Sin motivo aparente
Sinopsis de la película
El policía Jack Friar (Samuel L. Jackson) se encuentra muy abatido y necesita tomarse unas vacaciones fuera de la ciudad para dedicarse a su verdadera pasión: el violonchelo. Cuando está a punto de salir de viaje, una vecina le pide ayuda para encontrar a su hija que se ha fugado con su novio. Jack acepta, aunque a regañadientes. Sólo tiene dos pistas: una foto de la pareja y el nombre de la calle, donde supuestamente vive el novio de la chica.
Detalles de la película
- Titulo Original: No Good Deed aka
- Año: 2002
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
4.8
82 valoraciones en total
Me sorprende que la mayoría de las críticas hayan sido desfavorables. La verdad me pareció buena la película, sobretodo por la trama, por cómo se ve el policía abocado a una situación totalmente inesperada, y aunque tiene razón Juan de Cádiz en que son muchos cúmulos de casualidades… me parecen todos más o menos creíbles. .Me parece que la película está bien, y de hecho os la recomiendo.
Samuel L. Jackson es una actor con el que nunca sabes qué clase de película vas a encontrar. Los profesionales del cine lo considerarán una virtud, en el sentido de los retos profesionales, la versatilidad y todo eso… pero para los espectadores es una pequeña perrada porque los seis euros de la entrada pueden terminar en películas que no lo valgan. Y es que con Samuel pasa eso, que sale en todo tipo de papeles y películas, desde superproducciones hasta truñetes de bajo coste, pasando por performances intrascendentes… Personalmente prefiero la certeza que me dan los Bruce Willis o Mel Gibson con las que sé de antemano la clase de cine que voy a ver y si merece la pena emplear tiempo o dinero en ello.
Pero para gustos, colores. Y tras esta pequeña reflexión que no viene a cuento pero tenía ganas de compartir, podemos pasar a lo que es a película. Se trata de una correcta historia de atracos y estafas con tres grandes atractivos: Mila Jovovich en la ducha, una enrevesada trama con cientos de giros y contragiros y el propio Samuel L., en torno al cual giran una serie de buenos secundarios de los que nadie recuerda nunca el nombre pero jamás desentonan. Como punto negativo, aunque está lo suficientemente bien contada e interpretada como para resultar intrigante y creíble, se hace larga y el trigésimo segundo giro argumental ya resulta cansino.
Muy correcta y profesional pero le falta alma, como si tanto el director como los secundarios tuviesen claro que están trabajando en una peli de segunda en la que la estrella es Samuel L. y ni se molestasen en aportar algo de carisma (una especie de actitud de ¿y total para qué? si la gente solo va a fijarse en Samuel L… ).
Como mucho, buena para ver una tarde en casa.
Me parece una película para perder el tiempo. No aporta nada. Es un engaño: varios actores de renombre para ver si la gente pica, y algunos hemos picado. La trama es penosa, y hay situaciones pretendidamente tensas y dramáticas que dan risa. Por no dar más pistas y destripar la película, lo comentaré en oculto. Mi recomendación: no la veais.
La química entre Samuel L. Jackson y Milla Jovovich es lo único destacable.
Bob Rafelson es un claro ejemplo de cineasta en retroceso. Así lo demuestra Sin motivo aparente, su última obra, un sucedáneo de cine negro que adolece principalmente de desorientación e impotencia, y que no consigue apuntalar ninguno de los detalles elegantes y curiosos con los que arranca.
Este neoyorquino de filmografía un tanto irregular debutó con Head, un musical – con el grupo al que había producido de protagonista- muy influenciado por los trabajos de Richard Lester y The Beatles. Ya en los setenta, y después de producir La última película, uno de los mejores trabajos de Peter Bogdanovich, llevó a cabo su particular visión acerca de la sociedad norteamericana de la época. Mi vida es mi vida (1970), El rey de Marvin Gardens (1972) y El gran guardaespaldas (1977) fueron y siguen siendo sus obras más perfectas hasta la fecha, sin olvidar su mayor éxito, El cartero siempre llama dos veces (1981), donde se empieza a ver ya su gran afición a las novelas policíacas, de suspense y misterio. Si en aquella ocasión encomendé al dramaturgo David Mamet la labor de guionizar la novela de James M. Cain, en la última década ha hecho lo propio con relatos de Raymond Chandler, Poodle Springs, y Dashiell Hammett, Sin motivo aparente, respectivamente.
Que en esta última haya optado por tener a Steve Barancik como coguionista, responsable de la escritura de La última seducción, sin duda una de las joyas del género, no es suficiente para ordenar este desaguisado.
Sin motivo aparente partimos del género policial, pero la razón de esta opción está más que justificada teniendo en cuenta que es el género en el que mejor se ha desenvuelto Bob Rafelson en anteriores films a éste (Sangre y vino). El planteamiento rápidamente se convierte en revoltijo de géneros. Cuando parece que nos adentramos en otro de tantos thrillers con una estrella al frente, nos vemos sorprendidos por una comedia de lo más negra con unos componentes de lo más variopinto (un matrimonio de viejos con delirios de riqueza, un psicópata, un ladrón de bancos y una femme fatale), seguida de un romance imposible y peligroso. Menos mal que la fotografía del bilbaíno Juan Ruiz Anchía (Mr. Jones, Elegir un amor) consigue salvar lo poco rescatable de una historia que promete y al final se queda en la más absoluta de las insatisfacciones. Sólo las interpretaciones de Samuel L. Jackson y Milla Jovovich requieren algo de atención. La conjunción de un policía inocentón con una femme fatale inmoral dispuesta a venderse a su mejor vaquero rezuma química por los cuatro costados, pero no se apuesta lo suficiente por ellos.
Una película que aunque se deja ver, no termina de convencer. Contienen muchos elementos en el guión que hace que todo tenga poco sentido… las reacciones de los protagonistas, la manera de afrontar cada hecho que aquí se nos relata… muy poco creíble.
Jamás hemos retenido un policía en nuestras casas… pero al ver la película, rápidamente nos damos cuenta que esa no es la manera real con la que lo haríamos…