Sex o no sex
Sinopsis de la película
Cada día, a las 11 de la mañana, todos los empleados de la oficina se asoman a la ventana para contemplar los ensayos de una bailarina de striptease. Es la gota que colma la paciencia de Paco, jefe de sección, un joven sexualmente reprimido, de estricta moral y serias convicciones. A Paco le molestan las parejas que se besan en los parques y las mujeres con faldas cortas. Hasta el día en que conoce a un exhibicionista que teoriza sobre el placer de las perversiones. Paco trata de recuperar el tiempo perdido convirtiéndose en voyeur, poniendo en práctica todo lo que hasta entonces había considerado aberrante.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sex o no sex
- Año: 1974
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
3.4
20 valoraciones en total
Julio Diamante destacó en los años 60 como uno de los representantes más interesantes del Nuevo cine español pero a partir de finales de esa década orientó su labor hacia una serie de temas más comerciales. El tema de la represión sexual era algo que solo podía dar lugar a un film comercial como es Sex o no sex pero dentro de las limitaciones que tiene la película cumple con su propósito de divertir a partir de un guión que no tiene un soporte argumental propiamente dicho sino que se nutre de los pensamientos y obsesiones de un personaje que se dedica en su tiempo libre a imaginar anécdotas que tienen que ver con el sexo e incluso a partir de cierto momento la narración se convierte en una sucesión de sketches y todos ellos son graciosos además. Los fondos musicales se usan con inspiración y realzan la gracia de las distintas situaciones. Jose Sacristán y Carmen Sevilla forman una pareja estupenda en la película. Ambos estaban viviendo entonces un momento glorioso en el terreno interpretativo y hay que destacar también la corta pero sabrosa aparición de la inolvidable Lola Gaos que le pega una bofetada a Carmen Sevilla. La película no resulta tan chabacana como podia haber sido dado que se filmó en una época donde la comedia española ya estaba bastante erotizada aunque lógicamente teniendo como el tema el erotismo hay situaciones y diálogos subidos de tono que sin embargo no llegan a violentar al público porque la película es amable en el fondo. Puede decirse entonces que la obra de Diamante no perdió su interés al hacerse más comercial.
Que la filmografía de Julio Diamante, no demasiado conocida, merece una revisión a fondo, es evidente, pues cuenta con obras muy estimables. Ahora bien, en Sex o no sex este director parece apuntarse a la moda de un tipo de comedia cada vez más erotizada, al calor de una apertura que tardaba mucho en llegar de verdad, y al calor de los vientos, cada vez más permisivos, que corrían en el cine europeo de principios y mediados de los años 70, que desembocaron en un boom del cine erótico.
El resultado es un film realmente extravagante, algo así como El aullido del diablo (1987), de y con Paul Naschy, pero en versión comedia pre-destape. El protagonista, José Sacristán, es un reprimido y un mirón que evoluciona, como, se supone, toda la sociedad española, desde esa represión inicial hacia una acelerada apertura abierta al erotismo, la pornografía, las perversiones…en una odisea de acelerado cambio social y cultural que tiene mucho que ver con un film español coetáneo como Los nuevos españoles (1974), de Roberto Bodegas, donde, por cierto, también trabajaban Sacristán y Antonio Ferrandis.
Sacristán va soñando, o creando, una fantasía erótica tras otra, cada una con su propia y peculiar puesta en escena, como si fuera una película. Es una idea muy interesante, que sin embargo no termina de cuajar como merece, posiblemente porque Sacristán es demasiado joven para su personaje, y Carmen Sevilla no es muy buena actriz.
En todo caso, ver a Carmen Sevilla y a Ágata Lys luchando como si fuesen gladiadoras, a Carmen Sevilla desnuda, rodeada de una guarnición, como si fuese un cochinillo asado (en un plano muy breve pero alucinante), a José Sacristán disfrazado de hombre-lobo, y a Antonio Ferrandis como un hippie ya entrado en años, no tiene precio para el cinéfilo ni para el amante de las rarezas…
El sketch del fontanero es casi una premonición de El fontanero, su mujer, y otras cosas de meter… (1981), de Carlos Aured, y los personajes de José Vivó (un aficionado a las muñecas de tamaño natural) y Jaime de Mora (un exhibicionista) rozan la psicotronía más desprejuiciada, al igual que esta película en su conjunto.
Comedia atrevida que tiene como protagonistas a José Sacristán y Carmen Sevilla. De todos modo, yo a quién esperaba es a Ágatha Lys, una mujer impresionante, pero no sale mucho, de hecho en un par de escenas del principio y ya está. En cualquier caso, Sex o no sex es un intento ligero que explota la sexualidad humana, incluso en su aspecto más pervertido, pero en un tono evidentemente humorístico. Por ejemplo, la excitación sexual viene representada por la cabeza de un tigre de dibujos animados gritando. Por aquí desfilan fetichismos, exhibicionismos, sadismos, pornografía, intercambio de parejas y agalmatofilia, tranquilos lo he buscado, atracción hacia las muñecas, estatuas, maniquís y otros objetos similares. Pese a lo dicho, no deja de ser cine franquista, es decir, que es de lo más decente, lo que de paso demuestra que se puede tocar cualquier tema ya que lo que verdaderamente importa es el cómo por en cima del qué . En síntesis, es una película que apenas tiene argumento, hay varios fragmentos en los que simplemente se suceden sketches. A pesar de esta endeblez, de la aparente tontería en la que se basa, la anormal sexualidad del protagonista, Paco (José Sacristán), y de alguna secuencia más floja, la película consigue salir a flote porque en definitiva te ríes, que es de lo que se trata.
Dada la temática, es casi obligado que se intente erotizar a los personajes femeninos así que no me extraña que haya un buen surtido de chicas con botas, aunque dada la enorme popularidad de esta prenda por estos años, no sé donde empieza la sexualización y dónde acaba la simple moda, si es que se pueden realmente desligar una de la otra. Pues las mejores son las de Xandra Dos Santos, en el tren (¿brasileña?), negras, de plataforma y por encima de la rodilla, pero está el inconveniente de que prácticamente nunca se las ve bien, a pesar de que ella aparece en pantalla varios minutos. En cambio, a las de las dos extras del parque, la segunda y la tercera pareja de los bancos, se las ve perfectamente aunque sólo salgan unos pocos segundos, así que me quedo con estas, que son como las de Xandra pero justo por debajo de las rodillas, especialmente las de la tercera actriz, que hace como que se está besando con un muchacho, claramente no lo está haciendo, como las demás juntan las cabezas. Volviendo a la película he querido ver una metáfora de la historia de España basada en la evolución sexual: de la España nacional-católica a la del turismo y el biquini, pero dentro de un orden. No en vano, ¿esa hipersexualización no explica, por ejemplo, la altísima tasa de prostitución que tenemos actualmente en España?