Red Handkerchief
Sinopsis de la película
Minami e Ishizuka son dos agentes de la policía de Yokohama que persiguen una importante suma para a unos traficantes de drogas. Sin embargo el dinero acaba por casualidad en las manos de un vendedor ambulante que no quiere revelar su paradero. Tras enfrentarse a la policía y dispararle Mikami en defensa propia, éste queda expulsado del cuerpo, hasta que, después de algunos años, un detective le encuentra y le insta a regresar a la ciudad. Al parecer la pérdida del dinero y que su compañero Ishizuka haya conseguido fundar un imperio a partir de la construcción de un centro comercial tiene algo que ver…
Detalles de la película
- Titulo Original: Akai hankachi
- Año: 1964
- Duración: 99
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Dos hombres separados por el tiempo, enfrentados a causa de él, dos amigos cuya amistad ahora es poco más que ceniza, y la razón es el dinero, siempre el dinero.
Nos volvemos a meter de cabeza en un particular y oscuro mundo criminal de individuos perdidos que desean redimirse y traidores sin escrúpulos…
Puede que a mitad de los 60 muchos directores estuvieran despuntando en Nikkatsu o siendo ya figuras respetadas (Takumi Furukawa, Ko Nakahira y en especial Koreyoshi Kurahara, Seijun Suzuki y Shohei Imamura), pero el que aún seguía ostentando la posición más alta era Toshio Masuda, un emperador según muchos, porque película que estrenaba, película que batía récords en taquilla, le ayudó mucho tener de estrella al tan idolatrado Yujiro Ishihara, pero sus sobradas virtudes como cineasta hubieran bastado. Ya llevaba seis años colaborando con él, y parecía no querer soltarle…
A partir de la exitosa canción que el actor compuso en 1.961, Akai Hankachi , el director acepta el encargo de una película usando dicha tonada como elemento principal, despliega de nuevo su talento tras la cámara durante un prólogo trepidante y muy clásico de su cine, donde dos policías, Ishizuka y Mikami, han de interceptar a un individuo que posee una buena cantidad de dinero para financiar el tráfico de drogas. La violencia desatada entre esas calles de Yokohama oscuras y sucias establece el escenario y la atmósfera del film, perfilada por los tonos ásperos y apagados de la fotografía de Shigeyoshi Mine.
Que el perseguido sea atropellado, el dinero acabe por accidente en manos de un vendedor ambulante y éste se enfrente a los dos protagonistas a punta de pistola no quiere decir nada, todo este torrente de emociones inicial de repente se evapora cuando la hija del anciano (Reiko) lanza su desprecio a Mikami entre el barro y la mugre de los barrios bajos donde ésta trabaja. Y entonces la intriga se deshace en un paréntesis de cuatro años, con la desesperada búsqueda de éste por parte de un compañero detective (Tsuchiya) en una zona inhóspita y helada, su regreso es el punto clave de la trama.
De este modo Masuda recurre una vez más al drama del perdedor que ha pretendido fallídamente refugiarse en el olvido y debe volver sobre sus propias huellas para reparar su pasado, teniendo en cuenta que es Ishihara el (anti-)héroe, esta Red Handkerchief se conecta directamente con los dos primeros trabajos que hizo con él ( Rusty Knife y Red Pier ) y sus homólogos Yukihiko y Jiro (aquí incluso tiene el mismo nombre). El peso de un trauma que cambia para siempre la existencia del protagonista es la base del argumento, las sospechas del robo del dinero por parte de Ishizuka y su ascenso social impulsa el suspense, Masuda es lo suficientemente ingenioso para saber equilibrar ambas cosas.
Otra evidente conexión entre este film y Red Pier es el papel que desempeña el siempre solvente Hideaki Nitani, otra vez de secundario ambiguo, débil, cobarde y violento bajo apariencias de tipo honesto y leal, de por medio, y como no puede faltar en un producto de estas características, una mujer se inmiscuye en medio de los otrora compañeros, que no es otra que la misma Reiko. De este modo un triángulo amoroso puesto contra las cuerdas y oprimido por las sospechas, la desconfianza, los celos, la corrupción y el odio, cada vez con más intensidad mientras se desarrollan los acontecimientos.
Si Red Handkerchief tiene algo a su favor es que, a diferencia de otros thrillers del nativo de Kobe, no presenta subtramas innecesarias ni tampoco complejos giros de guión, Masuda enfoca directamente a Ishihara y su álter-ego, y los hechos suceden desde su punto de vista, a excepción de ciertos momentos concedidos a la chica. Se permite de igual modo escudriñar (como siempre ha hecho) en la psicología de estos torturados personajes y registrar su progresiva escalada de neurosis, hastío y violencia haciendo uso de una puesta en escena inventiva y rica en detalles, la misma de la que se sirve para sus secuencias de acción, frenéticas y viscerales.
Pese a los puntos a su favor es difícil pasar por alto ciertas incongruencias típicas de las producciones de Nikkatsu, que lastran el conjunto y le restan credibilidad, lo primero es que definitivamente nada induce al espectador a creer que Reiko deba enamorarse de Mikami (pero todo el mundo quería que el héroe se la llevara…), y lo segundo es la manera tan torpe e incompetente que tiene el guión de introducir a la yakuza, cuyas intervenciones son poco menos que ridículas (se dedican a pelearse, gritar un poco, amenazar y salir corriendo cuando llega la policía…).
Por su parte Nobuo Kaneko, en una de esas pocas veces donde no hace de villano, tampoco funciona como Tsuchiya, quien sólo va de aquí para allá, aparece siempre en la escena del crimen (¿es que no hay más detectives en la ciudad?) y da consejos inútiles aunque bienintencionados a todos. Y la cámara de Masuda, gracias a su operador Mine, ya logra por sí sola imprimir ese clima deprimente, de desesperanza y tristeza a las calles de Yokohama…no es preciso ver a Ishihara paseándose de vez cuando con su guitarra y demostrando lo bien que se le da cantar de forma tan melancólica (pero eso era algo muy típico de la época y de Nikkatsu).
Sí que merece rescatarse ese intenso clímax a las puertas de la comisaría, reviviendo los protagonistas los hechos del principio como si así el círculo de desgracia y fatalidad se viniese a cerrar de manera perfecta, equilibrándose el universo y aplicándose la divina justicia.
Aunque lo que más destaca en este último tramo es la vigorosa interpretación de Nitani, más que el sobreexceso dramático al que se presta Masuda. El film es, por supuesto, otro enorme éxito y estará considerada, hasta el día de hoy, una de las joyas de la productora y del género en la década de los 60…cosa de la que un servidor discrepa.