Rivales
Sinopsis de la película
En las grandes regiones de bosques del Norte de los Estados Unidos, un padre y un hijo se enfrentan por el poder, la riqueza y el amor. Ambos se disputan el control de un negocio maderero y el amor de la misma mujer.
Detalles de la película
- Titulo Original: Come and Get It
- Año: 1936
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
6.8
57 valoraciones en total
Hay mujeres que le mueven el alma -o el andamio- a cualquiera, y son capaces de subirte al cielo… aunque después te dejen en el infierno. Algunas, con sus magníficos detalles, y otras, las más hermosas, con el sólo hecho de ser, de estar ahí. Su belleza trasciende la piel, pero comienza en la piel… y cuando, ésta, se complementa en un todo con su ser… ¡una magia indescriptible te envuelve, entonces, en una especie de manto etéreo que te saca del planeta, te produce un encanto fascinante, y te hace sentir que estás frente a todo, absolutamente todo, lo que deseas de la vida.
Frances Farmer, es una de estas mujeres. La ves en una ocasión y se te mete en el alma para siempre, pues, todo el empeño que Dios puso al crear a los seres humanos puede verse claramente en ella. ¡Cómo condenar, pues, al ambicioso y antiecológico, Barney Glasgow, por caer en el hechizo de Lotta Bostrom, personaje al que, con magia absoluta, representa la bella Frances! Y más, cuando su madre, casi igualita a ella, teniéndola en los brazos la abandonó por la necia torpeza de darle más importancia al dinero que al amor.
<>, comienza como un alegato contra la devastación indiscriminada de los bosques que vienen haciendo las empresas de papel (hechos que, casi un siglo después, siguen haciendo estragos). Barney Glasgow, es uno de estos inescrupulosos taladores, y pronto ascenderá en sus propósitos hasta llegar a poseer su propia empresa. En una secuencia muy bien lograda, veremos el proceso que siguen los acerrados troncos de madera en su desplazamiento a través de canales y de ríos.
Después, comienza una historia de amor y de amistad, donde veremos el mejor lado de Glasgow (Edward Arnold), al lado de su amigo, Swan Bostrom, un estupendo Walter Brennan, quien ganaría aquí su primer Oscar. Y entre ellos, Frances Farmer, haciendo las veces de la melancólica cantante de bar y luego como la hija que pondrá a caminar en la cabeza al encumbrado empresario, ya maduro, casado y con dos hijos.
En todo esto, el destino hará de las suyas y cada quien -incluido el inconforme hijo del pretencioso Glasgow-, encontrará su lugar en esta historia de ambición, de amores y desamores, de ferviente amistad y de ilusos empeños en los terrenos del amor.
Dirigida inicialmente por Howard Hawks -quien venía modificando el guion como bien le parecía-, se cuenta que, un día apareció en el set de rodaje el productor, Samuel Goldwyn… entraron en discusión… Hawks se sobrepasó en los términos que debía utilizar… y, enseguida tuvo que abandonar el set de rodaje, pasando éste a manos de William Wyler, quien filmó el tercio de película que faltaba.
<, es un filme apenas entretenido y agradablemente interpretado, pero, es muy probable que, aquella mujer de la que se enamoran tres hombres, se meta también en tu corazón de una vez y para siempre. Frances Farmer, es una evidencia contundente de que Dios existe.
Título para Latinoamérica: HIJO Y RIVAL
Excelente película con una primera parte muy dinámica y divertida y una segunda parte donde la historia gira radicalmente hacia el drama.
Oscar para Walter Brennan. Este señor debío nacer viejo pues en todas las películas está igual.
Excelente Edward Arnold que pasa de simple industrial maderero a magnate gracias a casarse con la hija de uno de los magnates madereros mas ricos, sacrificando con ello a la mujer que quería.
Doble papel para Frances Farmer, más conocida por la película interpretada por Jessica Lange en la que se contaba su vida, vida que no le recomiendo a nadie, por cierto, que por sus interpretaciones. Tampoco creo que fuese mala actriz, en esta está muy bien pero ya se sabe que unos nacen con estrella y otros…
Tiempos en los que sabían contar una historia.
Película de bajo perfil dirigida por las leyendas del cine americano Howard Hawks (-Rio Bravo-El Dorado) y William Wyler (Ben Hur y El Coleccionista), goza como la mayoría de estas producciones de una narrativa muy disfrutable enfocada en lo que se cuenta sin perder el horizonte, en si la historia de fondo muy destacable tal vez sea asunto del mismo material de origen, aun así el filme mantiene un nivel optimo, y resulta una interesante historia de amores viejos reencarnados, una historia de tres hombres enamorados de la misma mujer en épocas diferentes (De la bella Farmer cualquiera hubiera caído enamorado en cualquier época), tal vez el cambio director en medio metraje por diferencias de Hawks con la productora hace que el filme se sienta un poco seco, aun así es un filme bastante entretenido muy bien interpretado sobre todo por un Edward Arnold lleno de carisma, esto le valió el óscar a mejor actor de reparto en esa ocasión. Destacable la secuencia inicial en donde se nos muestra con una exquisita edición el proceso de tala de árbol para dejarlo como materia prima, aunque en ese sentido el filme no intenta denunciar nada y más bien usa las imágenes para crear el escenario de lo que se contara.
Lo Bueno
Adornada con la calidad técnica de antaño cuidada en detalles y buenos recursos.
Buenas actuaciones y la destacada presencia de la sexy Frances Farmer.
La maravillosa secuencia inicial y su buena banda sonora.
Lo Malo
Lo predecible de su transfondo no permite sorpresa, falto fuerza dramática en la propuesta, tal vez sea como mencione por el cambio de director a medio camino es que el filme se siente plano en narrativa.
