Reparar a los vivos
Sinopsis de la película
Todo comienza de madrugada en un mar tempestuoso con tres jóvenes surfistas. Unas horas más tarde, en el camino de vuelta sufren un accidente. En el hospital Havre, la vida de Simón pende de un hilo. Mientras tanto, en París, una mujer espera un trasplante providencial que le pueda prolongar su vida. Thomas Remige, un especialista en trasplantes, debe convencer a unos padres en estado de shock de que ese corazón podría seguir viviendo en otro cuerpo. Y salvar, tal vez, una vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Réparer les vivants aka
- Año: 2016
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
5.8
67 valoraciones en total
Réparer les vivants es un canto de amor a la posibilidad de que un órgano, que nada tiene que hacer en un cuerpo con muerte cerebral, salve la vida de un ser enfermo sin ninguna otra alternativa.
Todo el proceso, desde el accidente que pondrá en marcha toda la maquinaria, está contado meticulosamente. Cada uno de los profesionales, ungidos por una sensibilidad humana cada vez más extraordinaria, actuará como una pieza fundamental en un engranaje de relojería en el que nada puede fallar: información a las partes, coordinación de los distintos equipos, viajes, dobles operaciones…….
Y en medio las vidas de unos y otros: empleados de centros hospitalarios, familiares, enfermos, transportistas, cirujanos…… con sus miserias diarias, con sus expectativas, con sus borbotones de amor y sus carencias afectivas.
La directora francesa, nacida en Costa de Marfil hace 36 años, adapta la novela de Maylis De Kerangal con un cuidado y respeto exquisito, explicitando algunos aspectos de la operación de trasplante que al espectador le eran menos conocidos.
La música y el, a la vez, sedoso y áspero paso del tiempo, crean una atmósfera propicia para acompañar esta historia, que podría parecer una hagiografía pero que está sucediendo de manera bastante parecida, todos los días del año en cientos de lugares.
Debería servir al menos para crear conciencia de lo importante que es regalar vida, cuando la nuestra o la de nuestros seres queridos está ya al otro lado del túnel.
Desconsolador drama que gira alrededor de la donación de órganos que si bien en lo que cuenta podría catalogarse de telefilme de sobremesa, el modo de hacerlo sí que goza de un potente estilo visual que sitúa un previsible guión por encima de otras producciones similares.
En lo referido a actuaciones hay algunas bastante buenas y comedidas aunque otras resultan un tanto sobreactuadas pudiendo llegar a sacarte de la película. Al final lo que realmente destaca y te mantiene en vilo es una realización que se centra en mostrar unos hechos trágicos del modo más realista y sincero posible.
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Drama que profundiza de lleno en el tema de los trasplantes de órganos, lo hace de una forma concisa pero intenta transmitirnos emociones que en su mayoría no llegan. Las interpretaciones en líneas generales están bien, sobre todo la que recibe el órgano, para mi es la que mas se acerca a la realidad. Intenta mentalizarnos sobre este delicado tema que para mi debería ser casi obligatorio en cualquier circunstancia, no hay nada como poder dar vidas y eso está en la mano de cada uno. En general película interesante sin mas, para pasar un rato pero poco mas, no acaba trasmitiendo todo lo que el guion pretendía.
Reparar a los Vivos es el tercer largometraje del director nacido en Costa de Marfil, Katell Quillévéré basada en la premiada novela del escritor francés Maylis De Kerangal. El libro explora los dilemas filosóficos de las donaciones de órganos y, aunque la trama es simple, Katell Quillévéré consigue dotarla de emoción y mostrar su visión humana sobre la interconexión de los seres humanos y el frágil milagro de la vida. El año pasado, Reparar a los Vivos, fue seleccionada para importantes Festivales de Cine como Venecia, Toronto o la Seminci de Valladolid. Estreno el 4 de Agosto.
En la séptima y última jornada de la Semana Internacional de Valladolid, Seminci 2016, tuve la ocasión de ver Reparar a los Vivos, de Katell Quillévéré, una película que nos lleva por el largo y triste camino de la donación de órganos cuyo inicio empieza por su propia aceptación. La historia comienza con tres jóvenes surfistas disfrutando de las olas de un mar revuelto. En el viaje de vuelta en coche, el agitado día les adormece y sufrirán un accidente en el que el único que no llevaba puesto el cinturón de seguridad, Simón (Verdet Gabin) se encuentra en estado de muerte cerebral mantenido vivo por las máquinas. Los padres de Simón se enfrentan a un dolor insoportable y difícil de digerir, pero los órganos están vivos y pueden servir para salvar la vida de otra persona, por lo que al final los padres aceptan la donación y aparece en escena Claire (Anne Dorval) que sufre una enfermedad del corazón y espera un donante. Ella será la elegida para recibir el corazón de Simón.
