Seabiscuit, más allá de la leyenda
Sinopsis de la película
El crac del 29 fue seguido de la Gran Depresión: millones de personas perdieron su trabajo, sus ahorros y su hogar. Una nación basada en un principio según el cual el éxito está al alcance de todo el que trabaje por obtenerlo, estaba hundida en una pobreza insuperable. El sentimiento dominante era el miedo, el fatalismo y la desesperación. Tanta desolación propició la eclosión de nuevas y poderosas fuerzas sociales que se pusieron de manifiesto en febrero de 1937. Nacía la era del estrellato. La maquinaria de la fama estaba a punto de ponerse en marcha. En ese momento surgió Seabiscuit, el caballo ceniciento que rompió records en el handicap de Santa Anita.
Detalles de la película
- Titulo Original: Seabiscuit aka
- Año: 2003
- Duración: 140
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Opinión de la crítica
6.3
51 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Annie Corley
- Cameron Bowen
- Camillia Monet
- Chris Cooper
- Danny Strong
- David Doty
- David McCullough
- Dyllan Christopher
- Ed Lauter
- Eddie Jones
- Elizabeth Banks
- Gary Stevens
- Gianni Russo
- Hans R. Howes
- James Keane
- Jeff Bridges
- Michael Angarano
- Michael Ensign
- Michael ONeill
- Michelle Arthur
- Noah Luke
- Royce D. Applegate
- Sam Bottoms
- Tobey Maguire
- Valerie Mahaffey
- William H. Macy
Se trata de esas películas que están al borde, a punto de caer en la cursilería, en la sensiblería más típica norteamericana. Pero se sobrepone, relanza su discurso hacia otros mundos y otras oportunidades.
La PRIMERA PARTE es excepcional, casi a modo de documental trata las consecuencias del crack del 29 en la sociedad norteamericana. A partir de ahí expone y desarrolla una serie de personajes, perdedores, que superan constantemente las trabas que la vida va dejando.
Esa carga moral va unida a valores como la superación, la lucha personal, el esfuerzo que no deja de, junto con la lagrimita fácil, llegarnos a lo más profundo. Un final a la altura, sorprendente por no caer en la autocomplacencia deja un buen sabor de boca a una película que enseña pero no inyecta, que te marca pero sin pretenderlo excesivamente.
Para ver esta película quizá haga falta entender el mundo del caballo desde una perpectiva más íntima y saber que el esfuerzo de muchos años puede tirarse por la borda por un mal día. La interpretación de esta bella historia de superación y su paralelismo con la historia del resurgir americano tras el crack del 29 sean dos ejemplos, que a simple viste no tienen nada en común, pero que en este film se puede casi palpar.
Muy recomendable.
Segunda película hasta la fecha del realizador Gary Ross, tras la fascinante Pleasantville, en la que mucho de lo que en aquella se intuía aquí se confirma: la elegancia de una sobria puesta en escena, el amor por los personajes, y sobre todo, la ambición de filmar imprimiendo emoción a cada plano, como si de una película del antiguo Hollywood se tratase, dando valor y pureza a una historia que sabe evitar acertadamente los abismos del sentimentalismo.
Seabiscuit nos cuenta un episodio que ilustra la fuerza que el concepto de El Sueño Americano tiene en ese país. Aquellos que no soporten que una nación tan contradictoria como Estados Unidos de lecciones de vida, de esperanza y de bondad, será mejor que se aparten de Seabiscuit, porque eso es exactamente lo que da esta película: una metáfora sobre la recuperación de una nación deprimida, capaz de dar segundas oportunidades a seres (personas, animales), cuyo destino ya parecía escrito.
Porque eso es esencialmente Seabiscuit. No es sólo una película histórica sobre los logros de un caballo. Ni es una biografía sobre las personas que el equino tuvo a su alrededor. De lo que trata la cinta es de la esperanza de seres que en principio no aspirarían a tenerla: un hombre afortunado en el infortunio general del país tras el crack del 29, pero arruinado emocionalmente ya que ha perdido un hijo, un hombre solo, sin nadie a su lado, prácticamente un apátrida, un joven huérfano, perdido y herido, y por supuesto un caballo que, a primera vista, no vale nada, pero que ejerce de imán para todos ellos. Este caballo será aquél que una los caminos de esos seres perdidos en el mundo y perdidos en sí mismos, y les dé una razón para luchar, una razón para seguir adelante.
