Rôjin Z (Roujin Z)
Sinopsis de la película
El anciano señor Takazawa ha sido reclutado (sin saberlo) por el Ministerio de Sanidad para tomar parte en un experimento que revolucionará la atención a los ancianos. No más residencias, no más enfermeras en casa… El Z-001 se encargará de todo. El prototipo, una cama mecánica equipada con la última supercomputadora del gobierno, está conectado directamente al cerebro del señor Takazawa y diseñado para proporcionar cualquier cosa que necesite. Todo el mundo parece pensar que es una gran idea, excepto Haruko, la joven enfermera que atendía al anciano…
Detalles de la película
- Titulo Original: Rôjin Z aka
- Año: 1991
- Duración: 80
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Opinión de la crítica
6.3
76 valoraciones en total
La historia de un anciano que desea más la muerte que la vida, pero los demás deciden por él que tiene que seguir viviendo aunque sea a través de una máquina. Una historia bastante humana, que no estamos acostumbrados a ver en el cine de animación… pero sí, se hizo en Roujin Z gracias al tándem Hiroyuki Kitabuko (Robot Carnival) en la dirección y Katsuhiro Ötomo (Akira, Steamboy…) en el guion.
El esperpéntico e interesante argumento da paso a una historia donde se mezcla el plano más humano de ese anciano moribundo y esa dulce enfermera que lo cuida para luego mezclarlo incluso con el cine de acción o los mechas del anime japonés. Por tanto, nos hallamos ante un film de ciencia-ficción y ciberpunk, una locura que trata de una historia bastante humana de una manera bastante original.
Con Rôjin Z (o Roujin Z) no estamos ante un film perfecto: algunas subtramas sobran al igual que algunos personajes, la parte de acción se vuelve excesiva y se echa más de menos que no se trate con mágica poesía cada una de las partes de esta obra cuya idea es una enorme metáfora. Sin embargo, esa experiencia entre la vida y la muerte, la vejez y la redención antes que la celebérrima Up ya lo hizo antes la olvidada Rôjin Z.
Solo por toda la metáfora que esconde, ya vale la pena ver Rôjin Z y rezar porque nunca los demás decidan sobre nuestra vida, si es que no lo hacen ya.
NO solo los Simpsons predicen el futuro. Llegada a nuestro país gracias a Manga Video, esta cinta nos muestra una situación que nunca ha podido ser más veraz, sincera y humana.
Roujin-Z no es el clásico telefilm dramático-social de la hora del café ni pretende sacarle la lágrima fácil a nadie. Es una excelente mezcla de drama y comedia, con mucha acción y un ritmo trepidante a medida que arranca la trama. Otomo realiza una mordiente crítica a la sociedad, centrada en dos aspectos. Por un lado, la dejadez de las familias y el gobierno hacia la tercera edad, siendo los abuelos vistos como un estorbo, sin apreciar todo aquello que la cultura tradicional (en este caso, la nipona) veneraba en las personas mayores, por otro, la escalada tecnológica que, con el pretexto de facilitar la vida de sus ciudadanos mediante la tecnología y la robótica, no hace sino alejar a las personas, obligándolas cada vez más a necesitar de un medio tecnológico para comunicarse con otras personas o simplemente dejándolas a merced de máquinas. Dosificando y alternando los momentos dramáticos y cómicos, nos encontramos ante una película amable, que te hace reír y emocionarte, que no tiene grandes pretensiones artísticas, sino que busca la reflexión del espectador en aquellos temas en que hace hincapié. La animación no es espectacular, aunque se mantiene siempre a buen nivel, es un perfecto ejemplo de la animación habitual de la época. El diseño de personajes, aunque no está realizado por Otomo, sigue claramente su estilo. La banda sonora acompaña perfectamente a la película, con un interesante tema final cuando aparecen los títulos de crédito.
Aunque los puristas digan lo contrario, esta forma ya parte de las obras cyberpunk más elogiadas y no solo muestra mechas o criaturas gargantuescas, explosiones, disparos y sangre.
