RKO 281. La batalla por Ciudadano Kane (TV)
Sinopsis de la película
Llegado a Hollywood con la vitola de niño prodigio tras una espectacular carrera teatral en Nueva York, incluyendo su famosa representación radiofónica de La guerra de los mundos , Orson Welles comienza a rodar su primera película con tan sólo 24 años. Fue una cena en la mansión de Randolph Hearst, durante la cual mantuvo una discusión con el gran magnate, lo que le sirvió de inspiración para esta película.
Detalles de la película
- Titulo Original: RKO 281: The Battle Over Citizen Kane (TV)aka
- Año: 1999
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
6.2
27 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Aaron Keeling
- Adrian Schiller
- Anastasia Hille
- Angus Wright
- Brenda Blethyn
- Briony Glassco
- Cyril Shaps
- David Suchet
- Fiona Shaw
- Gareth Marks
- James Cromwell
- Jay Benedict
- John Malkovich
- Joseph Long
- Kerry Shale
- Liam Cunningham
- Liev Schreiber
- Louis Hammond
- Melanie Griffith
- Michael Cronin
- Neil Conrich
- Olivier Pierre
- Paul Birchard
- Roger Allam
- Roger Rose
- Rolf Saxon
- Ron Berglas
- Roy Scheider
- Sarah Franzl
- Simeon Andrews
- Tim Woodward
- Toby Whithouse
- Tusse Silberg
- William Armstrong
158/07(11/09/13) La cadena de televisión HBO nos obsequia con un atractivo acercamiento a los entresijos que hicieron ver la luz a una de las obras maestras del séptimo arte, un homenaje a uno de los más grandes directores que haya existido. Cabe achacar que Benjamin Ross dirige sin personalidad, cumple el trámite, a pesar de ello es un film que a los cinéfilos seducirá, con un buen guión del que manan notables diálogos, con hábiles guiños al film reverenciado, como su comienzo contándonos la vida de Orson Welles en un noticiario, al igual que en ‘CK’ se nos muestra la vida de Kane mediante el noticiario ‘March Of Times’.
, …(continuo en spoiler sin)
Orson Welles (gran Liev Schreiber) es un genio precoz de 24 años, triunfa en los teatros de Broadway y en la radio, es fichado con toda la pompa por George Schaefer (buen Roy Scheider) jefe de la RKO, allí aunque le dan libertad para que haga la película que desee le presionan para que haga ‘La Guerra de Los Mundos’, tras una cena en la Mansión San Simeon del magnate de la prensa William Randolph Hearst (gran John Cromwell) , Welles y el arrogante anfitrión tienen un enfrentamiento y Orson decide que su ópera prima se inspirará en la trayectoria vital de Hearst, para ello recaba la ayuda del guionista Herman Mankiewicz (buen John Malkovich), tipo con problemas con el alcohol que lleva 4 años si trabajo, tras las primeras reticencias de este los dos se embarcan en el proyecto. El rodaje comienza y el ímpetu novel en el medio de Welles se desata con ideas innovadoras como la de para hacer un contrapicado espectacular tener que hundir la cámara bajo el nivel del suelo para que lo filme Gregg Toland (correcto Liam Cunningham). La filmación finaliza y Hearst se entera por medio de su cronista ’víbora’ en Hollywood Louella Parsons (buena Brenda Blethyn) y decide poner todo su poder en hacer que la obra no llegue a exhibirse públicamente, cree que se da muy mala imagen de él y su compañera Marion Davies (buena Melanie Griffith).
Ridley y Tony Scott fueron los impulsores de este proyecto, con un presupuesto de 40 millones $, Edward Norton sería Welles, Dustin Hoffman como Herman Makiewicz y Marlon Brando encarnaría a Hearst, al final el film redujo la plata y se quedó en telefilm, eso sí, con el guionista de la ‘Gladiator’ de Ridley, John Logan. El libreto se basa en el documental ‘La Batalla Por Ciudadano Kane’ (1996), es una exploración sobre la gestación, filmación y problemas acaecidos hasta justo el momento del estreno del film. Sobre todo se centra en Welles al que la cinta dibuja como arrogante, egocéntrico, manipulador, colérico, genial, el guión intenta mimetizar a los dos personajes Welles y Hearst, los muestra como intransigentes, inteligentes, narcisistas, dogmáticos, egoístas, manipuladores. No cae el relato en la reverencia hagiográfica hacia Welles, nos muestra a un Welles ‘vampiro’, Mankiewicz lo vampiriza bajo su influjo y una vez lo ha exprimido lo deja tirado en la cuneta, es un tirano, pero a pesar de esto deja entrever la Genio de Orson. En la cinta también deja lugar para mostrarnos a un Hearst humano, le dota de alma, no lo caricaturiza, está en decadencia, tiene una tierna relación con Marion Davies, aunque nos muestra su lado villano en sus presiones despiadadas a los productores hollywoodienses espetándoles que son unos judíos, dejando ver su vena antisemita, aterrador su cinismo cuando invita a Luois B. Mayer a jugar al golf, riéndose de que al ser judíos no les dejaban entrar, todos los dueños de los grandes estudios eran de esta religión y pretendían ocultarlo, además amenazaba con que un archivo escándalo de trapos sucios viera la luz sobre las estrellas del cine, haciendo que estos magnates del cine pretendieran comprar todas las copias de la película para destruirla.
