Sam Was Here
Sinopsis de la película
Sam intenta encontrar clientes en el desierto de Mojave. Sin embargo, no hay nadie, y ni siquiera su mujer contesta a los mensajes. Completamente solo, al borde de la paranoia, Sam se refugia en la compañía de un programa de radio, en el que los oyentes alertan sobre un asesino de niños. Pero la gente comienza a reaparecer y persiguen a Sam, como si él fuese el homicida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sam Was Here
- Año: 2016
- Duración: 75
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Opinión de la crítica
Película
5
77 valoraciones en total
Un hombre llamado Sam, que se supone es un viajante en busca de clientes de algún tipo, se ve inmerso en una pesadilla en el medio del desierto.
Interesante y muy perturbadora propuesta, que logra algo que pocas películas consiguen hoy en día, lograr causar esa sensación de que se está dentro de una pesadilla, porque eso es lo que vive Sam, ese desierto, la soledad, y luego todo lo que sucede, es tal cuál lo que uno puede experimentar en una de esas intensas pesadillas de las que te despiertas gritando, llorando, nervioso, etc, bueno eso consigue Sam Was Here, sumergirnos en un truculento sueño, lleno de sordidez (más estética que narrativa), donde no hay escapatoria posible.
Tal vez lo malo de esta propuesta, es que muchos la verán y con razón como incoherente, pero es que lo que está narrando es una pesadilla, y las pesadillas no son coherentes, son extrañas, desagradables, absurdas, pero no siguen un hilo más que el de nuestros miedos y paranoias, y eso es lo que consigue esta película.
Con cierto aire experimental se nos presenta Sam Was Here. Una película que explica de manera muy original una historia de desolación y soledad. Tiene ciertos toques de surrealismo descarnado, sin un ápice de humor, tan solo el absurdo de una situación inicial, que deriva más tarde en la más pura y simple violencia.
Comentar que esa mencionada originalidad viene dada por lo que explica y en como lo explica. Una de sus virtudes, aunque más de uno lo considere un defecto, es que deja total libertad de interpretación al espectador. Eso la hace intrigante y sumamente interesante.
Como no podía ser menos, Christophe Deroo acierta en todo en este su debut en el largometraje. Un gran guión, cuya autoría comparte con Clement Truffeau, arropa una eficaz dirección. Deja para otra ocasión el intimismo, mostrándonos unos parajes desolados, abiertos e inacabables, que sirven de telón de fondo para algo sorprendente y motivador. No sabemos a ciencia cierta si ha sido una elección con riesgo, o es la manera de rodar de Christophe Deroo, el tiempo nos lo dirá.
Al pobre Sam lo envían a visitar a unos clientes en el desierto de Mojave, cerca de Los Ángeles. No encuentra ni a su sombra. Su única compañía es un programa de radio que alerta de la existencia de un asesino de niños. De la nada empiezan a aparecer extraños personajes que le acusan de ser el asesino.
Bastante inclasificable, Sam Was Here se aparta un poco de lo que estamos acostumbrados a ver dentro del género de terror. Esa apuesta transgresora eleva su calidad, consiguiendo que se aparte de los cánones clásicos de ese tipo de cine. Es más lo que se intuye que lo que se enseña. Esa ausencia de truculencia visual engrandece la parte más psicológica. Sangre también hay, todo hay que decirlo, pero no es para nada gratuita. Algunas escenas son de chapeau. En su contra un final algo diluido y falto de fuerza, pero como hasta ese momento hemos disfrutado como enanos, se puede perdonar.
Destacar la fotografía de Emmanuel Bernard. Casi en su totalidad está rodada en exteriores, logrando una perfecta profundidad.
Rusty Joiner lo borda en su interpretación de Sam. Tampoco tiene mucha competencia, lo cual aún tiene más mérito. Cargar con todo el peso del film y salir indemne engrandece aún más su soberbia actuación. Quizás este film le sirva de trampolín para una carrera exitosa, facultades no le faltan. Para completar el reparto, y en papeles muy insignificantes, tenemos a Sigrid La Chapelle, Rhoda Pell y Hassan Galedary.
Si os gustan las sorpresas, esta es vuestra cinta. Si os gusta el terror, también. Y si además tenéis afición a devanaros los sesos, no lo dudéis: Sam Was Here os está esperando. No os la perdáis.
http://www.terrorweekend.com/2016/10/sam-was-here-review.html
Grata sorpresa la que me he llevado con Sam Was Here. Un viaje de pesadilla a través del desierto.
Unos parajes áridos y solitarios. Una emisora de radio local en el que sólo se oye el programa de Eddy. ¿Quién es Eddy?.
La película nos irá introduciendo en los difíciles momentos que tendrá que pasar Sam un aplicado hombre de negocios que va buscando clientes.
Todo se tornará extraño, los lugares que ira visitando parecen abandonados y sólo encontrará las noticias que va emitiendo la radio sobre un asesino que ha secuestrado a una niña.
En algún teléfono público Sam intenta hablar con Rita, su mujer con la que parece que ha tenido una disputa, pero no recibe respuesta. Ante la desesperación le envía por teléfono una felicitación a su hija por su cumpleaños.
