Sakura, cazadora de cartas (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (1998-2000). 70 episodios. Sakura Kinomoto es una niña normal y corriente que asiste a la escuela primaria. Un día, al llegar del colegio, escucha unos ruidos extraños en el sótano. Armada con su bastón de animadora, se decide a bajar para conocer la causa del ruido. Sakura descubre un libro repleto con las cartas Clow. Como niña curiosa agarra una carta, la del viento, provocando la dispersión del resto de la baraja. Esto despierta al guardián de las cartas, un ser amarillo con forma de muñeco, que permaneció dormido hasta ese momento, responsable de los ronquidos atrajeron a Sakura. En vista de las circunstancias, Sakura deberá, con la ayuda del guardián, atrapar todas las cartas y llegar a ser una entrenadora pokem…ups digo, una maestra de cartas. Para esto, Kero- chan (apodo cariñoso dado al guardián keroberos) le entrega una llave que le concederá los poderes para sellar las cartas. Dichas cartas, una vez capturadas, otorgan a Sakura habilidades especiales (Estilo Megaman. Rockman en la versión japonesa) dependiendo de la naturaleza de la carta.
Detalles de la película
- Titulo Original: Kâdokyaputâ Sakura (Cardcaptor Sakura) (TV Series)
- Año: 1998
- Duración: 25
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Opinión de la crítica
6.4
70 valoraciones en total
Si no fuese por la prevalencia de Sailor Moon, Cardcaptor Sakura sería –quizás– la serie más representativa de la iconografía noventera del Magical Girl (género de anime), al menos en los países donde se habla español. Sin embargo, el recuerdo de aquellos animes que dejaron huella en los años 1990 puede parecer sobrevalorado actualmente, y probablemente todos ellos merecen volver a ser vistos con otros ojos y a más edad. Yo me he decidido por este en especial, el que vi como primerizo hace no más de dos años. No es un análisis a nivel sentimental, sino uno a nivel crítico.
En la serie existe un paralelismo entre lo mágico y lo esencialmente realista, quitémosle lo primero y nos quedaría sola una historia sobre la convivencia costumbrista entre infantes y adultos o de una familia entre sí, e inclusive sobre los diversos tipos de relación que puede existir entre estos más allá de lo socialmente aceptable (y sabrán bien a lo que me refiero), sin llegar a un nivel provocativo o a alcanzar la controversia por encontrarse ahí este aspecto en nivel sublime y decorativo (porque ni siquiera conlleva mensajes de aceptación o algo así). La serie se pasea entre la vida mágica de la protagonista, Sakura Kinomoto, como cazadora/recolectora del conjunto de cartas mágicas Clow y como típica estudiante japonesa de quinto grado. En cierto modo, Sakura está comprometida a reunir todas las cartas Clow que se han perdido, dado que las entidades que habitan en cada una de ellas suponen un potencial peligro para la Tierra. Entonces Sakura alternará su perfil mágico con su perfil normal y desarrollará con sus amigos una historia un tanto simple, que aúna elementos cómicos, cotidianos, fantásticos y hasta dramáticos.
El concepto de las cartas Clow es fascinante y se ha aprovechado para crear un atractivo comercial dentro de la serie: las cartas mismas y el báculo mágico como juguetes, los trajes de batalla… si entonces ya existían Pokémon y el manga de Yu-Gi-Oh se puede deducir que la tendencia de entonces era crear series infantiles comercialmente atractivas, y más si estas podían inspirar souvenires con criaturas raras incluidas. Pese a eso en el caso de Cardcaptor Sakura, los elementos mágicos juegan un papel importante y no pintan solo un burdo interés económico. Mientras avanza la serie se añaden más cartas para concebir más capítulos, y la mayor cantidad de estas no trascienden más allá de una sola aventura, lo que les conlleva a ser innecesarias más adelante. Por tanto, ciertos capítulos (numerosos en realidad) son sólo una rutina de salvar el día y concluir. Dejando eso a un lado, la serie es sólo sobre experiencias diarias simples como ir al zoológico, al acuario o la casa de tu mejor amiga. Como rutina de captura-y-avanza no está mal, pero convierte a la serie en un ejercicio esquemático que redunda en esa zona durante varios capítulos, hasta que los personajes se empiezan a desarrollar sentimentalmente y la historia toma un curso más trasgresor: niños se enamoran, pero como son niños, sus sentimientos no están claros o correctamente definidos, por lo que descubrir lo que en realidad quieren retrata la experiencia de crecer y pasar hacia otra etapa de la vida. No obstante, no todos los personajes que configuran la localidad principal de la serie son importantes, como las amigas de Sakura, pero sus simples apariciones esporádicas le añaden humanismo a la serie, aún cuando no marcan eventos importantes durante la trama y la naturaleza de sus relaciones se basa en que uno pueda inferirlas. Que estén ahí, y que cada uno tenga un romance que lo caracteriza forma un matiz que, más allá de mostrar diversidad, no se torna relevante, aunque si representativo del carácter sentimental y humanista de la serie. Cuando la historia cambia de rumbo no muy drásticamente desde la mitad (cambiando un poco el concepto de las cartas), el desarrollo del romance principal se ahinca y relega al concepto de las cartas mágicas a un segundo plano de interés. Es desde entonces cuando se podría agradecer que durante tantos capítulos el arme y desarme de las relaciones sentimentales haya discurrido tan lentamente.