Aun así, un filme de esos que encuentras en TCM y que se deja disfrutar más que bien.
Nos ocupamos hoy de un muy interesante drama en el que el ritmo de la acción no deja descanso al espectador, rodado además por dos de los más grandes directores de la historia del cine, Howard Hawks y William Wyler. Precisamente la dirección es uno de los puntos de polémica respecto a Rivales, puesto que la firma de los créditos se divide, sin que los historiadores de cine consigan atribuir con exactitud la parte de cada cual, entre estos dos colosos. Hawks comenzó teniendo las riendas del proyecto, pero terminaría siendo expulsado del mismo debido a sus continuas discusiones con Samuel Goldwyn, todopoderoso productor de la obra, que no vio con buenos ojos que Hawks metiera mano en el guión y en la forma de interpretar y llevar a cabo esta historia. El cabreo fue tal que lo despidió del rodaje y exigió a Wyler que se pusiera manos a la obra. Bajo las amenazas del productor, Wyler, el joven y prometedor director, no pudo negarse y tomó la dirección —aunque nunca sintió esta película como suya—. A lo que Wyler se negó en redondo fue a aparecer en solitario en los títulos de crédito, exigiendo que apareciera también Hawks y en primer lugar.
De Hawks, sobre todo en la primera parte, vemos varios temas importantes en su filmografía como la camaradería entre hombres y trabajadores así como la descripción perfecta del funcionamiento de la industria maderera (en unas interesantes imágenes casi documentales). Un aire de aventura con peleas incluidas, la presencia del juego y el alcohol y sobre todo una fuerte presencia femenina de igual a igual con el personaje protagonista masculino. Un canto a exteriores y a la naturaleza… amenazada.
Es de suponer que la parte final es la que tiene más presencia de Wyler. Más interiores y escenas intimistas, más melodrama y ritmo pausado… En cualquier caso Wyler siempre mantuvo que esta cinta era un trabajo más de Hawks como otro cualquiera, mostrando un enorme respeto por la labor del director que le precedió en la dirección. Tanto es así que el propio Wyler reconocería que las primeras escenas son lo mejor de la cinta, adjudicadas íntegramente a Hawks. Una honestidad y profesionalidad ejemplar, que por supuesto Hawks, tan admirador de los grandes profesionales, valoraría en su justa medida.
En el campo interpretativo llama la atención, sobre todo, por dos aspectos: la oportunidad de ver al actor secundario Edward Arnold (famoso y recordado sobre todo por sus papeles de frío y despiadado empresario o empresario tierno en distintas producciones de Frank Capra) en un papel protagonista y también disfrutar de la interpretación y belleza de otra protagonista de lujo, la malograda Frances Farmer (cuyo carácter independiente la hizo no compartir ni adaptarse al sistema de estudios y esto impidió que se convirtiera en estrella además de sus continuos problemas con el alcohol y problemas de salud mental). También está presente Joel McCrea, que durante la década de los 30 y 40 fue galán indispensable y cómico fetiche de Preston Sturges. Tampoco faltan, entre otros, dos secundarios de lujo como Walter Brennan (lo recordaréis como ese maravilloso anciano cascarrabias de Río Bravo) y Mary Nash (uno de sus papeles más memorables es el de madre sufrida y surrealista en Historias de Philadelphia).
Rivales, una más de esas interesantes películas hoy en día caídas en el olvido, no es perfecta, pero si es una historia realmente entretenida e intensa, una de esas historias que nos contaba la vida de un hombre y familia a lo largo de los años y sacaba los defectos y virtudes de todos sus miembros, los fracasos y triunfos, los errores y aciertos, los amores y odios… Disfrutemos de los matices que un Edward Arnold es capaz de ofrecer a su personaje que a través de un gesto, sonrisa o mirada expresa mil sentimientos, o de ver cómo surge el amor entre dos jóvenes que primero discuten y se pegan y luego se ayudan ante una catástrofe casera, o enternezcámonos ante un hombre bueno con cara de Walter Brennan, o disfrutemos de la pelea en un saloon donde las bandejas de los camareros sirven de efectiva arma arrojadiza…
Excelente película, algo desconocida en la carrera de estos dos famosos directores, que empieza como un western de madereros en el norte de Wisconsin y acaba convirtiéndose en un melodrama febril.
Inicialmente dirigida por Howard Hawks hasta que fue despedido y terminada por William Wyler la película conserva curiosamente rasgos de ambos directores. De Hawks, hacedor de los dos primeros tercios, a través de un western sobre cortadores de leñas de tono ecológico, de que nos cuenta las andanzas de Barney Glasgow Edward Arnold, un enérgico y ambicioso capataz inteligente y arribista que va dejando cadáveres en el camino en pos de su ascenso social, salvo la eterna amistad con el sueco (Walter Brennan, que ganó el Oscar), poblado por las típicas loas a la amistad y al compañerismo colectivo. Esta parte inicial cuenta con unas extraordinarias escenas del transporte de troncos de una fisicidad hipnótica –algo tendría que ver el trabajo de dos de los mejores directores de fotografía de la historia Gregg Toland y Rudolph Maté-
Muchos años después ya asentado y con una vida completamente aburguesada, casado y con hijos, trata de revivir en el presente las decisiones equivocadas del pasado en el que abandonó al amor de su vida. Es en este último tercio donde se aprecia la mano de Wyler, cuando la película se dirige por los vericuetos del melodrama.
A pesar de su conflictivo origen es una gran película, plagada de virtudes, con un espléndido plantel de actores y excelentes secundarios que sorprenderá a los buenos aficionados.