Quo Vadis (Una historia de la época de Nerón)
Sinopsis de la película
Siglo I d.C.. El oficial romano Marco Vinicio regresa de la guerra en Asia Menor y visita a su tío Petronio, amigo del emperador Nerón. Vinicio le confiesa que se ha enamorado de una joven misteriosa, Ligia, a quien ha conocido en la casa del general Aulus Plaucius. En una fiesta, Vinicio trata de aprovecharse de Ligia, pero su protector, el gigantesco Ursus, la saca de palacio y la lleva al lugar donde se reúnen los cristianos. Cuando Ligia es acusada de haber asesinado a la hija de Nerón, Vinicio la busca en las catacumbas. Pero la vida de los cristianos peligra al ser acusados de haber provocado el incendio de Roma, ordenado en realidad por el emperador.
Detalles de la película
- Titulo Original: Quo Vadis?
- Año: 2001
- Duración: 170
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Opinión de la crítica
5.6
20 valoraciones en total
Sólo conocía, de Kawalerowicz, Madre Juana de los Ángeles y esperaba algo más de esta adaptación de la novela de Henryk Sienkiewicz. Si por algo destaca es por su fidelidad al argumento original, pero por esa misma fidelidad resulta excesivamente apresurada, lo que paradójicamente es muy poco fiel al ritmo tranquilo del libro. Ocurre con mucha frecuencia en la adaptación de novelas río y best-seller de cualquier índole: en el metraje de un film no da para condensar todos los acontecimientos de una novela de ese tipo. De hecho, esta adaptación tiene toda la pinta de ser la versión cinematográfica de una mini-serie televisiva, donde todo sería más extenso y con algo más de atmósfera. Aquí resulta evidente también que el interés de los responsables ha quedado para la parte final, donde se han condensado los no excesivos medios de producción (antes, se ha notado bastante cartón-piedra). Es la parte del incencio de Roma, la persecución de los cristianos y su martirio en el circo presidido por Nerón, cosas todas ellas que han quedado como estampas (molestamente) características de la Semana Santa, época donde siempre cae alguna versión de esta historia.
No es una mala película. Todo es muy correcto, y no tiene demasiado que envidiar a la versión hollywoodiense de Mervyn Leroy, mucha más conocida y que destacaba sobre todo por su estupendo reparto, Peter Ustinov a la cabeza (el Nerón de esta ocasión no es tampoco un actor nada malo, aunque los excesos megalómanos de este personaje, y su paranoia, ya suenan demasiado a lugar común). Aquí, no todos los actores están tan bien, pero en general es un trabajo digno. Sin embargo decepciona sobre todo, teniendo en mente el libro, la sensación continua de estar asistiendo a una ilustración aplicada del original, sin más aliciente que el reconocimiento de las anécdotas que se van sucediendo. Y eso es un doble hándicap siendo la adaptación polaca de una novela polaca. No es un simple detalle, porque la historia original tiene un trasfondo de reivindicación nacionalista (la tribu a la que pertenecen Ligia y Úrsulo proviene de las tierras que luego serían Polonia, y la ocupación romana es un paralelo a la que sufría a finales del s. XIX) y el propio autor de la obra fue un defensor de la causa de este pueblo. Se me pueden pasar muchos detalles y estar equivocado, pero me da la sensación de que si se hubiera rodado en cualquier otro lugar no se hubiera notado demasiado la diferencia. Claro que para eso habría que verla en versión original… y seguramente también saber polaco.
Desde tiempo casi inmemorial, cualquier realizador de cine que se precie sabe que hay una sutil pared entre el cine y la literatura, sutil, sí…pero que cuando se sabotea puede llegar a producir consecuencias nefastas. Melvin Leroy lo sabía, y sabía poner en práctica los engranajes necesarios, para, respetando este principio sine quanun , ofrecer al espectador espectáculo de masas y bellas imágenes y diálogos, algo que lamentablemente no está al alcance de Kawalerowicz.
El cine europeo, responsable de tantas obras maestras, debe de verse, no obstante, al menos en España, con los ojos y la mente del que sabe a lo que se enfrenta. Un cine mucho más introspectivo, con narrativa más directa y abrupta, y menos concesiones al desvío: hasta ahí bien.
Pero el problema es cuando, enfrentado a una adaptación, cuyo rodaje ya obsesionaba al director polaco de mucho tiempo atrás, éste sucumbe a una especie de epifanía nacionalista, que le hace pensar que, todo aquello en el guión pergueñado que no sea Henryk Sienkiewicz en estado puro, puede devenir, a los ojos de un público
polaco, Adorador de las obras Tótem de la Patria en herejía imperdonable.
Poseído de santo temor y haciendo alarde (ante el Papa) de una escaso conocimiento del oficio, Kawalerowicz se niega categóricamente a empujar un verbo contra un sustantivo, de forma que no esté claramente señalizado en el texto fuente, trayendo a la pantalla una adaptación de tintes demasiado teatrales, con, eso sí, desmedidas (para ser teatro) cajas de escenario.
