Regreso a Howards End
Sinopsis de la película
Finales del siglo XIX. Margaret Schlegel (Emma Thompson) y su hermana Helen (Helena Bonham Carter) son dos mujeres cultas y emancipadas para la época en que viven. Su relación con la convencional familia Wilcox acaba en enemistad. Sin embargo, pasado cierto tiempo, se establece una estrecha relación entre Margaret y la señora Ruth Wilcox (Vanessa Redgrave), quien, para disgusto de su familia, decide nombrar heredera de su mansión a la mayor de las Schlegel.
Detalles de la película
- Titulo Original: Howards End
- Año: 1992
- Duración: 140
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Opinión de la crítica
Película
7
80 valoraciones en total
Otra muestra de la impecable forma de hacer cine de James Ivory. Pocas pegas se le pueden poner a esta película en la que todo resulta brillante. Ivory se rodea habitualmente de un equipo técnico y artístico de primera y eso a menudo le sirve para conseguir un resultado notable.
También es verdad que pocas veces consigue transmitir las emociones de los hechos que narra. Y aunque esta sea una de sus mejores películas sigo distanciado de la intensidad de la historia.
Esto, en cambio, no me impide disfrutar de del talento de Emma Thompson y sobre todo de Vanessa Redgrave (y pensar que el oscar se lo dieron a Marisa Tomei), de la modélica ambientación, y del enorme talento del compositor y del director de fotografía (habituales de Ivory).
Y vuelvo a lo mismo, disfruto más con el envoltorio que con el contenido.
Ya había visto dos películas de James Ivory: Una habitación con vistas (1986) y Lo que queda del día (1993), y me pregunté si juntamente con ésta formaban una especie de trilogía o algo así. Mismos actores, películas de época , buenas familias, etc. Realmente, si hasta los premios conseguidos son idénticos: El Oscar al mejor guión adaptado y a la dirección artística, excepto en Lo que queda del día que no consiguió ninguno aunque tuvo 8 nominaciones. Y claro, la respuesta es no. No. No forman ninguna trilogía aunque tengan muchos elementos comunes.
De Regreso a Howards End me gustaron los vestuarios, la fotografía y la interpretación de Emma Thompson. Vanessa Redgrave está francamente bien en su papel, un tanto breve. Anthony Hopkins cumple, aunque bastante lejos de su inolvidable interpretación del mayordomo Stevens en Lo que queda del día. James Ivory recrea una sociedad y una época con su experta y maestra mano… Vamos, que tiene casi de todo. Unicamente le falta… seducirnos. Pero no se preocupen, James Ivory nos compensó justamente un año después.
Aunque la relación afectiva entre Paul Wilcox y Helen Schlegel se ha roto por disparidad de caracteres, la camaradería entre Margaret, la hermana de Helen, y la señora Wilcox permanece en un punto tan alto, que hasta tienen planeado ir a conocer la casa conocida como Howards End que, en las afueras de Londres, posee la ex-suegra de su querida hermana. Pero el viaje se interrumpe repentinamente y Ruth Wilcox cae gravemente enferma, al punto de que, presintiendo el final, decide legarle Howards end a su querida amiga… Pero la nota, en la que ha dejado constancia de su deseo, ha quedado en manos de su marido Henry, quien, de acuerdo con sus hijos Charles y Evie consideran que la madre no estaba en sus cabales al momento de escribir esa nota y entonces hacen lo que muchos otros harían…
Pero, como todos estos otros, los Wilcox también ignoran que el universo tiene sus reglas… y lo que veremos a continuación, es una magistral exposición de la manera como el hado reordena sus piezas para que, al final, suceda lo que en justicia tiene que suceder. Porque la justicia entre los seres humanos es bastante endeble, pero las leyes universales son de estricta aplicación y todo lo que el amor reclama, indefectiblemente se cumple.
Howards end (1910) fue la cuarta novela que escribiera el inglés Edward Morgan Forster (E. M. Forster) y fue de nuevo, Ruth Prawer Jhabvala, quien, con su profundo conocimiento de la sabiduría hindú, logró convertirla en ese magnífico tratado de la justicia universal. La estructura argumental es como un manso río que fluye sin obstáculos que le impidan seguir avanzando en su camino hacia el mar. Y mientras los Wilcox guardan absoluto silencio sobre lo negado, las hermanas Schlegel siguen inocentes de lo acontecido, siendo por ahora, las causas sociales, su única preocupación.
Helen es rebelde, justiciera y con una profunda conciencia de clase. Meg es tolerante, apacible y pareciera presentir que perdón y aceptación son lo suyo y que la justicia está en las manos implacables del universo. Henry, en cambio, siente que los únicos hilos los tiene en su mano y entonces se mueve entre su capricho y lo que la vida le impone cada tanto… y la historia se va reencajando de esa manera que es siempre un gusto poder apreciarlo
.
Esta es la suerte de filme que nos devuelve la confianza, que nos demuestra que no estamos solos, y que nos pide comprender que nuestra única obligación es hacer lo que es justo, porque las leyes del universo están siempre dispuestas a poner las cosas en su lugar.
Excelente reparto con Vanessa Redgrave, Anthony Hopkins, Helena Bonham Carter, Emma Thompson y Samuel West en inmejorables actuaciones.
Creo que, el director James Ivory, tiene aquí su obra maestra.
Título para Latinoamérica: EL FIN DEL JUEGO
Howards End es testigo y a la vez desencadenante de los sucesos que ocurren y aunque se trata de una película de época, se plantean temas como la desigualdad social, el sentido de la responsabilidad y los avatares del destino.
El buen gusto y la técnica de Ivory relucen en todo su explendor, las actuaciones son impecables con unas Vanessa Redgrave y Emma Thompson a un nivel insuperable y el guión es magnífico entrelazando perfectamente las distintas historias de los personajes.
Ciertamente no es santo de mi devoción James Ivory, demasiado parecido a Ridley Scott. Sí, si bien se mueven en mundos distintos, el estricto y relamido clasicismo Victoriano y el modernismo efectista de spots publicitarios llevados al cine, en ambos casos, es más importante la forma que el fondo y la estética se convirte en protagonista prioritario. La historia pasa a un segundo plano. Tiene sus excepciones, y una de ellas es sin duda la película que nos ocupa, realmente magnífica y con una densidad dramática y de personajes envidiable. Hay talento en la plasmación de complejidades humanas, que se nos muestran de forma sútil y nada recargada. Estética, elegancia y refinamiento sí, pero inmersos en una historia y su desarrollo. Magnífica obra.