Todo es muy raro, llamadas raras donde no contesta nadie o se escuchan ruidos extraños al otro lado. En el parabrisas de su coche encuentra mensajes amenazantes.
El director Christope Deroo nos sumerge en un paraje extraño, imágenes más propias de una pesadilla.
La única amarga compañía es la emisora de Eddy que no sirve de mucha ayuda. Extrañas imágenes de tenedores clavados en el techo, destellos rojos en el cielo de un árido desierto.
A pesar de que la película engancha su final llega a ser muy tramposo quedando al libre albedrío del espectador que se sentirá estafado ante una historia inconclusa y con muchos interrogantes.
Bochorno, exteriores infinitos, interiores claustrofóbicos, sangre, ¿WTF?
Sam es un vendedor ambulante que busca clientes atravesando el desierto de Mojave como quien recorre la nada. Nadie le abre la puerta, y no consigue ver ni un solo cliente de ninguna de las maneras. Parece que todo el mundo se esconde de él. Pero no será exactamente así, por alguna razón, también habrá quien le persiga…
Nos encontramos en un mundo premóviles, lo que hace que el viaje de Sam sea más frustrante aún: no puede contactar con nadie, ni tan siquiera a través del teléfono. Deja sus tarjetas de visita, deja mensajes en los contestadores automáticos desde cabinas telefónicas, pero nunca nadie le responderá. Su único contacto con el mundo es un programa de radio que recoge las quejas e indignaciones de los oyentes.
El desierto, una misteriosa luz en el cielo, mensajes intimidatorios en el busca, un oso de peluche, un programa de radio, música electrónica, máscaras… Christophe Deroo nos invita a ir recogiendo piezas y piezas de un rompecabezas tenso, perturbador, violento y también paranoico. Son piezas de una belleza inquietante, que siempre te dejan con ganas de ir a por la siguiente, pero cuando coloques la última te darás cuenta de que, para completar el cuadro, te faltan más que las que has recogido. Lo cual también significa que podrías haber encajado de otro modo las que ya tenías…
No tengo manía a las historias con libre interpretación, pero Sam Was Here acaba pisando la línea (sin llegar a traspasar la frontera delirante del peor David Lynch). Con su primera película, Deroo demuestra que sabe atraparte, pero el final que propone, aunque no esté mal, decepciona un poco, más que nada porque con cada paso que daba te estaba haciendo esperar un desenlace más potente.
Más (en catalán) en http://www.cinequanon.cat
Dice su director que está película es un cuadro, que no busca tanto representar algo como despertar una sensación .
Sam was Here, entonces, es un viaje, no una meta.
Una madriguera del conejo que se extiende por el desierto norteamericano.
Emociones contrarias de extrañeza e inestabilidad, cosas que nunca han pasado, recovecos tras los que asoman perversas manos.
Aislamiento más allá de toda comprensión, del que se cierra a las espaldas, perturba y hace repugnar espacios conocidos hace segundos.
Caretas, plásticas y radiofónicas, jugando a una caza de la liebre, con la opinión pública como monstruo desatado que a todo llega, impidiendo las explicaciones, los contextos, las simples verdades.
Sam se desplaza por la carretera dejando una tarjeta que reza estuve aquí .
Por si acaso, por si hubiera que resaltar el hecho de llegar y no quedarse, como mensajes en botellas de un mar arenoso y soleado.
Lo que inquieta no es, como en los mejores relatos de horror, la ausencia de todo ser vivo: sino la presencia, omnipotente y errónea, de una intensa luz roja brillando entre las nubes, o de un programa radiofónico que se salta toda barrera para ser escuchado.
(Sería curioso preguntarse si hay reflejo del otro lado del espejo aquí, con todas esas acusaciones que se vierten por redes sociales hacia el objetivo del día privándolo de seguridad y posibilidad de explicación, pero es sólo un apunte entre muchos, que encontrará raíces en la mente de quien quiera verlo)
Hay algo terrorífico en perpetuas voces de advertencia y furia, siempre mecánicas, nunca tranquilizadoras, como si su falta de humanidad estuviera certificando la nula escapatoria que pudiera haber más allá.
Pensadlo: en muchas historias de terror, suele haber humanidad en algún momento, algo a lo que los protagonistas quieren agarrarse o perseguir para evitar sufrimiento.
Y aquí, sin embargo, está ese sabor metalizado, de humanidad apenas entrevista, de llamadas en espera y cazadores de carretera, que deberían ajustarse a una idea de lo normal , pero no: creo que lo único más terrorífico que sentirse la última persona sobre la Tierra es darse cuenta de que hay otras, pero nunca te darán la oportunidad de escucharte.
Realmente se puede decir poco más de esta propuesta.
Parece que sabe a lo mismo y se guarda un acabado distinto, se plantea tirarse a la piscina y al final no se acojona, sino que lo hace.
Buscarle un final es perderse la mitad de su disfrute, porque ni lo necesita ni eso hace sus situaciones menos radicales.
Y francamente, prefiero algo que no me deje indiferente a que me lleven de la manita a donde siempre.