El previsionado de la película por sus responsables, es en donde probablemente se advirtió de forma definitiva que ni la realización (telefílmica), ni la proliferación de escenarios grandilocuentes (por mucho circo romano que se construyera para el film) salvaban la pobreza expositiva de una fotografía videotape , ni mucho menos la intrascendencia interpretativa de sus intérpretes (especialmente la del actor que incorpora a Petronio, un personaje que ofrecía infinitas posibilidades, aquí tristemente desaprovechadas, convertido el mismo en una figura plana, sin ese matiz maravillosamente socarrón y personal que supo imprimirle en su día un magistral Leo Genn. Esto, y otras razones fueron las que llevaron Kawalerowicz a estrenar su película ante un arrobado Pontífice, y terminar ahí la trayectoria, ente la imposibilidad de estrenarlo en las salas comerciales. con más abundamiento cuando los efectos de un presupuesto limitado se hacen omnipresentes en la reiteración de los escenarios de exterior. Uno para toda la película . y la pésima recreación del incendio de Roma, algo así como las Fallas de Valencia en versión cutre, con escenarios de tablas y arpillera en plan trabajo manual de primaria.
Con una pareja protagonista de irreprochable genética, que a pesar de eso, hacen recordar entre suspiros al dúo
Taylor-kerr, poco más se puede decir de una película de vocación televisiva, sin más aportes que sus desmedidas pretensiones (excesivas para un realizador de cortos vuelos) y sus fallidos resultados. Sólo para curiosos del cine europeo ( bien o mal hecho) y celebradores acérrimos de la Semana Santa.
Después de ver esta versión de 2001 del reputado director polaco Jerzy Kawalerowicz ( Faraón ), siento necesidad de reivindicar una vez más la grandeza del cine clásico en todos los niveles. Ello porque esta versión no es mala, pero 50 años después no ha podido ni siquiera igualar a su antecesora en ninguno de los rubros. Ni la dirección de Mervin Le Roy, ni el guión, ni la fotografía, ni la música. Donde la diferencia se hace muy grande es en el rubro actoral. Robert Taylor con sus limitaciones no es superado por Pawel Delag, Magdalena Mielcarz -pese a su belleza- no logra igualar a Deborah Kerr. Párrafo aparte para Leo Genn y sobre todo para Peter Ustinov. Sólo ver a estos dos actores y compararlos con su reemplazantes de esta versión marca un tremendo abismo a favor de los primeros. Soy de los que está convencido que la semblanza que hace Ustinov de Nerón es una de las actuaciones más soberbias de toda la historia del cine. En fin, aun con todas la evolución que hubo en lo técnico, esta remake queda muy lejos de la gloriosa versión de la década del 50.-
Llevaba vista como media película en versión doblada al castellano, y me iba pareciendo una película digna, pero algo floja. Decidí cambiar a versión original con subtítulos, y la película mejoró notablemente. Lo que más me ha gustado es la delineación de sus personajes, el siempre sonriente Petronio jugando con fuego al mantenerse cerca de Nerón y manipularlo con su adulación, el vanidoso y psicopático Nerón en su papel de mediocre artista que se cree excelso, el que hace de espía traicionero (no recuerdo su nombre), Ligia con su inocencia y pureza. Ursus como gigantón protector. Marco Vinicio encuentro que resulta un tanto flojo para ser el protagonista, otro actor que hubiese sabido infundirle más carácter habría mejorado la película notablemente. Si tuviera que destacar una escena de la película, el sacrificio de los cristianos en el circo a garras y dientes de los leones me impresionó. No se cómo puede estar rodada esta escena, pero la encontré impresionante por su realismo e impacto. El incendio de Roma también me pareció muy conseguido. Por cierto, si no habéis visto Faraón del mismo director, no os la perdáis, yo diría que es la mejor película sobre Egipto que he visto nunca.
Me ha encantado esta cinta de Kawalerowicz sobre la célebre novela Quo vadis . Este film le da un toque actual a una historia clásica y que ha pasado de generación a generación. Los personajes están fielmente recreados y sobre todo de manera hermosa. Ligia se erige en un personaje puro e interesante, cuyos principios son claros. El amor permanece presente ya que es una lucha constante entre ambición y sentimientos. Los detalles que requieren su visionado, son preciosos en todo momento, Vinicio es un personaje complejo amén de todo el resto del equipo de reparto. Aquí el amor aparece vinculado al ámbito del espíritu más que al corporal, y eso es lo que le da emoción a la trama. El contexto histórico está fielmente plasmado en una época que ya de por sí es difícil de comentar sin posicionarse a favor de unos o de otros, y más aún plasmarlo. Destaca un Petronio, árbitro de la elegancia, ejemplo de sobriedad y que aleja el relato de la banalidad, da gusto verlo. Me ha impactado igualmente la actriz que hace de Eunice, pues representa el estado más supremo, el de la nobleza. Para saber más, nada a verla, que seguro que os roba el corazón, el tono narrativo es elevado, no hay nada de ella chabacano ni visto. Saludos.