La puesta en escena resulta estupenda, una recreación meritoria de la época dorada de Hollywood, con una espléndido diseño de producción de Maria Djurkovic (‘Las Horas’ o ‘El Topo’), creando un palacio Simeon suntuoso, impregnado de barroquismo exagerado, una buena fotografía de Mike Southon (‘El Pequeño Tate’), esto envuelto en la música de John Altman que acuna este periodo con algunos temas jazzisticos, esto sumado nos da una preciado reflejo de este glamuroso microcosmos.
Las actuaciones rayan a gran altura, comenzando por un gran Liev Shreiber que se muta con Welles destilando pasión, encanto, ilusión, ímpetu, arrojo, ira, inteligencia, valentía y sobre todo un gran carisma azotado por una tremenda intensidad que hace creíble que la gente le siguiera. John Malkovich está magnífico en su rol de guionista, emana bondad, sutilidad, agudeza, y una gran química con Shreiber en sus ententes. John Cromwell compone a un titán poliédrico, da una patina de majestuosidad a su personaje, es sibilino en su maldad, flemático, y cariñoso en la intimidad con Marion. Melanie Griffith es una Marion Davies dulce, por momentos hastiada, es capaz que con la fragilidad que transmite conmovernos con esa voz aterciopelada que nos seduce, espléndida. Roy Scheider delinea a un tipo complejo que debe lidiar con la genialidad explosiva de Welles y a la vez soportar la presión del entorno que lo empuja a destruir ‘CK’, en esta marea se desenvuelve con gran dignidad y aplomo, siendo un gran apoyo a la narración, que sirve para comprendamos parte del huracán de removió este film. El resto de personajes tienen poco peso, se echa en falta mucho más de Brenda Blethyn solo puede mostrar ramalazos de su fuerte personalidad y con eso deja marca.
A pesar de cierta despersonalización en la dirección brotan algunas escenas de enjundia, como la cena-enfrentamiento entre Hearst-Welles, o el momento posterior en que a hurtadillas Welles pasea en tono gótico por Simeón, o la antes mencionada reunión Mayer-Hearst, o la charla en que Hearst y Marion hablan sobre ‘CK’ y ella le atraviesa con
Decente recreación de la vida y milagros de Orson Welles cuando acometió esa barbaridad cinematográfica llamada Ciudadado Kane.
Es inevitable sonrojarse tras ver a un actor como Liev Schreiber encarnar a Orson Welles, debe de ser uno de los errores de casting más flagrantes de los últimos años, pero es disfrutable para todo aquél que venere esta película, ya que desvela muchas curiosidades, como el origen lascivo del nombre de Rosebud, entre otras cuestiones.
Bien, sin más, que no es poco en estos días de pan y circo cinematográfico.
La pasión de Welles o de cómo forjar una leyenda.
Película producida para la televisión con la firma de la HBO. En la mayoría de países de disfrutó de su pase en las salas. Narra las primeras andanzas profesionales del cineasta Orson Welles y los obstáculos y pleitos que tuvo que superar cuando moldeaba su primer largometraje Ciudadano Kane, estrenado en 1941. No solo en concebir la idea, en guionizarla, o pasar los consentimientos de la RKO para que diera luz verde al proyecto le provocaron más de un dolro de cabeza. El relacionar el personaje de Charles Foster Kane con la figura real del magnate de la comunicación William Randolph Hearst (interpretado por un soberbio James Cromwell) estuvo a punto de derribarle.
Ridley y Tony Scott constan como productores ejecutivos de éste curioso y entretenido sinfín de anécdotas y pesares que acabaron por construir una de las obras más importantes de la Historia del Cine. Liev Schreiber interpreta Orson Welles, John Malkovich se mete en el papel del guionista Hermann Mankiewicz y Roy Schreider como el jefe de los estudios en los que el joven director llegará a emprender su gran película. El film también narra la confrontación y discrepancias de estos dos últimos con el orgullo y las ganas de ambición del futuro realizador de clásicos como El Cuarto Mandamiento (The Magnificient Ambersons, 1942) y Sed de Mal (Touch of Evil, 1956).
Pero el núcleo de RKO 281 predomina el enfrentamiento de un David contra un Goliat. Dos almas no muy distintas que luchan por poseer el trono. Si uno convierte las ideas en arte, el otro lo controla. Si el director insiste en no tirar la toalla, el poderoso magnate hipotecará su poder con el fin de que nadie entorpezca su dignidad. Renacer y decadencia enfrentados.
Película menor a mucha honra: Ciudadano Kane es más importante que cómo se grabó y los personajes históricos que retrata son tan excesivos y poliédricos que la pretensión de mímesis necesariamente deviene imitación. Los personajes son menores que las personalidades. Salvando esta cuestión, la película es entretenida: Se hace justicia, los buenos ganan, la libertad, que estaba amenazada, vuelve a enseñorearse del mundo, los malos quiebran, los ricos también lloran, los nazis pierden la guerra, Ciudadano Kane en todos los cines, el cine sobrevivirá. Con tanta tragedia fuera de la pantalla se agradece un rato de evasión cinematográfica que nos reconcilie con la mala conciencia de seguir existiendo. La película no es tampoco simplemente un alarde de superficialidad divertida, pues induce a que pensemos en nuestro Rosebud particular. John Malkovich mejor que todos los demás.