En Seabiscuit asistimos a los avatares de estos cuatro personajes retratados con pasión, cariño y respeto por parte de su director. Además de una detallista y bellísima recreación histórica, Ross sabe como hacer que el relato resulte apasionante incluso para aquellos que no sigan las carreras de caballos. Pero la mayor virtud de Seabiscuit es sus personajes, su meridiana definición, su credibilidad y la esperanza y fuerza de voluntad que transmiten. Ellos son capaces de levantarse sobre las miserias de una nación y sobre las taras y las desilusiones de sus propias vidas. Inspirador.
Reconozco que las películas que narran alguna historia de la época de la Gran Depresión siempre me suelen interesar. Normalmente narran un fuerte drama acompañado de una historia de superación y valor.
En esta ocasión se utiliza el mundo de la hípica para mostrarnos las vicisitudes de una nación que vivió una de las páginas más negras de su historia. El crack del 29 hizo que millones de personas se quedaran sin nada que llevarse a la boca, y de esa extrema pobreza surge un muchacho que lleva un drama familiar a sus espaldas muy pesado. Ese joven intenta cumplir su sueño que es competir en las carreras de caballos, y encontrará a Seabiscuit, un caballo que también ha sufrido y al que la vida no le ha dado ninguna oportunidad. La conexión entre ambos se hace patente, y se unirán para que el mundo les de una nueva oportunidad.
El drama es tan triste y bello a la vez, que solo puede enternecer. Uno se emociona, a la vez que tiene hueco para la sonrisa. Pero uno sufre con esos personajes rotos y desgarrados a los que la sociedad únicamente les ha dado pisotones.
Un disfruta enormemente con esa dirección artística, mostrándonos el glamour de los años 30 y su maravillosa belle époque, en contrapunto con la miseria que se vive dos calles más arriba.
En fin, es una película que está cuidada al más mínimo detalle. Un film que emociona gracias a que uno empatiza rápidamente con la historia y sus personajes. Unos seres que luchan por levantarse aunque las sacudidas sean cada vez más fuertes.
Una nueva historia real llevaba al cine la cual desprende una serie de principios optimistas tan propias de la idea de sueño americano : Todo es posible hacerse en América si se tiene convinción y los cojones suficiente para pelear por ello . Idea que hemos visto en multitud de films americanos desde Rocky (1976) y sus secuelas, Flashdance (1983) y un sinfín de películas más donde se alcanza finalmente el éxito tras trabajar duro y pasar por ciertas penalidades. Seabiscuit es una película de ese mismo estilo envuelta en una época situada pocos años después del famoso crack del 29 y que envolvió de esperanza a una sociedad amargada por verse de nuevo en la cuneta.
Ambientación hermosisísima que te sumerge sin problemas en esos años cargados de nuevas ideas y anhelos de resurgir de nuevo del barro. Una trabajo excepcional de parte de Jeff Bridges que demuestra una vez más lo buen actor que es y que ha superado con mucho la calidad interpretativa de su padre Lloyd, que siempre se manejó en un tipo de comedia que le es ajena del todo a su hijo. Maguire hace un papel de lujo como pendenciero y acomplejado jockey , que junto a un caballo resabiado y deseoso de triunfar hacen un dupla maravillosa que ganó carreras humillando a sus demás rivales y demostrando, y está aquí el mensaje de la película, que se puede conseguir todo lo que uno se proponga si así lo desea verdaderamente. Un mensaje un tanto particular, al que no todos estamos tan convencidos. El verdadero protagonista del film, largo en exceso, es el caballo Seabiscuit, pero yo no puedo catalogar de actor a un animal por muy bien que lo haga, así que para mí, Bridges y Maguire son los mejores actores de la cinta, porque el papel de Elizabeth Banks es tan poco interesante para la historia que podrían habersela ahorrado.
Una peli recomendable que te gustará seguro si te gusta todo este rollo de la superación personal con actuaciones muy buenas. Posiblemente el mejor papel de Tobey Maguire y el que más detalles y complejidades presenta, porque para interpretar a Spiderman no se necesita ser un Al Pacino.