RocknRolla
Sinopsis de la película
La noticia de que Uri Omovich (Karel Roden), un rico mafioso ruso, está montando un negocio multimillonario de compraventa ilegal de terrenos en Londres, hará que todos los delincuentes de la ciudad quieran participar en la operación. Uri le pide a Lenny Cole (Tom Wilkinson), un pez gordo de la mafia londinense, que se ocupe de todos los trámites burocráticos y compré a un concejal (Jimi Mistry). Lenny confía la operación a su lugarteniente Archy (Mark Strong). Por su parte, la contable de Uri, Stella (Thandie Newton), decide llevarse parte del botín, para ello, contrata a dos mafiosos, que tienen cuentas pendientes con Lenny.
Detalles de la película
- Titulo Original: RocknRolla (Rock N Rolla)
- Año: 2008
- Duración: 114
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Opinión de la crítica
7.1
70 valoraciones en total
Sus diálogos resultan, en ocasiones, curiosos, pero no brillantes.
Sus personajes tienen ese punto macarra tan Ritchie, pero no el carisma de, por ejemplo, Boris el navaja.
Su voz en off es bastante funcional, pero no tiene ni la pericia narrativa ni el tremendo estilo de la del tartaja Alan.
Sus situaciones se desenmarañan con soltura, pero no poseen la potencia y garra Lock & Stock
Sus imágenes son compactas y directas, pero nunca llegan a la conjunción de momentos tan magníficamente diseñados de Snatch .
Y es que no mirar al pasado es muy difícil, te llames Guy Ritchie, o te llames Danny Boyle. Pese a ello, siempre será mejor disfrutar del presente, y ese presente es Rocknrolla
En ella, el nuevo y esperado trabajo del tipo que confabulo dos obras de arte en pleno auge de las islas británicas, se inicia un periplo donde nada es lo que parece y vuelven esas marañas en las que todo termina en una unión de carácteres demasiado grandes como para ser olvidados.
Quizá sus primeros minutos, debido a esa voz en off mencionada anteriormente, puedan resultar desangelados, también es posible que tarde algo en arrancar y que busque tanto enredo que se pierda un poco por el camino, pero lo cierto es que cuando Rocknrolla arranca definitivamente, el público calla, disfruta y sonríe.
Porque, pese a carecer, en cierto modo, de dinamismo durante sus primeros cuarenta minutos, y no tener unos personajes tan increíbles como los que antaño trazaba el cineasta inglés, al final se destapa el tarro de las emociones y entre golpes, bofetadas, algún que otro taco y el tremendo talante de algunos de sus protagonistas, funciona la mar de bien.
Así que, con su conclusión, uno sólo agradece haber disfrutado de otra hazaña que, puede que no sea cien por cien Ritchie, puede que le falte algo de sal, pero resulta tan bien trenzada, tan bien llevada y tan bien concluida, que no se le pueden andar buscando los tres pies al gato teniendo en cuenta los thrillers con los que nos topamos hoy en día. Porque prefiero ver a Butler aquí haciendo el macarra, antes que otras cien macarradas con las que nos bombardean en los USA, porque prefiero ver como en el cine de este genio al que ablandó Madonna se recurren a diálogos no tan rotundos, a oír mil estúpidas frases recitadas por el colega palero de turno de Mark Wahlberg, porque, en definitiva, y aunque le haya costado, Guy Ritchie ha vuelto en cierto modo.
Y si esta ha de ser la generación MTV, bienvenida sea, porque me quedo antes con ella que con DeNiro y Pacino haciendo el memo en su último bodrio subvencionado por los grandes estudios.
Todos los que entramos en la sala del Auditorio Melia de Sitges, íbamos con una mezcla de miedo y esperanza ante lo nuevo de Guy Ritchie. Es curioso, pero solo con ver los títulos de crédito iniciales, supimos que íbamos asistir al resurgimiento del autor británico. Lo que quedaba entonces hasta que se encendieran las luces era disfrutar de la proyección y saber si el trabajo al que asistíamos superaría a sus dos primeras e inolvidables obras.