El arte de la serie está bien si suponemos que su deber es siempre brindar ambientes orgánicos y situar en lugares tradicionales (hogar, escuela, parque) a una historia que no exagera su propio universo, como suele pasar en otros productos de las mismas autoras. La técnica de mostrar movimiento tampoco está mal, aunque tiende a lucirse muy poco, si la serie trata mayormente sobre lo lindo que es caminar de la mano con tu mejor amiga o sobre preparar un pastel en la clase de repostería, pretendiéndole siempre a una especie de preciosismo, no hay mucho que animar especialmente, y el estilo visual se torna indiferente a la tendencia que tienen algunos animes de apantallar al espectador, optando entonces por enternecerlo. Los momentos dramáticos y de intriga al menos están bien construidos, y algunos planos denotan una dirección experimentada, así que los niños pueden engancharse a ciertos misterios que emergen de la historia. Cuando llega el turno de que la protagonista luzca su poderío como Magical Girl, la animación supera brevemente su estándar, aunque rápidamente volvamos a la misma cotidianeidad de siempre.
Filmaffinity limita la cantidad de caracteres, por lo que sigo con más aspectos cruciales en «zona spoiler» sin revelar partes de la historia:
Que la edad de oro de los dibujos animados fueron los finales de los 80 y los principios de los 90 es una idea que casi todo el mundo comparte. Yo como hijo de los primeros 90 que soy tuve el privilegio de vivir la bonita etapa en la que los dibujos animados nos hacían reír (La pajarería de Transilvania), llorar (Marco), nos enseñaban cosas (David el Gnomo) y nos hacían soñar: SAKURA. De todas las series de dibujos que he visto puedo decir sin dudarlo que para mi la reina era Sakura Cazadora de Cartas, la obra maestra tardía de los dibus noventeros. Aún hoy cuando pienso lo feliz que era de lunes a viernes a las 19:10 no puedo evitar sentir un hormigueo en el estómago. La idea de la serie muy original, los personajes entrañables, los capítulos apasionantes, la música muy sugerente y la calidad, sin ser un disney, no está nada mal. Me encanta esa cierta rutina tan típica de otros animes que se establece capítulo a capítulo, primero al capturar las cartas y luego al transformarlas. Un nueve para esta flor de cerezo.
Tenía 12 años cuando descubrí a la adorable Sakura, anime más cursi imposible encontrarlo.
Creo que estaba en el límite de edad para verla, pensaba, pero quería verla, pues me gustaba el shoujo y me intrigaba ese toque magical girl. De hecho me fascinó porque nunca había seguido Sailor Moon, y, por lo tanto era mi primera inclusión en el género magical girls.
Y me gustaba Sakura, porque era el ser más inocentede Japón, porque vestía con trajes hiper mega cursis, el sólo hecho de ver como en cada batalla contra las cartas estrenaba uno ya apetecía verlo…pero esto sólo me hubiera enganchado dos capítulos, no más…entonces…
¿cómo puede ser que me enganchase hasta el punto de, con 14 años, volver a ver la reposición y sin vergüenza ajena?Pues:
-porque quería ver cómo se resolvía ese amor platónico que siente Shaoran hacia ella (si se resuelve!)
-porque Sakura no se entera de nada, pues es el ser más cursi e inocente que hay….
-por Yukito, irremplazable. Indescribible. Lo has de vivir.
-por las ambiguas relaciones entre profesor-alumna-alumno-mejor amiga
y no…..¡por las cartas!
-por sus openings y endings, los cuales me aprendí en japonés
Por los misterios que emanan en la segunda temporada de la serie….
Porque describe perfectamente un amor preadolescente inocente y puro, desde un punto de vista masculino y ese descaro impropio de su estética infantilona. En fin, porque es muy surrealista…
Esta maravillosa adaptación del manga de Sakura Card Captor me llegó al alma, y me enganché ciegamente al anime. Me encantaban todos los personajes, sobretodo la chiflada de Mei Ling (la cual no aparece en el manga, pero fue una buena aportación para el anime) y la adorable a la vez que peculiar Tomoyo. Las cacerías me resultaban emocionantes y también las historias de amor que iban surgiendo a lo largo de la serie, a la vez que alguna que otra carta peculiar, y el simpático Keroberos tenía su chispa, sobretodo en el doblaje castellano de España. La calidad de la animación era bastante aceptable y también los gestos que ponían, propios de los mangas, que te hacían partirte de risa, y sobretodo los personajes iban evolucionando a lo largo de la historia, todos, lo que hacía la risa más rica. El hecho de tener que capturas cartas y utilizarlas luego para debilitar a otras, la hacía más interesante, casi parecía Pokémon o Digimon (hasta el autor de la sipnosis está de acuerdo conmigo).
Y sí, mis primeros mitos eróticos salieron de esta serie. ¡Dios, cómo quería que Mei Ling existiera para que fuese mi novia! La panzada de reír que me iba a pegar yo por aquel entonces. Estos japoneses hacen los dibujos tan bonitos y casi realistas que la verdad es que te enamoras de ellos y deseas que más de uno exista en la realidad. Tanto la primera etapa como la segunda me encantaron, y me quedé con más ganas, pero entiendo que ya se volvería repetitiva.
Las canciones también eran majas, pero tampoco las destaco demasiado. En total, un 8.
Entrañable serie que aunque haya pasado ya bastantes años, sigue en la mente de muchos. La puedes ver una y otra vez, que siempre te va a encantar.
Mucha aventura y acción en un anime, que desde mi punto de vista, es uno de los mejores.
Lo mejor: La trama de la tercera temporada y la acción de la segunda.
Lo peor: Ver spoiler