Reparar a los Vivos es mucho más que una película sobre la donación de órganos, es una representación de todas las personas que intervienen en el proceso. Se nos presenta a la familia destrozada que debe tomar tan delicada decisión, el equipo de médicos intervinientes en el proceso, desde mediadores a enfermeros, psicólogos, cirujanos…, para finalizar con la presentación de la esperanzada familia receptora de la donación.
Hay tres relatos distintos pero entrelazadas en la película que se muestran como un complejo caleidoscopio de historias y sentimientos. Los padres separados de Simón (Emmanuelle Seigner y Kool Shen) reunidos por una tragedia, perplejos ante el desastre que les ha tocado vivir, una madre soltera, Claire (Anne Dorval) a la espera de un trasplante de corazón y a la que vemos fumar un cigarro furtivo (quizás tenga algo que ver), y el grupo de profesionales médicos involucrados en el proceso de trasplante de órganos, en la figura del cirujano jefe (Bouli Lanners) encargado de informar a los padres de la muerte cerebral de Simón, la nueva enfermera (Monia Chokri) que ayuda a éstos a mentalizarse y acostumbrarse con la fatal pérdida al tiempo que cuida de Simón con sumo cariño y delicadeza, o el coordinador de trasplantes, Thomas Rémige (Tahar Rahim), acostumbrado a guiar a los padres desolados hacia su terrible decisión, con la delicadeza y fineza que se requiere en esos momentos.
En cierta forma, la película es casi una alabanza a la profesión médica, se necesita rápidamente extraer el corazón, conservar y mantener el órgano vivo durante su traslado (a veces largo viaje), para que finalmente un nuevo equipo médico realice el trasplante. Toda una serie de pequeños enlaces que permiten ese gran milagro: cuando una vida termina, a otra se le da la oportunidad de continuar. Al término de la película nos enteramos de todo el complicado proceso que conlleva una donación de órganos como si se tratara de un documental de ficción.
Conoceremos la perfecta sincronización de efectivos y medios existentes antes y durante la realización del trasplante, hasta el punto de presenciar, como si fuéramos alumnos de la Facultad de Medicina, la pericia en el manejo y la utilización del bisturí tanto para extraer el corazón de Simón, como para instruirnos sobre la incisión en el nuevo cuerpo donde se realiza el trasplante y poder contemplar el latido de este órgano que inicia una nueva vida. La intención de Katell Quillévéré es que veamos un trasplante de órganos como un espectáculo bello donde la muerte da paso a la vida y hacernos reflexionar sobre lo extraño que resulta ese equilibrio existente entre la vida y la muerte. Aunque entiendo perfectamente el mensaje de Quillévéré, según mi modesta opinión, se podía haber evitado alguna que otra escena de cirugía tan detallada y explícita.
La muerte del personaje principal en una película normalmente implica la finalización lógica de la historia, sin embargo en Reparar a los Vivos, simplemente supone el comienzo de la misma. Una serie de flashbacks nos permite conocer realmente a Simón tras su muerte, revisar su vida, conocer sus aflicciones, sentimientos y aspiraciones. La muerte prematura de Simón trae dolor para una familia y esperanza para otra, con lo que Quillévéré crea una exploración enternecedora no sólo de la muerte, sino también de la vida, el amor y la fragilidad. Resulta conmovedor ver a todos los personajes de Reparar a los Vivos, relacionarse unos con otros, mostrando tanta fragilidad, como si la vida misma fuese algo efímero. Katell Quillévéré realiza un brillante y emocional retrato sobre las vueltas inesperadas que da la vida.
Por limitación de espacio, el resto de la crítica en:
Cinemagavia: https://cinemagavia.es/pelicula-critica-reparar-a-los-vivos/
Hay películas que las ves un día y no otro, porque vienen a decirte algo, porque de algún modo te ponen a pensar, un poco. De alguna manera las películas me terminan eligiendo a mí y no yo a ellas. Reparar a los vivos me llegó ese día. Y me puso a pensar, efectivamente. Hay películas que encienden ese dispositivo de la reflexión, sin quererlo, apenas. El film de Katell Quillévéré lo hace, sin estridencias ni artificios, desarrollándose en medio de un intimismo conmovedor. Una mirada a partir del dolor y también del amor. Un análisis sobrio y minimalista sobre cuestiones tan mundanas y rutinarias que abordamos y analizamos simplemente cuando nos pasan por encima.
Reparar a los vivos luce un elenco coral perfecto. No desentona. No se desajusta a los parámetros dramáticos, a sus dimensiones, algunas de ellas muy pequeñas pero necesarias. Todo se acomoda, como la música, esa banda sonora de Alexandre Desplat: placer para los sentidos.
Hay películas que llegan un día y no otro, sí. Hay películas que te dejan pensando. No se por qué, pero lo hacen. Y lo agradezco.