Todo recuerda a estas dos obras, con las que inevitablemente Rocknrolla será comparada, y algunos salieron del cine con la sensación de que el director no puede avanzar como artista a no ser que copie los esquemas que tan buenos resultados le han dado. Yo no estoy de acuerdo. Hay algo llamado estilo, que no todos tienen, pero Mr. Madonna sí que lo posee. El montaje endiablado, su exquisito gusto musical, la dirección ágil y vertiginosa, sus diálogos Tarantinianos (no me gusta esta calificación pero no encontraba nada mejor) y las historias paralelas de muchos y variados personajes que terminan por encontrarse en un triangulo mexicano . Sí es verdad, que en esta ocasión algunos de estos personajes que aparecen ya los hemos visto en sus anteriores pelis.
En la peli no paran de aparecer personajes. El colmo es comprobar que en el minuto 45 siguen llegando nuevos personajes. Posiblemente esto haga flojear algo la estructura del guión, más que nada porque algunos no terminan de estar tan bien definidos como deberían. Pero en general, todo va bien durante la proyección, con momentos realmente geniales y desternillantes (impagable la escena de los matones rusos ), para topar con un final por debajo de la media de la peli. No mucho más, pero parece que Guy se quedo sin película para seguir rodando y decide resolver y acabar con todas las tramas en un tiempo record, dejando una sensación no tan satisfactoria en el espectador. Esto, unido a cierto ya visto en ciertos personajes son los puntos en contra más serios que encontramos.
Pero lo dicho, una gran peli. Si bien no llega al nivel de sus dos primeras obras, si que se acerca, y en ocasiones, sobre la mitad del filme, incluso las iguale y las superé con soltura.
Guy Ritchie ha vuelto. El autentico Rocknolla, después del descenso a los infiernos ha decidido regresar a los barrios de Londres con personajes que se entrecruzan, y es este el terreno donde mejor se mueve. Solo queda disfrutar.
Guy Ritchie ya quemó cartuchos con Snatch, cerdos y diamantes (su mejor obra hasta nuevo aviso) y a pesar de sus tristes intentos por reinventarse, finalmente ha tenido que regresar al submundo londinense y callejero que le dio su minicuota de credibilidad cinematográfica al principio de su carrera.
El aspirante a Tarantino británico vuelve a recurrir a una inverosímil aventurilla de los bajos fondos cuajada de personajes extravagantes y realzada por un puñado de canciones de sucísimo rocknroll, poca cosa de la que sorprenderse a estas alturas. Y aunque repite maneras y estructuras de las primeras películas, la impresión que queda al final es de que a este señor ya se le pasó el arroz hace un rato.
Destacan para bien las intervenciones de Gerald Butler y Tom Wilkinson (vaya voz tiene el primero) y el alucinante flow que parece brotar de las mismas tripas de la película, ese sentido del ritmo tan natural que sin duda es la mejor característica de Ritchie como director. Y para mal, la vaciedad de ideas, espíritu y talento que se adivina debajo del frenético toma y daca de los personajes y la historia.
Otro año que pasa, pero nada nuevo bajo el sol. Ni Metallica ha conseguido recuperar el brillo del Master of Puppets con Death Magnetic ni Guy Ritchie recomponer los laureles de Snatch, cerdos y diamantes con RocknRolla .
Necesitaba disfrutar otra vez de una película de calidad al estilo de Ritchie y no me ha defraudado. Es cierto que los personajes no me han calado tanto como, por ejemplo, en snatch, o, como he leído por ahí, puede que el guión no sea igual de bueno, pero en mi opinión RocknRolla está casi al nivel de sus anteriores éxitos, también puede ser que la necesidad haga que no sea muy objetivo pero… ¡Qué narices!