Su desenlace va sobre cómo el amor, aunque se muestre monstruoso y terrible, nos persigue y nos busca destruyendo todo si hace falta para llevarnos a donde queremos, a ese anciano al lugar donde desea ir y no donde otros le obliguen.
También acompaña el doblaje español, uno de los más entonados que nos ofreciera Mangafilms, con una acertada elección de voces para los principales personajes. En fin, una película que, a la vez que divierte, hace pensar. Un trabajo de Katsuhiro Otomo que, a pesar de sus muchos seguidores en nuestro país, desgraciadamente pasó con más pena que gloria en salas comerciales y ya pocos recuerdan. De hecho, solo recuerdo un cine donde se exhibió y solo durante un fin de semana. Una gran injusticia para este estupendo film que todos deberíamos ver al menos una vez.
Como anécdota, el guionista Otomo ideó el guión tras un viaje a la playa de Kamakura con su esposa.
Otomo nos muestra en el pasado, el futuro de la deshumanización.
Lo mejor: El mensaje tras los escasos y justos 80 minutos de película. El doblaje en castellano. El final.
Lo peor: Se hace corta, pero al menos impide que la trama se enrevese a la forma japonesa e introduzca relleno.
No, no es lo mejor de Otomo, y se nota que no sólo tiene mucho menos presupuesto que Akira, sino que Otomo no estuvo tan inmiscuido en ésta como lo estuvo en su magna obra, la que en mi pobre opinión es, por lo menos, una de las diez mejores películas de animación de todos los tiempos, ya no digamos anime.
Pero a pesar de ello tiene sus cosas interesantes. Pese a que no profundiza tanto como quisiéramos en los personajes, uno no puede dejar de sentir pena, y sobre todo pena ajena, al ver como el pobre señor Takazawa clama por Haruko y como es expuesto como un vulgar maniquí en la demostración de la cama. Quizá si se le hubiese dado mayor peso a la anécdota de la abuela de Haruko habríamos tenido una obra más redonda, pero no es tan grave.
Podría extenderme en más detalles que suman y restan puntos, pero hay uno que me parece se les ha escapado a la mayoría, por lo que voy al spoiler.
En un futuro no muy lejano los ancianos no serán un problema para la humanidad. O al menos eso es lo que piensa el gobierno quién ha dispuesto de los mejores ingenieros para crear una máquina capaz de cuidar al 100% a nuestros mayores. El señor Takazawa quién no puede valerse por si mismo será el conejillo de Indias para probar la primera cama que revolucionará el mundo. Pero su enfermera particular no aprueba los métodos de este prototipo y hará lo imposible para traer de vuelta a señor Takazawa.
Katsuhiro Ôtomo (Akira), es el guionista de esta comedia Cyberg Punk Nipona. Con un mensaje muy claro. Nuestros mayores son nuestra responsabilidad al igual que lo fuimos nosotros para ellos y lo seremos algún día nosotros. Lo que más me ha gustado han sido los momentos de humor negro que hay dispersados durante todo el metraje y que la historia no tambalea con subtramas absurdas como en otras cintas del mismo género. Lo peor, la banda sonora, que aunque no es mala en la mayor parte de la película no le pega. Al menos a mi me despista muchísimo.
Como curiosidad, Katsuhiro Ôtomo viajó con su esposa a la ciudad de Kamakura (muy cerca de donde estoy viviendo) y se inspiró para escribir este guión. De ahí que el hombre quiera ir a la playa de Kamakura con su mujer y al final aparezca el Daibutsu gigante que también se puede encontrar en las afueras de la ciudad, concretamente en Hase.
Visionaria y avanzada película, sobre todo por el tema que trata, la manera como lo trata y el año de producción (1991). Otomo y Kitakubo adaptan una historia menor y la elevan a un nivel superior, pese a que buena parte del metraje circula en torno a la comedia y a la acción ligera. En este sentido, recurda a algunas obras primerizas de Otomo como ¡Qué horror de apartamento! y se aleja un bastante de la trascendencia de Akira . Un divertimento muy recomedable, reflexivo y trepidante que comete el único error quizás de no ahondar demasiado en la (preocupante) idea inicial.