en un precursor del estoicismo helénico) y bebió la cicuta sin titubeo, dialogando con sus amigos sobre la deseabilidad de la muerte, en tanto medio para conocer por fin. Le interesó llegar a un conocimiento profundo y universal de la verdad y aseguró que lo virtuoso está ligado a lo útil.
En definitiva, Sócrates fue paradigma de pensador independiente, honesto y sincero, y, especialmente, para todos. No en vano, una de sus aportaciones más loables fue, además del razonamiento inductivo y la mayéutica, la búsqueda de la definición universal.
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Este biopic parece adherirse de manera equitativa, en tono, a los dos principales biógrafos de Sócrates, Platón y Jenofonte. De este último extrae la dimensión más distendida y ociosa de su vida (charlas con amigos, pupilos, episodios de relación marital), y del primero, la faceta más popularmente conocida, la de pensador y maestro. En los hitos esenciales de su última etapa (acusación, juicio y muerte, que aquí tienen lugar), Platón y Jenofonte coincidieron. La película consigue, en suma, dar una visión razonablemente completa de la personalidad de Sócrates.
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Rossellini, director cuyo desaliño técnico ha sido siempre vector de crítica, no se aparta aquí de la parquedad visual del telefilm, pero quizás lo más importante es que participa honrosamente de esa búsqueda de la virtud que Sócrates preconizaba, ya sea, simplemente, por esta pequeña aportación cinematográfica a perpetuar su inmortal figura.
Gracias.
Necesaria cinta de Rossellini, que se nutre de los testimonios escritos de Platón, de Diógenes Laercio y de Aristófanes, para narrar los momentos de adultez más relevantes de aquel ¿sabio?* que tal vez fue Sócrates.
En este sentido, el director esboza una adaptación libre desde el punto de vista cronológico: narra momentos típicos de la vida social de la Atenas de finales del siglo V a.c. entre hechos acaecidos en los diálogos platónicos e inserciones del anecdotario elaborado por D. Laercio (como la simpática alusión socrática a la relación causal entre las broncas de su mujer, Jantipa, y las cuestiones meteorológicas). Los diálogos platónicos están tratados con brevedad y síntesis, y podemos encontrar algunos como: Eutifrón , o de la Sanidad, Hippias Mayor , o de lo Bello , Apología de Sócrates , Critón , o del Deber , Fedón , o del Alma , etc. Relacionado con lo anterior, existe un momento crucial de recreación libre por parte del director: uno de los alumnos del protagonista le reprocha, a cuenta de las vicisitudes de la gobernanza de la ciudad, que su discípulo Platón defiende que el gobernador de la polis debe ser necesariamente filósofo. Esta teoría es cierta, pero es presentada en el diálogo de madurez La Replública , o de lo Justo, escrita décadas posteriores a la muerte de Sócrates. En ese momento, al parecer, Platón sólo era un jovencillo aspirante a poeta que acababa de conocer el método de su maestro.
En lo tocante al apartado técnico, destaca la excelente y austera recreación del demo ateniense, resguardado y regido desde lo alto por la magnánima Acrópolis, con la figura escultórica de la diosa Atenea al frente. Destaca, así mismo, la dirección de actores, apreciable en una obra sustentada por la conversación entre iguales. Conviene tener presente que la película fue producida para la televisión, motivo por el que no encontraremos grandes pretensiones, ni soberbias, ni fastuosos artefactos de pirotecnica, la recreación de la supuesta vida de Sócrates precisa de simplicidad y naturalidad en lo formal.
El visionado de esta obra se me antoja obligatorio, por cuanto traslada al séptimo arte momentos cruciales del origen y configuración del Hombre occidental, tal y como lo hemos entendido desde la Grecia Clásica hasta nuestros días. La Filosofía, la razón occidental, nace con el pensamiento sistematizado de Platón, cuyo legado no es más que la prolongación de las reflexiones de su maestro, del mejor (hombre) de cuantos hemos conocido en nuestro tiempo, y, por otra parte, el más sabio, el más justo de todos los hombres **.
* El perfil histórico de la figura de este personaje ha sido y sigue siendo polémico dadas la excesiva idealización con la que su alumno Platón lo describe en sus diálogos y el denigrante trato de Aristófanes en sus obras, en las que califica a Sócrates de poco menos que bufón de tres al cuarto.
** PLATÓN, Fedón .