Seventh Moon
Sinopsis de la película
Con luna llena en el séptimo mes lunar, las puertas del infierno se abren y los espíritus quedan libres entre los vivos. Este dicho se convertirá en una pesadilla para una pareja recién casada que viaja a China para conocer a los padres de él y que se pierde en el campo en plena noche.
Detalles de la película
- Titulo Original: Seventh Moon
- Año: 2008
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
4.8
60 valoraciones en total
Sin ser ninguna maravilla, esta cinta ofrece bastante más de lo acostumbrado. Por desgracia, toda la fama de Eduardo Sánchez acarreará las consecuentes comparaciones con su ópera prima, El proyecto de la bruja de Blair. Muchos detractores aprovecharán para lanzarse al delicado cuello de esta película que, siendo de bastante menos calidad, sigue mostrando que lo causar miedo con la cámara al hombro no es cosa fácil, pero por suerte, Eduardo sabe, y mucho, sobre ello.
Durante los primeros 50 minutos, creí estar delante una película muy por encima de la media, un uso del sonido admirable y esa forma tan natural de mostrarnos el miedo, me dejaron anonadado. Los `planos desenfocados de los demonios, conseguían que no acabara de poder verlos, manteniendo el suspense a muy alto nivel. Los hechos acaecían con cierta naturalidad, y tanto Tim Chiou como Amy Smart, reaccionaban con lógica. Además, la historia en sí no era para nada tópica, se nota un esfuerzo en el guión por innovar, aunque se estropee al final.
Lo malo es que pasados los primeros 50 minutos, los guionistas se emocionaron demasiado, comenzando a meter una sarta de tonterías que no pintaban nada, metido con calzador. Se habían acabado las buenas ideas y la película era poco más de un mediometraje, así que la cagaron, buscando sacarle el máximo partido al estilo de Sánchez, pero ya sin gracia.
De todas formas, el conjunto resulta interesante, llegué a pasar angustia y sólo por esos primeros 50 minutos merece la pena.
Es un interesante ejercicio fílmico de estilo realista, con ampulosos movimientos de cámara donde se logra el punto justo entre el sugerir y el mostrar.
Es una cinta efectiva a la hora de hacer pasar algunos momentos de zozobras, posee una correcta ambientación donde los escenarios agrestes desolados generan la sensación de inquietud y tensión en todo el filme, además el manejo de las cámaras es el idóneo para transmitir intranquilidad y opresión.
Claro que también tiene sus ratos donde cae en convencionalismos, que la historia no tiene grandes elaboraciones literarias ni demasiados vericuetos para analizar, donde se utilizan sustos fáciles, donde se nota el escaso presupuesto ya que los efectos especiales por allí se limitan a planos desenfocados como para disimular que los demonios son apenas actores maquillados de blanco. Obvio que hay muchas escenas oscuras donde uno tiene que imaginarse qué sucede ante las evidentes limitaciones de recursos económicos que el filme sufre.
Pero en general es una cinta donde se demuestra cierta creatividad y contundencia de los realizadores para poner en pantalla un producto que sí da miedo en algunos pasajes, que nos hace pasar ratos de angustia (sobre todo al principio) ante el temor de la aparición de lo maligno y tenebroso.
La historia nos presenta a un matrimonio de recién casados, ella blanca y él oriental, que viajan a China para visitar a los familiares del esposo. Pero poseen tanta mala suerte que justo deciden ir a esas tierras en el momento en que las puertas del infierno se abren en la noche de luna llena del séptimo mes lunar. De esta manera comenzará una pesadilla de supervivencia para la pareja, la cual será muy angustiosa y para nada edulcorada.
Demonios que deambulan entre los vivos, personas que deben tratar de sobrevivir a esta visita de los espíritus ofreciendo sacrificios humanos, un pueblo aterrorizado, unos turistas desorientados que intentarán sobrevivir a las malas intenciones de los lugareños y a la bestial sed de sangre de los espíritus demoníacos. Todo ello en escenarios naturales aislados y muy oscuros donde los miedos emergen a flor de piel.
Buenas interpretaciones, sugerente manejo de cámaras, absorbentes locaciones fílmicas para generar sobresaltos, conseguidos pasajes de horror donde se siente miedo (ello ya es de agradecer en una cinta prácticamente ignota y en los tiempos de decadencia que corren), posee una duración más que aceptable que no llega a la hora y media, y además ostenta una atmósfera opresiva y realista donde inclusive los personajes no cometen las tonterías ilógicas que siempre aparecen en cintas de horror. Por ello, merece el calificativo de interesante. Vale la pena, aun cuando no sea una maravilla.
