Riff-Raff
Sinopsis de la película
Drama social, sazonado de amor y humor, sobre las clases trabajadoras. Stevie (Robert Carlyle), un joven obrero de Glasgow recién salido de la cárcel consigue trabajo en Londres en una empresa de la construcción. En la capital británica Stevie se enamora de una joven cantante adicta a las drogas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Riff-Raff
- Año: 1991
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
7
53 valoraciones en total
Me encanta Loach. Es la última isla que nos queda en este apocalipsis del cine en el que se hacen tan solo dos o tres buenas películas al año. El título de la crítica obedece a que no es un cine divertido ni comercial ni nada por el estilo. El Loach que me gusta comienza por esta película, sigue con Lloviendo piedras, Mi nombre es Joe y La Cuadrilla. En ellas, se nos muestra una sociedad inglesa en decadencia, muy similar a todas las sociedades europeas de los países de la primera velocidad, donde pululan personajes muy poco atractivos para el público de butacón pero muy cercanos a nosotros, son los mismos que vemos todos los días al ir en tren o metro al trabajo, personas que trabajan, sufren para llegar a fin de mes, se enamoran, luchan y así se pasan toda su miserable vida, todo ello ante un gobierno decadente, corrupto, demagogo y lleno de imbéciles. A mí, personalmente, además de ver películas de Spielberg, Tarantino o demás actualidades , de vez en cuando, me apetece ver una peli de Loach, para coger impulso en la vida, para pensar, para disfrutar de personajes con los que convivo todos los días.
Y sí, efectivamente, Loach es de izquierdas y no lo esconde, y es lo preciso para poder rodar este tipo de películas y que te llegen al corazón, y es crítico con su gobierno, que es la postura que debe tener toda persona inteligente en la vida, ser crítico con el gobierno que le manda al paro, que reconvierte las empresas donde trabaja, que le prohibe fumar, que no sea obeso, que haga deporte, que cobre una miseria cada mes, que no sea capaz de pagar una vivienda en toda su vida, que permite que se mate en su coche…claro que hay que ser crítico con cualquier gobierno, faltaría más.
Gracias Loach, no te dediques al parchís por dios, sigue haciendo películas para que disfrutemos lo que nos quede de vida, y al que no le guste, que no la vea coño.
Uno de los títulos de la época más dorada de Loach (finales de los 80, década de los 90). Es un drama de corte sociolaboral rodado de forma sencilla y austera (por momentos casi un documental), regado de amor y humor, con notable viveza en los diálogos y una exposición que, entre ese follaje liviano, esconde la fiera de las malas condiciones laborales, de la siniestralidad y eventualidad, de la burbuja inmobiliaria (sí, ya en los 90) y del falso derecho universal a una vivienda. Es, pues, un film político y que no elude la reivindicable, más que nunca, lucha de clases. El romance del protagonista y el humor, unido a unas interpretaciones sólidas y naturales la confieren ser la obra respetable que es. Premio de la Crítica en Cannes, está dedicada póstumamente a su guionista Bill Jesse.
Es buen cine militante, muy necesario, un clásico de Loach.
Sí señores, la gentuza sufre. A estas alturas es un cliché y ya apenas si nos detenemos a pensar en esos pobres diablos que malviven en barrios marginales dependiendo de trabajos miserables o de la delincuencia para subsistir. Qué terrible debe ser vivir según la ley del más fuerte, día a día, sin tiempo para otras cosas más enriquecedoras para el alma. Qué horrible es la vida de la gentuza.
Pero en realidad hasta la gentuza tiene una historia que contar. Una buena historia. La gentuza ama, sueña, se emociona si alguien recuerda su cumpleaños, es capaz de preocuparse por alguien a quien apenas conoce si siente que esta persona podría hacerle más llevadera la carga de su vida. Y pocos realizadores dotados del genio y la lucidez de Ken Loach pueden transmitir la humanidad de esta gentuza tan ajena y volverla cercana a nosotros, el mundo aparte.
Abstenerse todos aquellos que aún besan los pies de Reagan, Thatcher y demás especímenes anacrónicos que inexplicablemente aún tienen acólitos que defenderán su inhumanao legado a capa y espada, ladrando frases de Gladiator y dándose golpes en el pecho cual gorilas. La verdadera gentuza, vamos.
La mejor película de Loach. Drama, romance, humor….. elementos presentados de una manera sencilla, y que sin embargo funcionan a la perfección.
Primera ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990, Margaret Thatcher fue una de las mayores propulsoras en el mundo del exterminio de los sindicatos. De esta manera, consiguió que los trabajadores ingleses quedaran a merced de los empresarios y aumentó significativamente el desempleo, pues echar a un trabajador se convirtió en cosa de firme aquí, tome su paga, y queda despedido. La reeligieron por ganarle una guerra a los argentinos en la que éstos solo pretendían recuperar una tierra que les pertenece: Las islas Malvinas. Y aspiraba aún a una tercera reelección, pero por suerte, la dama de hierro (y el hierro se oxida), tuvo la impopular idea de crear el poll tax (impuesto per cápita) con el que pensaba poner a todo el mundo a pagar el mismo impuesto, independientemente de cuanto fuera su renta anual, y su oposición a la por entonces pretendida Unión Europea (¡Inglaterra es sólo una y no se mezcla con la riff-raff!, pensaría), hicieron que su aceptación se fuera al traste… y tuvo que renunciar como primera ministra y como líder del partido conservador. Ni siquiera las mujeres inglesas la recuerdan con beneplácito, pues Thatcher hizo apenas nada por sus reivindicaciones sociales.
En ese año 1990, el director Ken Loach, franco y resuelto opositor al thatcherismo, centra la historia de RIFF-RAFF para mostrar como lucía la clase obrera después de 11 años de gobierno conservador. El panorama resulta penoso y desolador: imposibilidad de sindicalizarse, totalmente negado el derecho de réplica, ausencia absoluta de seguridad laboral, inestabilidad total de los trabajadores, salarios misérrimos, pagos a riesgo de cheques sin fondos… y de paso, los trabajadores se obligan a vivir en lugares inseguros donde la delincuencia pulula por doquier.
Con gran esfuerzo, Loach trata de realizar una ácida comedia, sin mucho de dónde agarrarse, pues el ambiente general hace que sobrevivir sea una guerra de cada día. Sin embargo, hay lugar para la camaradería, para el gesto solidario, para el ocasional esparcimiento, y hasta para un poco de amor… aunque también en éste penetre la angustia de vivir.
Y cuando ve uno estos pequeños, pero vitales lazos de unión, se pregunta entonces: ¿Quiénes son los que constituyen la riff-raff (gentuza) de que habla la película? Bajo la acepción de gente despreciable ¿serán aquellos obreros de la construcción que se sostienen cada día en medio de las limitaciones y los abusos? ¿O habrá alguien más que actúa literalmente como gente abominable?
No son necesarias las respuestas. Son mejores las evidencias… y en RIFF-RAFF podrás encontrarlas debidamente servidas.
Debut cinematográfico de Robert Carlyle, haciendo de Stevie el sensible joven obrero, enamorado de una joven cantante depresiva y dispuesto a que no se repita una historia que ya le lacera el alma. Y encomiable presencia de Ricky Tomlinson, el avisado y simpático Larry, quien luego repetiría con Loach, y con gran éxito, en Lloviendo piedras.
3 millones y medio de personas sin empleo, varios millones de familias sin un techo… y una clase obrera en manos de los explotadores sin posibilidad de defender sus derechos, es la herencia de un gobierno, que el pueblo inglés recordará siempre con rabia y con tristeza.