See Me After Class
Sinopsis de la película
Yuuki Kagami es un chico que entra en una prestigiosa academia como estudiante de matrícula de honor, pero es enviado al dormitorio de chicas por error, lugar prohibido para los estudiantes masculinos. Tendrá que hacerse pasar por una chica dentro de los dormitorios para evitar que no le expulsen. Además, tendrá que compartir habitación con la profesora Ayana Kakinozaka, que no le quitara ojo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Asa Made Jugyou Chu!
- Año: 2012
- Duración: 30
Opciones de descarga disponibles
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¿Alguien ha soñado alguna vez con ser el único chico en una academia poblada casi en su totalidad por jóvenes e inocentes hembras…y compartir habitación con la profesora más sexy del centro…y…y tener que travestirse para pasar desapercibido entre la multitud?…
No, ¿verdad? Bueno, alguno habrá.
Como suele pasar, el anime que nos ocupa es de esos que te encuentras por casualidad pero que aceptas ver por el simple hecho de pasar un rato divertido, eso mismo me ocurrió hace algunos años con Asa made Jugyou Chu! en un registro cotidiano de tantos que se solían hacer en las páginas de animes, donde o bien encontrabas interesantes series que contaban con elementos necesarios para distanciarse de los estereotipos y tópicos o bien con estupideces sin imaginación y que abogaban por dos ingredientes fundamentales para atraer al público: la comedia absurda y el ecchi .
Este OVA pertenece a la segunda categoría y no lo desea esconder por nada del mundo, así como sus creadores. Akiyoshi Ohta es el responsable del manga en el cual se basa, cuya publicación se inició en 2.008 y aguantó nada menos que la friolera de diez años, cuando la serie iba por su tercer volumen se anunció una adaptación animada que iba a compañarlo en su edición especial. De ésta se iba a encargar el estudio GoHands y uno de sus colaboradores habituales para el guión y la dirección, Hiromitsu Kanazawa, conocido por Princess Lover y K .
La insulsa historia original de Ohta sigue los apocados pasos de Yuki Kagami, un chaval tímido y nada resolutivo (personaje-tipo de esos que ya irritan sobremanera por su insistencia en seguir apareciendo) cuya llegada a la prestigiosa academia Otorinashi ha sido bastante mala por culpa de una confusión cometida por la profesora Kakinozaka (otro manido estereotipo femenino típico y tópico del shojo ): asignar al chico una estancia en el ala del centro ocupada por las mujeres. Confusión que en lugar de arreglarse en el despacho, como sucedería en la vida real, da pie a situaciones (supuestamente) cómicas y muy salidas de tono.
Y todas ellas, claro está, debido a la cortísima e infrahumana mentalidad de la profesora culpable. Ohta y Kanazawa quieren vendernos humor absurdo e inofensivo, pero su concepto está muy equivocado, pues los gags planteados se originan a través de peligrosos discursos que están muy lejos de resultar graciosos, y que, por consiguiente, acaban por no tener ni pizca de gracia. Esto se debe a que en Asa made Jugyou Chu! , como en otros mangas/animes de igual calaña, se aboga por un humor sexista cuyos personajes-tipo encarnan malos modelos para los jóvenes que se aventuran a su lectura/visionado.
Recapitulemos. Para evitar ser denunciado y aceptado en el pequeño microcosmos social en el que se ha introducido el protagonista ha de travestirse, reflejando un verdadero yo femenino que ya aparecía implícito en su apariencia física y nombre (Kagami significa espejo en japonés), la profesora, por miedo a que este chico se lance a cazar a las féminas del lugar como un animal en celo (el concepto de violadores y salvajes que se tiene sobre los hombres no puede expresarse más explícitamente) decide convertirse en su esclava sexual, y para rematar, este sentimiento misándrico vuelve aparecer en boca de Risa (otro personaje habitual).
Opiniones e ideas tratadas de forma directa y molesta que los autores pretenden disfrazar de humor inofensivo. Lo cierto es que este tipo de técnica tan reprochable ha sido y está siendo usada en infinitas producciones destinadas a los adolescentes, quienes se empapan de ella, por desgracia: los chicos deben ser o sumisos y femeninos o cobardes depravados y las chicas han de ser agresivas y frívolas, y se acepta por la retorcida forma en que los responsables de estos productos lo esconden. No es gracioso, es incómodo, es repugnante.
Como colofón, sí, hay ecchi , mucho para estar acumulado en un metraje de poco menos de media hora, pero de poco sirve si nada de lo que hay alrededor resulta meramente atractivo. En efecto, no hay nada.
Como su manga, el OVA fue recibido con más malas que buenas críticas, decisivo para que no se diera luz verde a un anime. Gracias a Dios. Kanazawa siguió como si nada y continuó con la serie K .