Palabras claves: realismo, demonios, escenarios agrestes, supervivencia.
Esta es una de esas películas que uno no encuentra ni en el cine ni en el videoclub. En la programación de un festival tampoco pinta nada, dada su escasa calidad. ¿En la televisión? Quizá en un canal de pago, o en una emisión en abierto a horas intempestivas. Películas como ésta las descubre el aficionado por casualidad mientras navega por internet y visita webs y foros de gente rara. Buscando algo diferente, pincha sobre una cubierta que le llama la atención, lee una sinopsis y, si se queda con ganas de más, visita Filmaffinity a ver qué tal. Unas cuantas críticas negativas no tienen por qué echarlo para atrás si en la ficha de la película descubre, gratamente sorprendido, que detrás de lo que parecía una modesta producción hay uno o varios nombres de cierto prestigio.
Esto es lo que me ha ocurrido a mí con Seventh Moon, película de la que no había oído hablar en mi vida y que jamás habría visto de no ser por la suma de todas estas circunstancias (hastío, azar y una afición de la que no me enorgullezco por productos de ínfima calidad).
Si el nombre de Eduardo Sánchez no me hubiese remitido a El proyecto de la Bruja de Blair y Alterado, dos títulos muy interesantes, Seventh Moon habría permanecido en el limbo de las películas que nunca veré.
Perdonad esta larga disquisición, pero me la debía a mí mismo para entender por qué alguien que se precia de ver buen cine (El padrino, Billy Wilder, la nouvelle vague y todo eso) acaba tragándose mojones como el de la reseña que nos ocupa.
Hablando ya de la película. Seventh Moon es un compendio de todo lo que aborrezco en el cine: falta de ideas (que se traduce en soluciones fáciles), una incomprensible desgana (sorprende el poco entusiasmo puesto en este proyecto por un director que todavía tiene que demostrar que es algo más que una promesa), y, lo que desde mi punto de vista es algo injustificable, una torpeza sonrojante que revela lo poco que le ha cundido a este señor el paso por la escuela de cine. Rodar cámara en mano, dando bandazos como un borracho, encuadrando al tuntún y sin preocuparse de que la imagen esté enfocada o no, es una forma de disimular la propia incapacidad para hacer algo correctamente. Y ya está bien de intentar imprimir ritmo a las películas a base de encadenar planos cortos que no duran ni medio segundo. Entre una cosa y la otra, el tembleque que se trae el tío con la cámara digital y la velocidad con que se suceden los planos, la cinta provoca dolor de cabeza y náuseas.
Continúo en spoiler por falta de espacio.
Una película sin demasiado que contar, que se reduce a frenéticas carreras en la oscuridad más molesta, diálogos intrascendentes en la oscuridad más molesta y algún que otro sobresalto, como ya habrás imaginado, en la oscuridad más molesta. La noche como telón de fondo, contando con una mágica luna llena, no debería parecer el cuarto oscuro de una discoteca de ambiente. Alguien debió advertir al señor Eduardo Sánchez que en china también hay electricidad, y que los interruptores funcionan del mismo modo. ¿Ah, que lo hizo adrede dices? Claro, para crear atmósfera, bueno pues si lo ves le dices que la atmósfera podía estar muy bien, pero que no se veía. Que así no va a producir mas terror, que para eso se necesitan más elementos, empezando por un guión más elaborado. Y si no es mucha molestia, le dices también que en la próxima ocasión no es necesario que se vaya tan lejos, que de noche todos los gatos son pardos.
Eduardo Sánchez, codirector de the blair wicht project vuelve con esta película con cierto símil a la anterior. Esta película trata sobre espíritus que vuelven al mundo de los vivos una noche concreta del año, sembrando el terror. Inevitablemente, esta película se compara a la anterior, por motivos evidentes. La pareja protagonista pasa un largo metraje de la película en un bosque y ciudad fantasma por la noche, tratando de escapar de estos espíritus. Las filmación es cámara al hombro, con mucho movimiento en algunos momentos y con una fotografía que intenta ofrecer un realismo en su imagen. En principio la historia puede parecer interesante, pero se queda ahí. No obstante es una película diferente y que entretiene, ya que no se alarga demasiado.