Salomé

Un comentario en «Salomé»

1. 101/36(28/03/21) Curiosa versión de la obra homónima de 1981 del irlandés Oscar Wilde, una versión fílmica pero rodada cual si de teatro fuera, donde todo transcurre sobre un frugal escenario (excepto en el inicio imágenes del desierto, y algunos insertos de eventos meteorológicos a modo de alegoría del ánimo en la trama). Es un drama dirigido y escrito por Al Pacino (también protagoniza) a partir de la película de 2011 Wilde Salomé, en lo que fue un experimento documental con dramatizaciones (de aquí se extrae la película, elimina los elementos documentales, inserta escenas eliminadas) al estilo Looking for Richard (1996), primera dirección del actor neoyorkino, en este caso recorriendo el mundo (Londres, Dublin, París, Nueva York) para recopilar diferentes visiones de la obra referenciada de gentes como Tom Stoppard, el difunto Gore Vidal, Tony Kushner, el nieto de Bono y Wilde, Merlin Holland.
   
   Como dicen en la publicidad de cierta compañía telefónica, vine por el precio (me atrajo Al Pacino como Herodes) y me quede por el servicio (me ha seducido la debutante Jessica Chastain). Y es que Al Pacino está un poco apagado (sobre todo para lo que nos tiene acostumbrados) como el tetrarca, sobre todo en comparación con el ‘huracán’ Jessica Chastain como Salomé, que a sus vigorosos 29 años se estrena en un largometraje con un ímpetu y electricidad impresionante, con una sexy melena rojiza cual fuego, con sus labios escarlata, derrochando una prodigiosa capacidad en exhibir toda una gama de emociones sensacional. Fuera de esto me queda un buen Kevin Anderson como Juan Bautista, y una correcta Roxanne Hart como la reina Herodías, y en lo concerniente a los valores cinematográficos destacar los expresivos primeros planos de los intérpretes, así como para el recuerdo el sensual y erótico baile de Salomé. Y es que lo diáfano de la ambientación hace que la acción se centre en las actuaciones, estas declaman con brío el texto wildeiano, y hace llevadero un metraje de apenas 80 minutos, que no deja huella, pero tampoco aburre. Narra el fragmento bíblico de la muerte de Juan el Bautista, profeta hebreo llamado aquí Jokanaan, teniendo su clímax en la Danza de los siete velos de Salomé, donde se indaga en los bajos instintos, en la venganza, en la necrofilia, y sobre todo en la decadencia moral.
   
   El camino de Pacino hacia este ambicioso esfuerzo fue, al menos inicialmente, una fascinación por el poeta y dramaturgo de la era victoriana Oscar Wilde y su provocativa obra Salomé , una tragedia de inspiración bíblica que fue prohibida en Gran Bretaña justo antes de su debut en 1892. La obra finalmente se estrenó en París en 1896, momento en el que Wilde, que era gay, estaba cumpliendo una sentencia de prisión de dos años por indecencia grave . La película sigue en gran parte un período en 2006 cuando Pacino actuó en una producción – en realidad una lectura escénica desarrollada con vestimenta moderna – de Salomé (dirigida por la veterana actriz y directora de teatro Estelle Parsons) en el Teatro Wadsworth de UCLA, mientras también estaba haciendo una película que documenta el montaje de dicho programa, filmando simultáneamente una versión cinematográfica narrativa de la obra y explorando la tensa vida y carrera de Oscar Wilde.
   
   ‘La obra de Wilde se expande espeluznantemente sobre una anécdota bastante concisa del Nuevo Testamento: Salomé, la hijastra virginal del rey Herodes (sin nombre en los relatos bíblicos) realiza la Danza de los Siete Velos a cambio de que el Tetrarca le conceda el deseo de su corazón. Lo que Salomé quiere más que nada, a medida que se desarrolla, es la cabeza de Juan Bautista en bandeja de plata, que anteriormente la ha repudiado. Wilde toma la seca recitación de hechos de los Evangelios y los convierte en una fábula poética decadente de deseo incontenible y violencia, en la que los hechos sangrientos suceden en detrimento duradero de todos los involucrados.’
   
   Tanto Hart como Pacino permanecen sentados en sus tronos durante la mayor parte del metraje, ello sesteados su cohorte de séquito y guardias, todos ataviados de modo moderno, ello en un escenario sobrio, desprovisto de cualquier adorno. Y aquí se desarrolla la consabida historia de deseo (tanto de Salomé por Jokanaan, como el de Herodes por Salomé) rechazo, baile, deseos transgresores, venganza, y necrofilia. Donde el baile de los 7 velos de Salomé es el zenit, con un frenesí sexual que se desprende de la danza que en la vorágine destapa sus hermosos pechos de Salomé (mención aparte para los erectos pezones), donde la Chastain se contorsiona de modo extraordinario, que deja sin aliento a su espectador de lujo Herodes. Para acabar todo en ese encuentro perturbador entre la cabeza de Jokanaan y una cuasi-demente Salomé.
   
   Me queda una cercamiento interesante al mencionado texto de Oscar Fingal OFlahertie Wills Wilde (16 de octubre de 1854 Dublín-Irlanda, entonces perteneciente al Reino Unido, falleciendo en París-Francia, el 30 de noviembre de 1900, donde estaba auto-exiliado, en donde vivió bajo el nombre falso de Sebastián Melmoth), conocido como Oscar Wilde, un escritor, poeta y dramaturgo de origen irlandés. Fuerza y honor!!!