Ya en los créditos iniciales mientras suena ese Im a man, una pequeña sonrisa asomaba en mis labios, sí, pensaba, ¡sí!, ahora solo queda disfrutar de una buena película. Y es que en RocknRolla no falta de nada. Muchos personajes que en un principio te despistan ¿cómo pretenden que nos quedemos con todos así de buenas a primeras? ningún protagonista principal , no como en la mayoría de películas (y ésto me encanta :-D). Historias que se mezclan con maestría, acción trepidante, ese humor carácterístico (reí a carcajadas como hacía tiempo que no lo hacía), planos cortos en los momentos de acción, persecuciones, imágenes congeladas y todo aderezado con una gran banda sonora y una actuación impecable por parte de los actores. Me encantaron especialmente Gerard Butler, Toby Kebbell y Mark Strong (increíble el parecido de este hombre en ocasiones con Andy García).
Puede que Ritchie simplemente haya seguido con esa fórmula que tan bien le ha funcionado anteriormente, jugar a caballo ganador dirán algunos… pero incluso haciendo eso hay que saber jugar y… ¿qué queréis que os diga? Me encanta su juego xD.
Nada más, sólo agradecer a la gaceta universitaria por brindarnos ese preestreno (que lejos me parecía el 1 de Enero jeje) y recomendarla a todo el que haya disfrutado con Lock & Stock y con Snatch, no os defraudará, una vez más… ¡Gracias Guy!
Guy Ritchie sorprende a quienes le creían muerto con este brillante ejercicio de dirección moderna que le devuelve al Londres underground de sus orígenes. Como lo música de los Clash, Rocknrolla es rápida pero densa, hipnotizante y espontánea, la pura esencia de los bajos fondos británicos.
El comienzo tiene lugar con el tan abusado recurso de una voz en off, en este caso no demasiado justificada, pero que sirve de contundente obertura a lo que será una sinfonía de egos enfrentados. Si bien deja una cierta sensación de Dèja-vu , al remitir tanto a la genial ópera prima de Ritchie Lock, Stock… como a la valorada Snatch , si algo no se le puede reprochar a Rocknrolla es ser original, tanto en las formas como en el contenido. Aunque no haya nada nuevo bajo el sol, todo está lavado, centrifugado y reciclado, hasta el punto que su anterior dueño no reconocería el producto original bajo el nuevo uso que aquí se le da. Desde los títulos de crédito, con cierto aire a videojuego de acción se perciben los aires de renovación del discurso cinematográfico, y eso se deja ver en los ágiles y contundentes diálogos, la gran variedad de planos utilizados sin llegar a la saturación y el hábil manejo de los tiempos de a historia. Y es que Rocknrolla es, ante todo, una película visual, aunque parezca una redundancia decir algo así hablando de cine.
Aquí, todos están relacionado entre sí, y el peso del protagonismo está tan repartido, que resulta difícil designar a un personaje como intérprete principal, nadie es nada sin el resto, todos viven en una frágil simbiosis urbana que puede verse alterada por algo tan insignificante como un cuadro.
Tom Wilkinson como jefe mafioso resulta creíble, aunque no infunde el respeto que debería, cosa que sí hace Mark Strong como su fiel mano derecha. El personaje de Archie que interpreta es redondo y concluyente, y su actuación es sólida en todos los momentos: cercana cuando debe serlo y distante en los momentos más crudos. Tom Hardy, Gerald Butler e Idris Elba son El Grupo Salvaje , y algo en común tienen con el de Peckipah, constituyendo un trío sorprendentemente compenetrado, y Toby Kebbel, haciendo del auténtico Rocknrolla está a la altura de lo que se definió en los primeros minutos de metraje, cosa nada fácil. Thandie Newton le da una nueva dimensión a la femme fatale, adaptándolo a los tiempos que corren y dando una vuelta de tuerca a este concepto. Los rusos, tanto los matones como el cabecilla, con inequívocas referencias a cierto magnate del fútbol inglés, terminan de completar de manera admirable un plantel que abarca todos los estratos sociales y sus interconexiones.
Y es que en semejante cóctel, cada uno tiene claras sus prioridades. A unos les va el dinero, a otros las drogas, el sexo, el glamour o la fama. Pero un rocknrolla es diferente. ¿Por qué? Porque un auténtico rocknrolla quiere el lote completo.